20 días

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«Una Sirena no tiene un alma inmortal, ni puede obtenerla a menos que gane el amor de un ser humano. En el poder del otro cuelga su destino eterno»

-o-

—¿Puedo hacerlo con Fuinjutsu?

Kakashi se siente frustrado a medida que pasa el tiempo y la sonrisa de Orochimaru pasa a ser un gesto de intriga y autosuficiencia. En su rostro, puede ver sus colmillos empezar a crecer cuando escrutinia los ojos de peliplata mientras busca pistas sobre su reciente interés en el Edo Tensei.

—Puedo responder eso —dice—. Solo si me respondes una pregunta.

—¿Crees que estas en posición de hacer exigencias? Te recuerdo que tu libertad esta en mis manos.

—Entiendo, Kakashi-sama, pero no crees que necesito saber qué destino piensas darle a uno de los jutsus más peligrosos y grotescos que se han creados. Trato de ser un hombre honesto aquí.

Orochimaru sonríe, y toma asiento elegantemente en el delgado y sucio catre, sus ojos amarillos reptilianos ojean poco a poco el libro como quien ha leído con demasiada familiaridad aquella investigación. Kakashi ha recurrido a él porque sabe que es cierto, no hay nadie más que sepa como jugar con la delgada línea entre los vivos y los muertos tan bien como Orochimaru.

Y aunque suena desagradable, inmoral y jodidamente loco, puede ver al final de todo eso la solución a su repentino dilema. Traer a Sakura de vuelta siempre iba a estar por encima de cualquier juramento de moralidad y honor.

—Aquí también te llegan las noticias, no es necesario que te lo diga. Sakura murió.

—Solo estoy tratando de jugar un poco contigo, Hokage sama.

Kakashi rueda los ojos ante ese llamado.

—Podrías hacerlo con Fuinjutsu —dice él y abre una página del pequeño libro que señala algunos sellos apenas legibles—. Pero es algo que no te lo recomiendo. Las bases están aquí en este libro, pero necesitas mucho más que teoría para lograrlo.

Le tomó más esfuerzo del requerido poder mirar de nuevo a Orochimaru sin sentir ganas de borrarle la sonrisa del rostro a golpes.

—¿Y qué sugieres?

—Desde niño siempre has sido un prodigio, Kakashi. Luego con ese Sharingan prestado te hiciste un nombre más rápido de lo que te imaginabas. Sin él, aún eres una leyenda, serás el Hokage, el arquetípo de un shinobi perfecto. —Cierra el libro y sus manos lánguidas y descoloridas se aferran al lomo—. Lo que yo te sugiero es que no lo hagas.

Es impresionante lo repugnante que se siente cuando está recibiendo un consejo del hombre más Anti-ético que ha puesto un pie sobre la faz de la tierra. Y es como si su mente —aquella pieza racional y respetuosa que aún conserva— trata de asaltarlo con todos los contras que representan sus acciones futuras. Imágenes muy pequeñas que se atenúan mientras la idea se mete más dentro de su cerebro, del resto, cada vez que alguna duda empieza a asaltarlo, escucha uñas en un pizarrón verde que lo devuelven a la realidad sin Sakura.

—No es una opción. ¿Crees que no puedo hacerlo?

—Estoy seguro que puedes. Incluso, si yo me tragase este libro justo ahora para impedir que lo usaras, sé que lo has memorizado y aún intentarías hacerlo.

—Entonces por qué no nos dejamos de juegos y me dices cómo demonios consigo la conexión espiritual.

Orochimaru se queda en silencio y vuelve a abrir el libro, está vez en la página que enumera lo necesario y lee un poco antes de llegar a la línea que le interesa. Se queda más de lo necesario mirando las palabras.

49 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora