𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐨: 𝐋𝐚 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐳.

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La mañana se hizo presente en el pequeño condado de Nueva Zelanda, allí una joven de a penas diecisiete años terminaba de hacer su maleta para ir a casa de su familia a Birmingham nuevamente después de todo un año sin enviar una sola carta

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La mañana se hizo presente en el pequeño condado de Nueva Zelanda, allí una joven de a penas diecisiete años terminaba de hacer su maleta para ir a casa de su familia a Birmingham nuevamente después de todo un año sin enviar una sola carta.

—Marie, ha sido un placer convivir con ustedes todo éste tiempo— dijo la morena con una sonrisa amable. La mujer sonrió cálidamente mientras extendía sus brazos y la pequeña Edevane se dirigió a abrazarla.

—Ha sido todo un placer tenerte aquí, querida— la dijo Marie— que sepas que aquí siempre tendrás un hogar donde quedarte— la susurró, una sonrisa tranquila en el rostro de Jade.

—Muchas gracias por haberme enseñado todo esto, sin ti no hubiera aprendido a cocinar en la vida— la agradeció junto con una pequeña risa— espero poder vernos de nuevo— añadió.— Despídeme de Arlon, por favor— le pidió, la mujer asintió.

—Vuelve siempre que quieras, Jade, aquí tienes una casa donde quedarte— exhaló repitiendo lo mismo de antes Marie mientras acompañaba a Jade a la puerta, la adolescente sonrió mientras asentía y se volvían a abrazar.

Edevane cruzó la puerta junto con un suspiro, era momento de volver a su lugar de nacimiento. Momento de volver a presenciar peleas callejeras y redadas de los polizontes.

—Genial— bufó cuando subió al auto.— ¿Cuántas horas me esperan?— Preguntó al chófer, él hizo una mueca.— Déjalo, con eso me es suficiente— murmuró desganada.

Miró sus manos antes de volver su mirada a la ventanilla del auto, despidiéndose de la ciudad en la que había echado raíces durante todo un año.

Por otro lado, en Birmingham los gánsteres más conocidos de la zona se encontraban celebrando la noticia sobre el casamiento para expandir la paz por la zona y librarse de nuevas muertes.

—Hoy llegará mi hija— comentó William Edevane mientras su mujer servía una taza de café a su hijo mayor y colocaba la botella de Whisky sobre la mesa.

—¿Cuánto tiempo tardará?— Preguntó Thomas Shelby sirviéndose Whisky.

—Aproximadamente la queda una hora— respondió Annabel, la señora Edevane,— esperemos y no se retrase mucho— suspiró.

La mujer estaba deseosa de abrazar a su hija de nuevo y que ella la cuente cómo lleva su aprendizaje sobre ser una buena mujer.

—Mi hermano está muy interesado en Jade, dice que ella será una buena esposa y madre para sus hijos— expresó Thomas mientras se acomodaba en su silla.

Una mueca de disgusto se dibujó en el rostro de William.— No es la vida que deseo para mi hija, cuidar de unos hijos que no son de ella y no poder tener más vida que eso.— Sinceró pensando en el bien de su hija.

—Soy consciente de que no es algo que cualquier padre quiera para su hijo, pero si queremos que todo vuelva a estar tranquilo será lo necesario— fue la respuesta de Thomas, lo único que debía de decir al respecto, lo demás no era de su competencia.

—Ésta noche vendréis junto con tus hermanos, de esa manera John y Jade podrán conocerse y darse el lujo de poder charlar— intervino Marcus, el hermano mayor de Jade.

—Es cierto— asintió Thomas levantándose de la silla, la copa de Whisky ya terminada frente a él— hasta ésta noche— se despidió.

El Shelby abandonó la casa encaminándose de nuevo a su hogar, allí recogería a todos sus hermanos, incluyendo a Ada que ya había hecho las paces con él. Polly se había negado rotundamente a ir, cuando era joven tuvo un romance con William Edevane y aún seguía amándolo en cierta manera.

—Oh, vamos— exhaló Ada colocándole el chupete por decimosexta vez a Karl, pero nuevamente lo tiró— Tommy, ayúdame— pidió la morena a su hermano, él sonrió cogiendo en brazos al pequeño.

—Yo no sé nada sobre bebés, Ada, ya lo sabes— rió acunando al pequeño Karl.— Hoy por la noche tenemos la cena en la casa de los Edevane, dile a Freddie si quiere venir.— Añadió Thomas dándole la espalda a su hermana para dirigir al niño hacia la ventana para que vea la calle.

—¿Es en serio?— Sonrió con emoción Ada caminando hacia su hermano, él la sonrió de vuelta.

—Ésta vez prometo que no habrá fallos, será libre hasta pasado mañana por la tarde.— Asintió Thomas apoyando al bebé sentado sobre la mesa para dejar que su hermana lo abrace— estos días van a haber muchas sorpresas— añadió en un susurro.

—Espero que sean buenas, Tommy— exhaló Ada, Thomas asintió.

—Serán geniales, ahora ve a prepararte para la cena, yo cuido del pequeño Karl— la mandó, su hermana sonrió asintiendo y volvió a abrazar a su hermano antes de salir corriendo hacia su hogar.

El Shelby observó al niño jugando con los bolis encima de la mesa, por la puerta entró Polly que se le dibujó una sonrisa al ver al pequeño sobre la mesa. Tras la mujer vino Michael que dejó su boina sobre la mesa antes de saludar al bebé.

—Polly, te has negado a ir, ¿pero Michael quiere venir?— Preguntó Tommy mirando a la mujer.

—Él ha decidido ir, al fin y al cabo es de la familia— asintió Polly.— Yo finalmente iré también— comentó dejando que Karl juegue con sus dedos.

—Es una buena decisión, en el caso de que Jade se niegue a ello puede que tú logres hacerla entrar en razón— comentó Michael sentándose en el sofá.

—Las mujeres somos de decisiones firmes, pero aún así lo intentaré— asintió Polly.

John hizo acto de presencia con sus hijos en la sala donde todos estaban hablando sobre el tema que le ocultaban a John. Él dejó que sus hijos fueran con su tío Thomas a saludarlo y luego a Polly y finalmente a donde Michael.

—¿Qué hablabais?— Preguntó John tomando asiento junto a Michael y prendiendo un cigarro.

—Sobre la cena de ésta noche— respondió Thomas— ponte guapo, John, hoy conocerás a tu futura esposa— enunció con una sonrisa.

John hizo una mueca de sorpresa— ¿futura esposa?— Cuestionó algo sorprendido.

—Así es— asintió Polly— no la cagues, John, ésta unión de sangre salvará a muchos de una guerra— añadió en forma de advertencia.

—Por Dios...— suspiró John para luego dar una larga calada a su cigarro.

—No lo menciones en vano— reprendió Polly.

—Vamos— enunció Arthur mirando a Thomas.

—¿A dónde?— Cuestionó Michael frunciendo el ceño.

—Tenemos trámites que hacer para el pub— respondió Thomas, Polly alzó las cejas con sorpresa.

—¿Vais a hacerlo bien?— Dijo sorprendida para luego soltar una carcajada— la familia sí que está cambiando, sí— asintió riendo.

𝐌𝐀𝐆𝐈𝐂- 𝐉𝐨𝐡𝐧 𝐒𝐡𝐞𝐥𝐛𝐲.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora