~ Eres mi secreto más evidente ~ [Ares Hidalgo y tu]

Capítulo. 44

Caminar por los pasillos del instituto una semana antes de graduarnos no era algo tan nostálgico para mi como para otros.

Ares y yo nos habíamos perdido un baile estudiantil que recuperamos en Italia los dos.

Flashback

—Te dejé algo en nuestra habitación, antes de las ocho baja lista- besa mis labios para salir de la casa dejándome confundida.

Al entrar a nuestra habitación noté como una gran caja estaba en la cama. Esta tenía un gran listón rojo oscuro.

La abro cuidadosamente para ver que se trataba de un vestido color verde esmeralda. Lo saco de la caja y aunque no fuera mi color favorito, me encantaba. Era provocativo y sensual.
Con un escote pronunciado y de tela ligera,pero elegante.

Pasaron los minutos y ya estaba lista. Miro al reloj y veo que ya eran las ocho bajo las escaleras y veo como tienen pétalos rojos.

Al llegar al salón veo a Ares con unos pantalones de vestir y una camisa blanca de botones manga larga. Los primero dos botones desarrollados. Una ley para él.

Sonrio al mirar el lugar y luego a él.

—¿De qué se trata todo esto?- indago mirando de cerca las luces y los detalles?.

—Hoy es el baile estudiantil y que más bello que pasarlo nosotros juntos en Italia- sonrie picaro- pasarlo junto a una chica tan excepcional como tú.

Se acerca a mi y toma mi cintura.

—Te ves espléndida con este vestido, no tengo malos gustos- suelto una carcajada contra su cuello, apropósito por cierto.

—No, no los tienes - susurro y él mueve su cabeza para lograr que nuestras narices rocen.

Se acerca lentamente y une nuestros labios en un beso lento, uno lleno de sentimientos. Uno que me dejó atónito.

Esa noche bailamos sin para, comimos y luego para concluir vimos las estrellas en el observatorio.

—Paulette, promete algo- rompe el silencio y me obligó a mi misma a mirarle.

—Que.

—Prométeme que no nos vamos a separar por ninguna razón, porque de verdad no podría encontrar la felicidad sin ti- esa confección hizo que mi pecho se inchara.

Verlo a él en ese momento y comprender que verdaderamente él era lo que necesitaba para cambiar y ser feliz, me hizo estar más que segura de mi respuesta.

—Te doy mi palabra Ares..

~°~

Ahora me encontraba sola por estos pasillos, habían pasado dos días y él no me hablaba del todo. Pensaba en que verdaderamente no quería ya saber más sobre mi, pero algo me decía que me equivocaba y me aferré a esa opción.

—Tzz- escucho de pronto y paro de caminar.

Miro a mi alrededor y veo a Apolo hacerme señas para que fuera hacia él.

A pasos rápidos me dirijo hasta quedar enfrente de el y sin esperarlo toma de mi brazo metiéndome a una aula.

—¡¿Qué pasa Apolo?!- pregunto alarmada.

—Volteate- se limita a responder.

Volteo y veo a Ares con un ramo de flores, rosas para ser concretos.

Apolo nos deja solo y mientras me dedico a mirar a Ares. Mi mirada era una desesperada. Tenía tantas ganas de abrazarlo.

Él se había vuelto una gran parte de mi vida. Era esencial en ella.

Veo como deja el ramo en una de las mesas y se acerca a mi a una distancia considerable para extender sus brazos hacia mi.

—Ven aquí mi Ying- no lo tuvo que repetir porque ya le estaba abrazando.

—Por favor, ya no te alejes mi- suplico abrazándolo aun más contra mi.

—Nunca más lo haré, lo prometo..