Final primera escena: Sincerarse

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Arco anterior a BLACK DRAGON

Luego de haberlo meditado demasiado tiempo en silencio, intentando no hacer nada que consiguiera espantar a Kazutora, fue que decidió simplemente disfrutar de la vista, puesto que en ningún momento durante toda la noche pudo despegar los ojos de su amigo, varios de los invitados eran capaces de notar la densa aura que irradiaba Baji con una mirada mordaz por sobre cualquier acción que hacía el del tatuaje, desde cuando se puso demasiado "cariñoso" con Chifuyu hasta cuando terminó discutiendo de algo absurdo con Mikey como si nunca hubiese ocurrido nada entre ellos, pese a que esto debería alegrarle, estaban regresando el tiempo a lo que alguna vez fue la amistad que todos los fundadores tenían, pero al parecer era el único que había sido excluido de ese "circulo", incluso el rubio de copete parecía mucho más cercano, de lo que le gustaría aceptar, de Tora, su Tora. Por lo cual cuando la oportunidad de estar a solas con él se presentó voluntariamente, antes de que terminara arrinconando al tigre con una pésima excusa para acercarse, aunque no debería necesitar una, era su maldito amigo, del cual no supo durante todo un año, creía merecer más que los demás el tiempo que este le estaba entregando al resto. Se puso de pie cuando este se dirigió a la salida, tropezando un poco con los cuerpos desperdigados a lo largo del tatami, la mayoría demasiado ebrios como para siquiera molestarse por las leves patadas que propinó el azabache para poder avanzar con prisa siguiendo los pasos de Kazutora. Nadie estaba prestando real atención al par.


Kazutora había salido por la entrada principal de la casa Sano, por un segundo pensó que este tenía intenciones de abandonarlos, de escaparse una vez más, de volver a dejarle, no estaba dispuesto a aceptar las decisiones de su amigo, por más egoístas que pudiesen ser sus acciones, por lo que cuando parecía que su aliento le había sido arrebatado de forma que su cuerpo sintió un golpe de frío, solamente pudo exhalar esas palabras tan simples que quedaron pululando por el aire. – Hey Tora... – El otro pareció perder la sangre en el cuerpo, como giró lentamente su anatomía llevando ambas manos a cubrir sus labios mientras su mirada sorprendida se posó en el azabache, casi como si no pudiese creer lo que veía, sus orbes color miel parecían negarse a quitar esa expresión de conmoción, así como las lágrimas parecían acumularse al borde de sus ojos, amenazando con deslizarse lentamente por sus mejillas. – Tora yo... - Trató de romper aquel incómodo silencio hacía un leve ademan de acercarse, con miedo de que este simplemente decidiera salir corriendo, pero no pareció moverse, tan solo su cuerpo temblaba, siendo un poco difícil saber si era por su causa o por el ligero viento de primavera que se había levantado aquella noche. No sabía en que momento había comenzado a dudar tanto de sus acciones, como temía siquiera tocar a su amigo, por lo que mordiendo con fuerza su mejilla interna simplemente restregó con fuerza su cabello, incapaz de saber que hacer, hasta que simplemente decidió ser él, Baji Keisuke, el muchacho que prendía vehículos por diversión y el mejor amigo de Kazutora.


A pasos firmes y decididos avanzó hasta atrapar el cuerpo más delgado entre sus brazos, apretando con fuerza, sin importarle en lo más mínimo que este se estaba removiendo como gusano bajo su tacto, como si realmente no lo quisiera, aquello parecía ser un encuentro doloroso para el tigre, lo sabía, pero no quería que lidiara con todo aquello solo, después de todo aún lo tenía a él, no le abandonaría tan fácil, aún si le ponía una orden de alejamiento, averiguaría dónde está e iría a su encuentro, acabase en risas o golpes. Kazutora parecía querer alejarlo sin proferir palabra alguna, tan solo empujando un poco con los codos mientras aún tenía las manos cubriéndole la boca,  Baji le abrazaba por alrededor de la cintura y hundía el rostro en su cuello, reconocía ese aroma, el calor que desprendía, así como el leve olor a alcohol que impregnaba sus prendas. – Tora. – Volvió a llamar con un tono menos caótico, más como un susurro necesitado, quería sentir ese cariño que siempre se habían tenido, pero el otro parecía estar tenso. – Kei-s. – Parecía tartamudear. – Tora, cállate. – Pidió, quería estar así, pero los murmullos de este seguían intentando decir su nombre completo. – No entiendo ni mierda de lo que tratas de decir. – Rendido, terminó separándose, tan solo un poco, sus cuerpos aún permanecían rozándose, quedando frente al muchacho de reflejos amarillos, frunciendo el entrecejo sin comprender porque parecía mirarle de forma desorbitada. – Quítate las malditas manos de la boca para hablar. – Le agarró de las muñecas para jalar ambas extremidades hacia abajo.

Una oportunidad más {TOKYO REVENGERS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora