Segundo acto: Aceptarse

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Arco de BLACK DRAGON 

La situación dentro de la casa de Mitsuya se podía describir fácilmente como "tensa", Yuzuha fue quien explicó todo lo sucedido mientras Hakkai parecía totalmente ido en sus pensamientos mientras sostenía de forma torpe la bolsa de hielo sobre la muñeca inflamada, se había tornado de un color algo verdoso, morado y el contorno de esa mancha se veía de un amarillo enfermo, aunque el peliplata parecía estar pendiente de las palabras de la hermana mayor de su subordinado, no podía evitar pasar la mirada hacia los ojos azules de este, mantenía un semblante extrañamente tranquilo, pero su boca media abierta y la poca atención que estaba prestando a la situación en sí, le daba entender que estaba "fingiendo" ser fuerte. Takemichi con su novia se fueron minutos después con una clara advertencia de la mayor de los Shiba, que tuvieran cuidado, el rubio del copete no quería involucrar a Hina en los problemas de la pandilla, pero en este momento lo mejor que podía hacer era acompañarla hasta su departamento y prometerle que estarían juntos hasta resolver aquel conflicto, Mitsuya les dedicó a ambos una sonrisa de medio lado antes de despedirse, era algo que tendrían que hablar con el resto de los miembros de Touman, porque si habían atacado de esa forma a Hakkai, podía ser un asunto personal como un intento de romper las filas de la pandilla. Con los tres solos en el comedor guardaron incómodo silencio, había pequeños detalles que se estaban guardado, ella estaba nerviosa. El capitán de la segunda división se acercó hasta la puerta corrediza de su cuarto dónde estaban sus dos hermanas para asegurarse de que se hubieran dormido en ese tiempo, quería evitar preocupar a las niñas con el estado físico en el cual se encontraba el más alto.


Suspiró tranquilo al notar que así era antes de regresar hasta plantarse frente a la hermana de Hakkai. – Bien, ¿eso es todo? . – Preguntó encarnando visiblemente una ceja, como si no le creyera todo lo dicho, a lo que la misma afirmó que mentía con un movimiento incómodo de sus ojos que trataban de evitar los de Mitsuya. – Eso es todo, Taka-chan. – El más alto se puso en pie como queriendo "proteger" a su hermana de la "curiosidad del otro" o más bien un movimiento para esconder sus propios sentimientos, después de lo ocurrido en la fiesta de Baji, ninguno de los dos había vuelto a tocar el tema, por muy ebrio que terminó esa noche, no podía quedarse con la sensación de tranquilidad al recordar vagamente los besos que se dieron, las suaves caricias o las miradas que en algún momento se cruzaron como queriendo hacer "algo más" en ese momento, pero nada llegó a suceder, la única evidencia eran los visibles piquetes que tuvo el peliplata durante unos días alrededor de su cuello, de los cuales él se excusaba fueron "los mosquitos", por eso tenía miedo de hablarlo, de afrontar la situación y sincerarse frente a su superior, aunque era difícil ignorar la insistencia del más alto por permanecer a su lado, que era raro que su fondo de pantalla y carpeta fueran un montón de fotos obtenidas de forma furtiva del peliplata, y eso le dolía, pensar que si decía algo las cosas cambiarían drásticamente entre ellos, por eso le había pedido a su hermana que le prometiera guardar silencio sobre este tema, de las fotos que obtuvo de ese día y el amargo sabor de saber que todo pudo haber sido solo la confusión del momento, el calor provocado por el alcohol y la adrenalina recorriéndole las venas.


Mitsuya no estaba convencido de las palabras del más alto, se veía incluso visiblemente molesto, cruzando sus brazos sobre su pecho, analizando cada movimiento de los Shiba sin saber como obtener la real historia sobre la situación, mucho menos entender porqué habían tratado de esa forma a Hakkai, hasta a él se le retorció el estómago al escuchar todos los improperios que le dedicaron durante la golpiza, no es como si nunca hubieran sido tratados de esa forma, después de todo era una forma despectiva que tenían las pandillas enemigas para provocar, algunos integrantes de Touman también lo hacían, pero un sentimiento de vacío e incertidumbre no le dejaban aceptar tan fácilmente que hubieran tratado de esa forma al otro, ni como esto le afectó emocionalmente. – Mitsuya... . – Murmuró Yuzuha consiguiendo captar su atención. – Necesito que me hagas un gran favor, por favor. – Su tono de voz denotaba una suplica cargada de lástima, como si fuese a quebrarse en llanto en algún momento. – He-Hermana no. – Se apresuró el menor de los Shiba, colocando dolorosamente ambas manos sobre los hombros de esta, intentando moverla un poco, consiguiendo que esta avanzara y se acercara tanto al peliplata que podía sentir la respiración acelerada que esta parecía contener. – Por favor. – Volvió a susurrar casi escondiendo su rostro entre el cuello de este, Mitsuya solamente pudo colocar su mano sobre la alargada cabellera de esta y suavemente tirarla en un abrazo, como si intuyera cual era la petición tan necesitada que le estaba haciendo sin siquiera aún haberla formulado, podía sentir las silenciosas lágrimas recorrer sus mejillas y terminar mojando hebras de su chaleco hasta filtrarse por la camisa blanca. - .... Por... . – Fue interrumpida. – Ni siquiera necesitas pedirlo. – Siguió acariciando la nuca de esta mientras Hakkai contenía sus lágrimas, sin poder hacer o decir absolutamente nada ante la situación, si tan solo fuera más fuerte.

Una oportunidad más {TOKYO REVENGERS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora