VI

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»El precioso chico de ojos avellana entró a su habitación, tomándolo por sorpresa. El rubio nunca esperó que aquel muchacho entrara de esa forma, casi agresiva, a su habitación y mucho menos solo en ropa interior, aunque claro que agradeció aquello. Esos bóxers negros le quedaban a la perfección, remarcando su grande y dura polla.

Lo último que Chifuyu recordaba era haberse acostado, desnudo, en su cama, como hacía siempre para ir a dormir. Pero de repente aparece parado frente a ella, en bóxers. El no acostumbraba a dormir con ellos, es más, no acostumbraba a tenerlos en absoluto, ya que le parecían muy incómodos y molestos.

Baji se le acercó hasta que estuvieron a centímetros, le agarró por la cintura y unió sus labios con los ajenos de forma posesiva y ruda. De a poco lo fue llevando hacia la cama, a la vez que sus manos se dirigían al trasero del rubio, pasando antes por el costado de su cuerpo, acariciando este suavemente al principio, pero cuando se acercaron a sus caderas apretando fuerte.

El de ojos celestes buscó profundizar aquel beso y lo logró, introduciendo su lengua en la boca del pelinegro y empujándola contra la de este. Pero el beso finalizó cuando las piernas del rubio chocaron contra el final de la cama y Keisuke lo empujó sobre esta, sonriendo seductoramente, el menor mordió su labio inferior al ver como lo hacía ver más precioso de lo que era aquella expresión.

El mayor siguió de pie frente a él, en vez de recostarse encima de Chifuyu como había pensado que haría, con una seña le indicó que se diera vuelta y el menor no tardó mucho en hacerle caso, girando rápida y torpemente en la cama, casi enredando sus pies al hacerlo. Baji rió al ver lo desesperado que estaba Chifuyu.

El rubio soltó un gemido ahogado y se agarró fuerte de las sabanas cuando sintió una de las manos del otro chocar contra una de sus nalgas, lo mismo hizo con la otra, dejándolas a las dos rojizas y vibrantes, su piel pidiendo por otro golpe, sorprendiéndose a si mismo de sus deseos.

El menor se inclinó hacía delante, apoyando su rostro contra la almohada y mordiéndola con fuerza.

Se encontraba en cuatro sobre la cama, sus piernas abiertas para Baji y su trasero rojo, su piel irritada por los golpes de la palma del otro, Chifuyu meneó nuevamente su trasero, intentando volver a provocar al pelinegro, su acción resultó a la perfección, ya qué a los segundos una de las mejillas de su culo volvió a tornarse roja a causa de otro y otro golpe. El de ojos celestes al escuchar las respiraciones dificultosas y los leves gemidos del otro chico atinó a mover su pelvis contra el colchón pero el mayor no se lo permitió, le agarró las nalgas con ambas manos apretándolas y a la vez separándolas.

Chifuyu sintió que no podía respirar cuando sintió la punta del miembro de Baji comenzar a adentrarse en él, sin ningún tipo de preparación previa o lubricación, no le dolió y no entendió porqué. El rubio tuvo que levantar la cabeza para no ahogarse, le estaba costando bastante respirar con el rostro contra la almohada y eso había empeorado cuando el pelinegro introdujo por completo su pene en su entrada.

Keisuke se quedó quieto por unos minutos hasta que sintió que el otro se acostumbraba a él por fin, cuando pasó, comenzó a moverse, embistiéndolo con fuerza y dureza, las manos del pelinegro estaban a los costados de la cintura del rubio, para poder sostenerse mejor, apretando con fuerza y seguramente dejando marcas sobre la lechosa y pálida piel de Chifuyu.

Chifuyu soltó un fuerte gemido cuando el miembro del mayor tocó su próstata, éste sonrió victorioso y continuó embistiéndolo en ese ángulo con más profundidad y rapidez.

Mientras pasaban los minutos el de ojos avellana iba acelerando y profundizando sus embestidas, moviendo también sus caderas con dureza.

El rubio sintió un escalofrió recorrer su cuerpo y unas cosquillas en su estomago bajo, estas sensaciones eran las que le avisaban que el orgasmo se acercaba. El pene de Baji volvió a tocar su próstata, por lo que hizo nuevamente su cabeza hacía delante y mordió la almohada con fuerza a la vez que comenzaba a correrse, manchando las blancas sabanas que estaban debajo de él, sin importarle realmente.

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Chifuyu se despertó aturdido y bastante excitado, maldijo al aparato que se encontraba en su mesa de luz y luego de apagarlo de un golpe, comenzó a levantarse. No era tan extraño que el tuviera ese tipo de sueños, es más, era casi normal desde que había tenido relaciones sexuales con Kazutora, él necesitaba de eso, necesitaba de sexo, pero lo extraño era que ese sueño haya sido con alguien a quién apenas conocía...

Con alguien que sería su psicólogo en un futuro cercano.

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lo cogió un demonio

a short penis • bajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora