XI

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Kazutora estaba cansado de que su novio no quisiera tener relaciones sexuales con él por lo que planeaba llevarlo a un club, Hanemiya había ido a este varias veces estando soltero, estaba ubicado en el centro de la ciudad, muy cerca de los departamentos de ambos. Pensaba que al entrar en este tipo de club el deseo sexual del rubio volvería o aparecería, lo que él no sabía era que el deseo nunca se había ido. Kazutora pensaba que al rubio no le gustaba el sexo, cuando en realidad era todo lo contrario, Chifuyu tenía una obsesión con el acto carnal.

Cuando le preguntó para ir el de cabellos rubios le contestó que no quería, pero no era así, lo que no quería era que su novio se sintiera mal porque él iba a tener una erección por alguien más que no fuera el tatuado. Chifuyu amaba ver bultos grandes como los que veía cuando iba a esa clase de club pero no podía si iba con su novio, este lo decepcionaría al instante, cuando le recordara que tenía un pene chico.

La pareja peleó el resto de la noche, Kazutora ya estaba cansado de no conseguir nada sexual con el menor, creía que era un problema que afectaría a la pareja por lo que sugirió terapia en pareja, a esto Chifuyu sí acepto.

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>>Baji se sorprendió cuando entró a su consultorio y vio a Chifuyu sentado en la punta de su escritorio con sus piernas abiertas, uno de sus pies apoyado en la silla donde comúnmente iban sentados sus pacientes y el otro estaba al aire, sus manos estaban apoyadas contra el escritorio, esto hacía que su cuerpo estuviera inclinado hacia atrás. El rubio llevaba puesto solo una braga de color rosa pálido y esta hacía que el mayor no pudiera quitar la vista de aquella zona de su cuerpo. El menor al notar esto sonrió de lado y aunque el de ojos avellana no estaba viéndole el rostro pudo sentir que él lo hizo, sin saber cómo.

El pelinegro se acercó a paso lento, mientras sentía su miembro endurecerse dentro de sus pantalones, la imagen que tenía frente a sus ojos lo ponía de sobre manera. Llevó su mano hasta su entrepierna y apretó su pene con la palma de esta, el de cabellos rubios al notarlo amplió su sonrisa.

—Acuéstate sobre el escritorio, Chifuyu.— Ordenó Keisuke, con una voz más ronca de lo normal.

—Sí, papi.— La última palabra no fue dicha del todo, ya que salió más como un gemido.

Chifuyu se recostó sobre la fría madera siguiendo la orden de su papi, Baji, por otro lado, dió la vuelta al escritorio y abrió una de las gavetas, de ella sacó un consolador anal de color violeta y un pequeño paquete de lubricante, el mayor no sabía cómo era que ese tipo de objetos habían llegado hasta allí pero lo que sí sabía era que le encantaría jugar con estos en el culo de su Chifuyu.

Así que caminó de vuelta alrededor del escritorio, con el consolador y el lubricante en su mano y lo elevó para que el de ojos celestes pudiera verlo, este soltó un gemido cuando sus ojos se posaron en él. Obviamente ansioso de que entré en el. Keisuke sintió toda la sangre de su cuerpo dirigirse a su pene cuando escuchó el gemido agudo que había soltado anteriormente el otro chico y no pudo aguantar más, así que terminó de desnudar al menor, deslizando por sus esbeltas piernas las bragas, la única prenda que cubría el cuerpo de Chifuyu.

Baji se posicionó entre las piernas del otro, volviéndolas a abrir y jadeó al ver la entrada de este, empapó el consolador con lubricante, ansioso por ya penetrar al menor con el juguete; luego acercó el consolador al agujero del rubio, despacio comenzó a penetrarlo. Chifuyu soltó un fuerte gemido cuando sintió el principio del juguete entrar en él, y luego unos cuantos más leves a medida que sentía las sensaciones que le provocaba las ondulaciones de este.

Keisuke esperó a que el menor se adaptara al tamaño, mientras desprendía su propio pantalón y lo bajaba junto a su ropa interior, deslizó su mano sobre su pene, moviéndola sobre este lentamente, desde la base hacía la punta, su mirada fija en la entrada del menor y el objeto dentro de el.

Cuando Keisuke notó que el cuerpo del rubio se relajó, dejo de deslizar su mano por sobre su miembro para llevarla hasta el juguete y comenzar a embestirlo, sacándolo y volviéndolo a meter en Chifuyu, al principio lentamente y sin mucha profundidad pero aumentado la velocidad a medida que pasaba el tiempo.

—¿Keisuke? ¿Estás bien?— El pelinegro volvió a la realidad, luciendo completamente aturdido, en cuanto escuchó el llamado de Chifuyu. El menor estaba apoyado sobre el escritorio con el ceño fruncido, mirándolo atentamente.

Él se había estado imaginando todo eso, mientras que Chifuyu le hablaba. ¡Era el peor psicólogo del mundo!

Keisuke movió un poco su cabeza, intentando quitar de su mente esos pensamientos.— Sí, disculpa Chifuyu.— Sonrió amablemente y se removió incomodo en su asiento, tenía una erección en sus pantalones.— ¿Qué decías?

Chifuyu sonrió amplio y se volvió a su asiento, sentándose como debería, Baji pensaba que el ojiceleste sabía exactamente que había estado imaginando pero quizás solo estaba siendo paranoico.

—Decía que Kazutora piensa que deberíamos comenzar a ir a una terapia en pareja, dice que tengo un problema con el sexo porque no quiero tenerlo con él, cuando en realidad el problema es su pene.— El menor habló rápido, solo con su tono de voz se podía saber cuán molesto estaba por ello. Keisuke soltó una fuerte risa, aunque se arrepintió de haberlo hecho a los segundos, ya que el rubio lo miro mal.— En fin. ¿Haces terapia en pareja?

El mayor dudó por un momento, no quería ver al chico de cabellos rubios con su novio juntos aunque luego de reflexionarlo mejor, pensó en que podría burlarse de alguna forma, indirectamente, de Kazutora.— No muy seguido, pero sí.

Chifuyu sonrió ampliamente luego de contestarle con un "Genial, entonces vendremos contigo" y le volvió a hablar sobre Kazutora y las peleas que habían tenido.


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owo acuérdense de dejar estrellita <33

a short penis • bajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora