Prólogo.

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Todos los personajes que aparecen en este fanfic son propiedad exclusiva de Rumiko Takahashi, pero teniendo en cuenta que no voy a sacar ningún bien económico con esto solo lo hago pura diversión.

Hola a todos.

Me gustaría agradecer a partir de ahora a quienes pierdan un minuto de su tiempo para leer mis capítulos esté es un prólogo cortito y analizarlo.

¡Que todos ustedes los disfruten, espero que les guste mucho!

Prólogo.

El sol brillante y rojizo dibujaba el cielo y el mar con mil tonalidades de colores, mientras una ligera brisa movía suavemente su cabello negro azulado.

Sentada en el acantilado, Akane disfrutaba de la vista con el sonido de las olas como fondo de sus pensamientos. Después de los últimos acontecimientos, su padre había decidido que toda la familia se merecía un descanso y que lo que estaba por terminar era su último día de vacaciones de verano.

De hecho, el único que parecía necesitar realmente un descanso era el propio señor Tendo, ya había acumulado suficiente estrés el secuestro de su hija y su matrimonio fallido.

Un escalofrío recorrió la espina de la chica al recordar la terrible pelea con Saffron en el Monte Fénix. Todos lo habían pasado muy mal, especialmente ella. Aquella vez realmente había pensado que no lo lograría, pero la voz de Ranma gritando su nombre había logrado de alguna manera arrancarla del reino de los muertos y hacerla abrir los ojos de nuevo. Recordó las lágrimas del chico cayendo por su cara y sus fuertes brazos sujetándola a su cuerpo. Deseó poder quedarse así para siempre y ante ese pensamiento un inesperado enrojecimiento tiñó sus mejillas. A veces pensaba tontamente que le daba un poco de placer ponerse en peligro porque "su prometido" siempre venía en su ayuda. Esos eran los raros momentos en que Ranma parecía mostrar algo de cariño por ella.

"¿En qué estás pensando marimacho? ¿Por qué estás toda roja?". -la voz de Ranma la hizo dar un salto. Es evidente que el sonido de las olas había tapado sus pasos.

"Eh...debe ser el sol. Hoy ha sido muy fuerte". -no lo era, Akane tenía que inventar algo para cubrir su vergüenza.

Ranma se sentó a su lado de su prometida y Akane se voltio para mirarlo un sonrojo pareció en la chica. Ranma sonrió sin motivo aparente mientras el viento se movía con su camisa roja desabotonada enseñando su bien trabajado abdomen de su cuerpo como su duro torso y como despeinaba el cabello.

"Te he estado buscando desde hace tiempo, Kasumi me dijo que estaría lista la comida pronto y me pidió que viniera a buscarte. ¿Por qué estás aquí sola?". -preguntó de repente mirándola a los ojos.

"Sólo necesitaba pensar un poco Ranma". -respondió ella presa de esos ojos azules como el mar.

"¿Pensar en? ¿Sobre qué?". -preguntó con curiosidad.

"Nada en particular". -contestó mirándose las manos. "Sólo estaba pensando en los últimos acontecimientos en China y la pelea de Saffron". -Akane lo vio ponerse tenso a su prometido a él no le gusta hablar de lo que pasó aquel día en China su casi muerte.

"¿Por qué? ¿No estás bien? ¿Todavía te duele algo?". -la sonrisa de Ranma había desaparecido y ahora una cara de preocupación miraba a la chica.

"No, no, estoy bien, sólo pensé". "Que me gustaba tanto cuando me tenías en tus brazos". –Akane lo pensó en su pensamiento pero ella no le dijo nada de eso, por supuesto.

"Estoy bien Ranma, de verdad". -le dijo ella soltando una de sus habituales dulces sonrisas. "Vamos ahora, no hagamos esperar demasiado a los demás". -y se puso en pie, iniciando el camino hacia la posada.

Ranma se quedó mirando por un momento. Cada vez que Akane le sonreía así se quedaba sin aliento. Porque para un maestro de las artes marciales como él, esa sonrisa era la única arma capaz de derrotarlo.

Continuará.

Cree en nosotros una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora