14- Plegarías.

24.5K 1.2K 36
                                    

—Vladimir.

Supe que estaba en grandes problemas cuando subí al auto de esa manera desesperada, supe que estaba en problemas cuando baje en esa tienda y compre una botella de alcohol, supe que estaba en problemas cuando me la tome por la mitad mientras conducía sin rumbo fijo. Supe que estaba en problemas cuando mi vista se hizo borrosa y cuando de la nada mi auto comenzó a girar de manera desenfrenada sobre el resbaladizo asfalto de la autopista y terminé precipitándome al bosque que lo rodeaba, estampándome contra un gran árbol y perdiendo la conciencia.

Pero supe que estaba en verdaderos problemas, cuando la última palabra que salió de mis labios, fue su nombre.

Kira.

─────•☆•─────

—Kira.

El sudor frio corría por mi espalda con cada paso que daba sobre el asfalto duro del estacionamiento del hospital central, el sonido de una ambulancia llegando, la gente que salía del edificio y los que llegaban igual de preocupados como yo. Sentía como si mi cerebro estuviera sobre una rueda para hámster, mientras esta rueda flotaba sobre el mar oscuro, mi pecho se sentía apretado por cientos de cuerdas y mi respiración era tan lenta que me asustaba a mí misma, sentía que me iba a caer desmayada en cualquier momento.

—¿Cómo esta? — fue lo primero que pregunte al inglés a través del teléfono, mientras la voz me temblaba.

—No sabemos, está en cirugía, no nos han dicho nada, tratare de averiguar algo — respondió con la voz áspera y ese ligero acento inglés como siempre.

—¿Cómo tuvo el accidente? — recuerdo haberle preguntado a Ryan mientras me colocaba de pie y con las piernas temblorosas, corría a mi closet por ropa. Las manos me temblaban, mientras me ajustaba unas bragas y uno pantalones deportivos.

—Al parecer estaba bajos efectos del alcohol y chocho contra un árbol a la orilla de la autopista del sur — respondió al instante, mientras me calzaba unos tenis y luego me colocaba una camisa con botones.

—¿A qué hora? — pregunte, saliendo de mi cuarto a toda prisa, no antes de tomar mis llaves del auto y la casa. No necesitaba nada más, solo quería estar cerca de él y saber si estará bien.

Tenía que estar bien.

—Según los paramédicos, parecía llevar una hora accidentado, no pudieron llegar hasta a él más rápido, porque el tráfico se paralizo en la autopista —. Mi corazón se rompió, — se accidento en eso de las 3 de la tarde, yo me entere a las 4 más o menos, cuando llegue al hospital y lo vi de casualidad en una camilla de emergencias — termino y mi corazón se terminó de destruir.

Él solo.

Estuvo solo por una hora en ese puto auto chocado.

Le susurre a Ryan una despedida frenética y varios minutos más tardes estaba aquí, corriendo por el pasillo de emergencias del tercer piso del hospital. El olor a antiséptico invadió mis fosas nasales, provocándome nauseas, pero no me detuve, choque contra cuerpos que me recriminaron, pero no me detuve, sentía que las piernas no me daban más, pero entonces llegué a la sala de espera y allí, había dos cuerpos que reconocí al instante.

Ryan Hoffman y Dominik Lébedev, el primero un rubio de grandes ojos azules de raises inglesas y el otro un ruso, mitad polaco, con rostro esculpido. Dos hombres hermosos que me miraban con su total atención.

Mis piernas débiles se aproximaron a ellos y mis ojos preocupados miraron a mi alrededor como si pudiera encontrarle el sentido a la vida solo con eso. El palpito de mi estomago me amenazaba con arrojar todo al suelo, pero probablemente solo saldría mi jugo gástrico, pues no había comido en 24 horas y veía difícil hacerlo con esta incertidumbre en mi interior.

Tócame (COMPLETA ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora