UNA PROPUESTA NO TAN INDECENTE
Kagome volvió a la sala de conferencias un poco más respuesta a causa del encuentro con el señor Taisho.
Los cuatro hombres estaban compartiendo algún tipo de chiste, debido a su exceso de risa. Pero en cuanto ella cruzó esa puerta guardaron compostura.
―Kagome.
Su jefe avanzó hacia ella y le pasó un brazo por el hombro. Inuyasha únicamente tuvo que alzar una delgada ceja, fruncir la mirada y quererlo fulminar.
―El señor Taisho nos invitó a un almuerzo para celebrar el contrato.
Ella asintió, que poco conveniente. Y no le quedaba mas de otra que acceder a ir, se trataba de su cliente, a quien le había diseñado un edificio.
Pero al menos debía intentar.
―Nada me complacería que ir - mintió, fingiendo una sonrisa - Pero debo volver a la oficina. Se acerca lo de Du...
―El trabajo puede esperar, Kagome - interrumpió despreocupado su director.
¿Cómo qué podía esperar?
Como si fuera era él quien no se encargaba de diseñar los edificios y además no era quién daba la cara al cliente.
Apretó ligeramente los labios hasta hacerlos una fina línea. Su mirada fue directa hacia el hombre que estaba a un lado de ella. La moraba con una boba sonrisa y por algún instinto quiso borrarla con un puño.
―Pe...
―Bueno, no se diga más. Vamos todos.
Antes de que protestara una vez más, Inuyasha se había adelantado y la tomaba del brazo, desde luego ese acto pasó inadvertido ante sus jefes, lo vieron como si fuese un gesto de cortesía.
Pero solo Inuyasha y Kagome sabían lo que en realidad significaba.
Se miraron una vez más antes de salir de la sala de juntas.
Por más que el platillo estuviera apetecible, no lograba despertar interés en ella. Su estomago se había cerrado por completo. Únicamente era capaz de observar su entorno y escuchar la conversación de sus jefes con Inuyasha.
De hecho, estaba en medio de un director y él. Que a esa distancia podía oler su rica esencia masculina.
Sus largos brazos se movían al ritmo que mantenía su conversión. Y no pudo por un momento imaginar o más bien recordar como se había sentido estar entre ellos.
Permitiéndose mirarlo un poco más más a detalle, se detuvo en su camisa blanca y el nudo de su corbata perfectamente elaborado. Su boca al abrir y cerrar mientras decía algo y terminaba en una sonrisa.
Comenzó a sentir que le faltaba el aliento luego de que un intenso calor se apoderara de ella.
Recordar esos labios recorrer cada centímetro de su piel, detenidos ahí, justo en su vagina mientras la hacían llegar a un orgasmo que...
―Si me disculpas, debo ir al tocador.
Se levantó precipitadamente y de inmediato él hizo lo mismo, sin perderla de vista mientras desaparecía por un pasillo que conducía hacia el tocador.
Por un momento se permitió pensar seguirla, echarle seguro a la puerta y darle una segunda rienda suelta a su encuentro. Pero, debía mantener la compostura ante sus socios.
De hecho, se preguntaba cómo deshacerse de ellos para estar solo con Kagome.
En cuando entro al tocador dos chicas salieron de ahí riendo entre ambas por algún chiste. Se miró al espejo y abrió un poco la llave del grifo. Mojó sus dedos con agua fría y después pasó unas cuantas gotas por su cuello. Si estuviera ardiendo era probable que de ella emanara vapor.
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QUIÉN TE DIO PERMISO
RomanceReto de la página Mundo Fanficion Inuyasha y Ranma. Un reto siempre viene acompañado de una aventura pemigrosa y mss si dicho reto es conseguir un hombre vestida de prostituta... ¿Podrá Kagome ganarlo?