19- El vestido.

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 —Kira.

Eran las 8 de la noche, acaba de bajar los platos de la cena que habíamos tenido, Ryan, Vlad y yo en su cuarto. Había pedido una cena especial de pasta carbonara, en el restaurante de la familia, la misma chef en jefe, se encargó de prepararlo. Solo tuve que colocarlo en platos y subirlo con ayuda de una bandeja.

Vlad se había quejado todo el tiempo de que no tenía sabor en la boca, eso se debía al adormecimiento de las pastillas que se tuvo que tomar para el dolor, mismas que lo habían hecho dormirse, tan pronto termino la cena. Ryan quien me ayudo con él durante la tarde, ya tenía que retirarse, así que prometiéndome que regresaría al día siguiente con Dominik para que yo pueda ir a la universidad, se retiró en su auto.

Lave la vajilla, mientras sentía el cansancio cernirse sobre mí, tenía que dormir como se debía, de una vez por todas. Recogí todo, revise los seguros de todas las puertas, apague todas las luces y subí directo al cuarto de Vlad, donde pasaría la noche. Dormiría en el mueble que tenía junto a una de las ventanas, era grande lo suficiente como para que duerma como debía.

No me hacía a la idea de dejarlo solo, después del susto que me dio.

Las luces estaban encendidas aun y él dormía de lado sobre la cama, ajeno a todo lo que pasa a su alrededor. Me acerqué a su mesa de noche y tomé los cartuchos vacíos de las pastillas, entre al amplio baño de paredes blancas, muebles negros con gris y una enorme ducha con paredes de cristal, cenizos, una enorme tina junto a una ventana de cristales claros.

Tiro los cartuchos vacíos dentro de la papelera y apagando las luces, me enfilé una vez más al cuarto, estaba punto de rodear la cama para ir al mueble que estaba en el otro lateral, cuando un bulto oscuro junto a mis pies me detuvo. Era una especie de tela de seda, pensé que a los mejor sería una camisa de Vlad, pero me pareció curioso, porque en esta alcoba todo estaba en su lugar.

Bueno, no podía dejar eso tirado allí, así que me agache y tome la tela, como imagine era seda, una suave. La tomé por lo que parecía ser el cuello de la prenda y cuando se desenvolvió, mi corazón se aceleró estrepitosamente, la piel me comenzó a comer de manera desenfrenada y mi cabeza dio vueltas.

Negué una y otra vez, mientras aferraba la tela con fuerza en mis manos, mientras sentía como me quemaba la tela. Mis ojos pasaron del vestido a la cama, donde Vlad dormía dándome la espalda y un flash en surco mi cabeza, rompiendo la barrera entre los recuerdos y la consciencia.

Yo sobre mi cama, tocándome entre las piernas, gimiendo, llegando a un orgasmo intenso, mientras el alcohol corría por mi cuerpo y luego una figura borrosa en la puerta.

Mierda, no podía ser.

Era él.

Vlad fue quien me vio tocándome aquella noche.

¿Por eso me mintió aquella mañana?

Sí, había mentido, porque ahora tenía mi vestido en su cuarto, mismo vestido que recordaba haberme quitado en el pasillo oscuro de camino a mi alcoba. Ese vestido que no encontré luego de esa noche.

Él lo había tomado.

Él me vio desnuda y masturbándome.

Entonces algo paso dentro de mí. No vergüenza, algo mucho más extraño.

Me excité mucho.

Un calor extremo se expandió por toda mi piel, corriendo rápido por mis entrañas y estancándose en mi entrepierna, sentí como un ardor conocido se instaló allí, mis pechos se sintieron pesados y sentí ese calor saliendo de mis poros.

Tócame (COMPLETA ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora