Segundo acto: Cotidianidad

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Arco anterior a BLACK DRAGON

Baji consiguió recuperarse sin secuelas aparentes, aún le era un poco difícil moverse a sus anchas sin sentir algo de molestia, principalmente cuando caminaba demasiado, de la misma forma en que volver a comer comida sólida se le hizo difícil, pues su estómago no procesaba del todo bien los condimentos, pero estaba demasiado cansado de la comida insípida del hospital, extrañaba la comida de su madre, las tardes que pasaba con Chifuyu compartiendo un yakisoba, incluso extrañaba ir a clases y eso si que era un sentimiento extraño de su parte. Su madre lo trataba como si fuera de cristal, lo que le cabreaba bastante, pero entendía que ella solamente estaba genuinamente preocupada de su recuperación, medio año en el hospital por su mal comportamiento y las incontables veces que los puntos consiguieron reabriste ante su testarudez, fue regañado en más de una oportunidad, pero de forma dulce y melancólica. El primero en visitarlo cuando llegó al departamento en el cual vivía, fue claramente su vecino junto a Peke-J que se mantuvo toda la visita en el regazo del azabache ronroneando mientras le daba suaves mimos en el mentón. – Baji-san.... Baji-san. – Llamó varias veces el rubio a su capitán que parecía demasiado distraído mientras aún sostenía el palito de madera que en algún momento contuvo un helado. – ¿Mm? .- Preguntó con un leve gesto sin despegar la mirada de una revista que estaba leyendo, con demasiado en cabeza como para realmente prestar atención al vicecapitán de su división, la cual en su ausencia había tomado el mando Hanagaki Takemichi, tanto por petición de Chifuyu como aprobación por parte de Baji que se tendría que alejar por un tiempo de las peleas de pandilla, realmente no quería volver a hacer llorar a su madre. Se estaba poniendo lentamente al tanto de lo nuevo, así como la tarea atrasada que tenía del instituto, pero eso no era lo que le tenía alejado de lo que ocurría en su habitación, era que, pese al tiempo transcurrido y su insistencia, nadie le quería decir realmente dónde estaba Kazutora, el cual seguía internado en algún hospital psiquiátrico.


Su madre parecía desviar el tema olímpicamente cada vez que Baji se lo mencionaba, no parecía molesta, solamente no le quería decir nada al respecto, de algunas cosas se enteró más por rumores y conclusiones que habían sacado entre algunos de sus más cercanos, como lo que Hanagaki pudo conseguir sacar de Mikey. – No estas prestando atención. – Sentenció el rubio inflando ligeramente las mejillas, llevaba bastante tiempo tratando de captar la atención de su capitán para que pudieran avanzar con los pendientes, o significaría que Baji reprobaría el año completo, y eso no era algo que Chifuyu se iba a permitir. – ¿Ah? Si, si te estoy prestando atención. – Alzó la diestra agitándola en el aire como restándole real importancia antes de tomar el palillo que sostenía entre sus notorios colmillos para arrojarlo al basurero cerca de su escritorio. Siguieron así un par de horas más hasta que se hizo lo suficientemente tarde como para que el rubio se tuviese que ir. - ¿Cuándo estaría volviendo a clases? . – Cuestionó este mientras se dirigían a la entrada, el azabache se rascó la parte posterior de la nuca tratando de recordar lo indicado por el médico. – Creo, no estoy seguro, la próxima semana debería. – La sonrisa de alegría que se formó en los labios de este fue demasiado notoria, claramente expresando su emoción de poder volver a su tan cotidiana ruta. – Entonces nos estaríamos viendo, Baji-san. – Le devolvió la sonrisa que incluso se volvía algo contagiosa. – Nos vemos literalmente todos los días, Chifuyu. – Pero pese a esto restregó la cabellera del más bajo con entusiasmo, algo que pareció molestarle de forma fingida antes de tratar de apartar la extremidad del azabache. Se despidió con una reverencia leve antes de bajar las escaleras, desapareciendo de la vista de Baji.


Cuando ya no lo logró divisar, decidió regresar a su cuarto cerrando la puerta de entrada tras de sí, antes de notar una carta cuidadosamente puesta en la mesa del comedor. – ¿Correspondencia? . – Se acercó hasta tomarla entre sus manos, girando la misma, no tenía remitente, pero estaba dirigida a su persona, rasgó el papel sin mucho cuidado, llevándose consigo la mala sorpresa que había cortado una parte de lo que parecía ser una carta, frunció el entrecejo mientras trababa de unir el kanji faltante estirando la misma por sobre la mesa a medida que comenzaba a leer su respiración comenzaba a cortarse, su corazón comenzaba a latir más de prisa a mientras que sus ojos se deslizaban lentamente en las letras que sin duda alguna era la escritura de Kazutora, contuvo el aliento hasta llegar a la última palabra escrita. Había pasado medio año sin saber nada de su amigo, aquella nota no conseguía contestar todas las preguntas que surcaban en su mente al momento en que pudo soltar un sonoro jadeo, la misma tenía dos partes y la fecha que llevaba era muy alejada a la actual, esta había sido escrita y probablemente entregada un mes antes de que le dieran de alta, su madre la había ocultado hasta ese día, se llevó ambas manos hasta la cabeza, peinado sus cabellos oscuros como si no pudiese creer que le habían ocultado esto tanto tiempo, el silencio cómplice que todos los integrantes de Touman guardaron, se sentía traicionado e incluso indignado que hubiese sido literalmente el último en enterarse de todo. Ya se las ensañaría con Chifuyu más adelante, eso también explicaba el porqué constantemente miraba su móvil y no le permitía acercarse cada vez que escribía en el aparato, soltando respingos y chillidos cuando preguntaba con quien se mensajeaba tanto, hasta por un momento pensó que este le ocultaba una novia.

Una oportunidad más {TOKYO REVENGERS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora