Tercer acto: Perdonar y ser perdonado

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Arco anterior a BLACK DRAGON

Las miradas se seguían posando en su persona, los murmullos sobre lo ocurrido, le veían como un bicho raro, aunque no quería admitir que estaba costumbrado a eso, esas miradas de desprecio de las cuales trataba de que no le afectaran tanto como alguna vez lo hicieron, estaba en proceso de recuperación, y pese a su apariencia, el notorio tatuaje de tigre que sobresalía de su cuello como una marca que avecinaba solo problemas, o el tintineo constante que producía el arete que colgaba de su oreja izquierda, aún así,  mantenía una leve sonrisa y peinando un poco su cabello manchado de reflejos amarillos, decidió mantener aquel peinado, y con un poco de ayuda por parte de Mitsuya para no quemarlo cada vez que intentaba, por cuenta propia, retocar las raíces. Últimamente pasaba mucho más tiempo metido en el salón de Hanagaki que en el suyo, hablaba con el grupo de inadaptados que tímidamente había comenzado a compartir lo suficiente como para sentirse integrado, aparte el rubio del copete resultaba ser una agradable compañía, constantemente le hacía reír con sus acciones, pero de la misma forma se llegaba a sorprender de sus consejos que parecían ser de alguien mayor, fue gracias a él que pudo disculparse con Mikey y no tratar de escapar cada vez que se encontraban a la salida del instituto, el rubio ceniza constantemente iba al encuentro de Takemichi, ya sea para buscarlo para reuniones como para cosas tan simples como ir a comer dorayakis con el rubio. Le era curiosa la relación entre ambos, por lo mismo le gustaba molestar al "héroe llorón", ya que de alguna forma Mikey se comportaba muy infantil alrededor de este.


La campana anunció el cierre del primer periodo de clases, por lo cual metió sus apuntes que realmente no tenían nada escrito en su bolso antes de caminar al aula del menor, aunque este ya iba saliendo con sus amigos camino al comedor. Llamó su atención con un visible movimiento de mano, al cual Kazutora inconscientemente contesto de la misma forma. – Kazutora-kun aquí. – Indicó alegre el viajero en el tiempo, haciendo que el tigre apresurara su paso para alcanzarlos mientras conversaban de cosas triviales. Se escaparon a la azotea gracias a que Tora había "conseguido" de alguna forma la llave, y ahora se encontraban en circulo comiendo algunas frituras mientras veían una revista que Kazushi había colado al instituto, una revista pornográfica que veían con demasiado entusiasmo, la verdad esto al mayor no le interesaba, tenía varias en casa, bueno, en su antigua casa había tenido muchas, ahora por respeto a la familia que le había acogido y con algo de vergüenza en ser descubierto principalmente por su "hermana pequeña" se había desecho de la mayoría. Aún así trataba de integrarse en los comentarios de, esta chica tiene pechos enormes, o cosas así. Hanagaki parecía muy nervioso cada vez que alguno de sus amigos le acercaba la revista, si no mal recordaba este tenía novia. – Hanagaki, ¿ya lo has hecho con tu novia? . – Soltó de lo más tranquilo consiguiendo que todas las miradas se posaran en él antes de pasar directamente al rubio al cual la temperatura le comenzó a subir de forma que todo su rostro se asemejaba a un tomate mientras negaba rápidamente.


Ehh, yo pensé que ya lo habías hecho. – Tenía una sonrisa socarrona por sobre sus labios y los amigos de Takemichi parecieron aproximarse como queriendo increparle algo. – ¿No nos estas mintiendo? . – Preguntó con demasiado interés el chico de cabello negro bien peinado, si no mal recordaba era Makoto. – P-Por supuesto que no. – Se excuso con un tartamudeo, visiblemente avergonzado, ver a Hanagaki en situaciones vergonzosas se había vuelto su comedia favorita del día. – Hina-chan es una chica bastante bonita. – Espetó el del lunar mientras los chicos asentían como aprobando su comentario hacia la apariencia de la novia de Takemichi, que nadie realmente entendía el cómo se había enamorado de un gran bebé llorón como era el rubio del copete. – Hombre como no envidiarte, Hina-chan es dulce y amable, realmente ni te la mereces. – El chico de cabello castaño claro, golpeo el brazo de su amigo con suficiente fuerza como para que este se retorciera por el golpe, llevando su mano a sobar la zona lastimada, era Takuya, con el tiempo estaba memorizando cada nombre, no es que se considerara el más cercano a estos, pero había pasado demasiado tiempo sólo, hablando solo con la psicóloga y el psiquiatra que le habían asignado en el hospital, incapaz de comunicarse con el exterior, debiendo sincerarse, aún si no quería, con esas personas, las cuales nunca le dieron confianza. Se había perdido en sus pensamientos, tirando de su cabeza hacia atrás mientras posaba su vista al cielo despejado, anunciaba la pronta llegada del buen clima junto a la primavera, medio año había pasado casi como un parpadeo. El chico del copete rojo le sacó de sus pensamientos cuando le acercó una lata de bebida, agradeció el gesto abriendo el bebestible que pareció subirse un poco escurriendo gran parte del líquido por su mano y lo restante cayendo por el piso. – Lo siento. – Atsushi rápidamente dijo acercándole algunas servilletas. – No te preocupes. – La verdad no estaba enfadado, no es como si el chico lo hubiera hecho adrede, eso quería pensar al menos, aún desconfiaba de ellos como para que el pensamiento de que se estaban burlando de él fuera un recordatorio constante de los traumas que aún no conseguía superar.

Una oportunidad más {TOKYO REVENGERS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora