21- Bajos instintos.

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—Kira.

—Sostente de mi hombro — dije agachándome un poco para que su brazo se envuelva alrededor de mi cuello. Lo cual era innecesario, ya que era la suficientemente alto como para que yo no tenga que agacharme.

—Sabes que puedo caminar solo, ¿verdad? — susurro con el ceño fruncido y yo le regreso la mirada ladeada por segunda vez en menos de un minuto.

Desde que le exigí tomara sus pastillas para los dolores y le ayudé a levantarse de la cama, se ha estado quejando de que podía hacerlo solo, cuando en realidad se notaba que le molestaba hacer esfuerzos, pero así era Vlad, se creía el hombre más fuerte de todos y aunque lo pareciera, no lo era, era un humano de carne y hueso.

Eso sí, con una carne y unos huesos deliciosos.

"Concéntrate, Kira", me censura mi conciencia.

—Lo sé, pero queremos llegar al baño hoy, no mañana y con esos pasos cortos que puedes dar es lo que pasará — refunfuñe y él rueda los ojos. Ambos nos miramos con fijeza como en un tipo de reto y yo solo pude sentir ese ardor que de pronto ambos compartíamos.

Mi interior bullía por alguna especie de promesa secreta que quería cumplir, de pronto, me vi realizada, tocándolo y dejándolo que me toque, que explore mi cuerpo, mientras yo saboreaba toda su piel. Lo deseaba de una manera insana y estaba encandila por ese deseo.

En mi cabeza solo giraban las palabras: Sedúcelo ahora, bésalo ahora... tócalo ahora.

Lo quería de esa manera sexual, cuando hace solo varias horas atrás no tenía ese planteamiento, sin embargo, en este momento solo podía pensar en tenerlo desnudo bajo mi cuerpo, amortiguar sus gruñidos con mis besos y descubrir si su cuerpo era tan grueso, varonil y duro en todas partes.

De un momento a otro se me había metido en la cabeza seducir al hermano de mi padre, llevarlo a la deriva y hacerlo mío por completo. Tal vez cosas así eran las que pasaban cuando le dabas una probada al pecado, supongo que quieres seguir probando a que sabe, hasta intoxicarte con el placer.

—Tú ganas — dijo él al fin y en mis labios se filtró una sonrisa de satisfacción que Vlad rápidamente delineo con la mirada intensa. Era obvia la vibra sexual que corría en el ambiente.

—Pues vamos, aun tienes que desayunar — añadí inclinándome en su dirección y luego de un resoplido termino por rodearme por lo hombros, apoyándose ligeramente sobre mí, dimos pasos medidos en dirección al baño. La tina ya estaba llena, me había encargado de llenarla de agua tibia, mientras en mi cabeza pasaban cientos de imágenes imaginándome como se vería desnudo.

Aprete mis muslos y lo ayude a atravesar el cuarto de baño, llegamos frente a la bañera que constaba con burbujas de jabón danzando sobre el agua cálida, sus brazos lentamente fueron desenvolviéndose entorno a mis hombros y yo me aparte un poco. Mis ojos recorrieron su costado, mientras él analizaba el agua en la que se iba a bañar.

—¿Necesitas ayuda con eso? — pregunte al verlo embelesado mirando la bañera. Sus ojos grises al fin se levantaron a los míos que le miraban expectantes e interesados y una chispa de brillo surco los suyos.

—¿Con que?

—Con la ropa — dije rápidamente sintiendo el cuerpo calentándose — ¿Necesitas ayuda para desnudarte? — pregunté con la voz tan ronca que me sorprendió a mí misma, podía sentir como mis propias pupilas se dilataban cuando las de él también lo hicieron. Mi rostro se calentó, pero no por la vergüenza.

—¿Quieres desnudarme? —cuestiono girándose a mi dirección, quedando así de frente.

—¿Quieres que te desnude?

Tócame (COMPLETA ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora