Capítulo. 35

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Su respiración se aceleró y comenzó a mirar a todas partes paranoica.

—Creo...creo- sus palabras se fueron con el aire al desmayarse.

La llevo en brazos hasta nuestra habitación y espero unos minutos a lo que despierta.

Los minutos se hicieron una eternidad asi que tomé un poco de vodka en un paño y lo pasé por su nariz. Al instante abrió los ojos para que en movimientos rápidos quedar encima de mi.

—¡Ey! ¡soy yo karateca!.

Ella al entrar en razón me suelta y salta fuera de la cama.

—¡Todo tiene sentido ahora!- camina de un lado a otro mientras susurra cosas- ¡es que no sé por qué no se ve pasó por la mente!.

—De acuerdo, explicame de a poco por que no entiendo nada de lo que estás diciendo.

—Ella nunca murió, nunca pudimos ver su cuerpo porque nos dijeron que no quedó nada de ella en la pelea - me mira y sus ojos están llenos de sentimientos - papá y yo no investigamos a profundidad nada.

En un segundo guardó silencio y frunció su ceño. Miró la habitación lentamente y fijó su mirada en el armario.

—Siempre queriendo estar un paso adelante- susurra abriendo la puerta de armario.

Saca nuestra ropa hasta quedar todo el armario vacío. Me acerco y veo como trata de mover el gran pedazo de madera.

—Déjame ayudarte con eso - tomo su cintura par atacarla a un lado y muevo el armario.

Al instante notamos una máquina, parecía ser una grabadora pero tenía muchos cables.

—¡Maldición! ¡Hay que salir de aquí Ares!!.

—¿Por qué?- titubeo , todavía no entendía nada.

—¡ES UNA BOMBA! .

Toma mi mano y corre para tomar los papales y salir corriendo de allí. A mitad del pasillo pudimos oír un extrundo. Aun así seguimos corriendo hasta llegar a la planta baja y salir de allí corriendo.

—Como pude dejar pasar eso, era obvio que iba hacerlo, es adicta a las bombas y desastres- parlotea sin parar- se supone que estuviera muerta, y no sé por qué me quiere asesinar, era su favorita.

—Y si llamas a tu padre, es mejor que esté al tanto de todo.

—No, y si se entera será por ti, eres un chismoso Ares Hidalgo.

—Me ofendes, yo guardo secretos.

—Mhm ¿cómo es que Apolo sabe sobre el hombre que acabó con su vida en el club? , lo traumas Ares.

—¡Lo siento, fue un momento traumatico!.

—¡¿Y lo tuviste que compartir con tu hermano?!.

—¡¿POR QUÉ ME GRITAS?!.

—¡¿POR QUÉ TÚ ME GRITAS ARES HIDALGO?!.

—¡¿POR QUE ME GRITASTE PRIMERO?!.

Ella me señala como si quisiera decirme algo pero luego suelta un suspiro rendida.

—No voy a gritar más pero de verdad no sé como te tengo paciencia.

—Yo también te quiero Ying- bufa con una leve sonrisa y camina hacia algún lugar- ahora que toda nuestra habitación y posiblemente medio hotel a quedado en llamas ¿cual es el siguiente paso?.

—Ir tras mi madre y matarla.

—¡¿Que?! Ey, creo que debemos pensar las cosas con tranquilidad para luego no arrepentirnos- trato de hacerla caer en conciencia, esto de ver tanta sangre por todas partes me estaba causando traumas.

—No hay nada que pensar, ella debe morir. Punto- establece tan segura que me preocupa.

Tomo su mano y la obligo a que tomemos asiento en unas gradas alejados de los demás.

—Escúchame princesa, no sé realmente cual fue el factor de que quieras asesinar a tu propia madre pero siento que no será la solución. Mi relación con mi madre es una mierda pero quizás la tuya y la de tu madre se pueda solucionar. Créeme que aveces me hace falta un abrazo o el cariño de mi madre- suspiro y guardo silencio por unos segundos para hablar con suavidad- estoy a tu lado siempre y cuentas conmigo para lo que sea, solo pido que pienses bien las cosas antes de hacerlas para que luego no hayan arrepentimientos.

Ella me miraba a los ojos, y al verlos me sentía en casa. Me sentía vivo y lleno de adrenalina. Ella era mi hogar, mi lugar seguro.

Siento como sus brazos rodean mi abdomen y espalda abrazome. Una oleada de calidad inundó mi cuerpo y suspiré a gusto correspondiendole el abrazo.

—No sabes cuanto tiempo te esperé a que llegaras a mi vida Ares Hidalgo...

~ Eres mi secreto más evidente ~ [Ares Hidalgo y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora