Capítulo 10

295 36 28
                                    

¿Quién te dio permiso?

― Pásame la dirección – le pidió Rin a Sango.

― ¿Por qué tendría que hacerlo? – preguntó la castaña, abriendo una caja de galletas de avena ― ¿Y porque Kagome no quiere que te pase la dirección donde va a ser lo de su progenitora?

Rin se rascó la cabeza frustra, delante de ella estaba toda la familia de Sesshomaru. Contaban con ella para darle esa información a Inuyasha y que él se encargara de buscarla. Pero cuando Sango prometía algo, no había forma de que la rompiera.

Frustrada, tuvo que sacar sus malas palabras y se sintió apenada por ello.

― ¡NO SEAS PERRA Y DAME LA PUTA DIRECCIÓN!

Kikyo levantó pulgares arriba en forma de alentarla, pero recibió un codazo por parte de Sesshomaru.

― Necesito unas amigas así. ¿Crees que me dejen entran en su círculo? – le susurró a su primo.

Pero éste ignoró por completo el comentario de su prima y se concentró en su novia, quien trataba de obtener información.

― Uyy – replicó la castaña, siendo inconsciente que muchos estaban atentos a esa llamada – Esa no es forma de hablarle así a tu amiga. Para empezar, dame una razón convincente por la que te la debería de dar.

― Porque Inuyasha está viajando a Argentina en estos momentos. Va a buscarla, a decirle que la ama. ¿Eso para ti no es razón convincente?

Rin tuvo que apartar el teléfono de su oído al escuchar un sonido del otro las del teléfono, era como si su amiga se hubiese caído tras aquella noticia.

― ¿Estas bien, Sango?

― Espera un segundo – le dijo Sango – La progenitora de Kagome le cambió planes y ahora solo hará un festejo íntimo en un restaurante. Te mando la dirección.

xxx

Kagome se detuvo delante del restaurante donde se iba a llevar a cabo la celebración de su madre. Llevaba un bonito vestido azul cielo que le llegaba dos dedos por debajo de la rodilla. Tenía adornos incrustados de mariposas y un escote que abarcaba toda su espalda.

Frunció el cejo, ella esperaba una celebración como de costumbre en su casa. acompañada de toda la crema y nata. Pero en cambio, a ultima hora le habló, diciéndole que se cambiaba todo y al final le dio la rección de aquel restaurante. También le había avisado a Sango donde estaría por si las cosas no resultaban bien.

¿Algo anda mal? ¿Su madre tenía problemas económicos, como para cancelar su fiesta anual de aniversario?

Había permanecido en la ciudad en el anónimo, oculta en el hotel, solo había salido a comprar el atuendo que usaría aquella noche. De vez en cuando apagaba su móvil para evitar que Inuyasha le siguiera marcando. Confiaba en que pronto dejara de hacerlo. Aunque no entendía muy bien porque insistía en buscarla, si ella misma le había dado la libertad de elegir y por lo que era evidente. Ya había decidido.

Al entrar fue recibida por el Hosstes. Al darle el nombre de la reservación la guio hacia una mesa apartada de todo. Su corazón se aceleró al ver al grupo de personas que estaban reunidas esa noche. Su madre, Sofia, su padrastro Menomaru, así como los padres de él y su media hermana, Ayumi, acompañada de su marido Hoyo y su hija.

El grupo, que antes estaba animado, se vio obligado a callar en cuanto la vieron llegar.

― ¿Por qué llegas tarde? – le preguntó su madre.

― Hola, estoy bien.

Sin responder tomó asiento a un lado de Ayumi, el otro lado de ella había una silla vacía pero no le prestó mucha atención. La única que parecía agradarle su presencia era la suegra de su madre, la madre de Menomaru.

QUIÉN TE DIO PERMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora