Capítulo 17

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Lauren.

Caminaba tambaleandome por aquel lugar frío y tenebroso. ¿Cómo terminé aquí? Los recuerdos pasaban por mi mente como pequeñas luces en mi mente. La fiesta, el alcohol, el aroma impregnante de la hierba, aquel beso con la chica tan parecida a Camila, la culpa recorriéndome...

Recargada en un árbol lloré como una cría, balbuceo cosas inentendibles incluso para mí. Los recuerdos de Camila desgarraban mi corazón. ¿Por qué se fue? ¿Por qué simplemente no podía quedarse e intentar arreglar nuestras diferencias?

Caigo de rodillas al piso intentando calmar mi llanto, Camila, te extraño.

- ¡Camila!-grité desgarrando mi garganta, cuando ella se fue, se llevó una gran parte de mi alma.

Dos semanas después.

Mi vida cambió mucho luego de que Camila se fuera de mi lado, el brillo de mis ojos se extinguió, soy tan solo un saco de huesos y carne que se mueve por inercia.

- ¡Lauren, despierta! -Dinah me grita zamarreándome haciendo que caiga de cara al piso, gruño y le encaro.

- ¡Qué es lo que quieres! -Grito pasando mis largos dedos en mis enredado pelo.

Dinah bufa en voz alta. -Me habías dicho que hoy iniciaríamos la búsqueda de Mila... -al oír su nombre algo dentro mío se estrujó-, tengo sospechas.

- ¿En serio? ¡Dónde! -Exijo encontrándome con su mirada miel-: Vamos Dinah... ¿quién es la negrita que Lauren más quiere? ¡Dilo!

- Yo Lauren...-dijo sonrojándose-. Volviendo al tema que nos importa Laur, con Normani nos colamos a la oficina de Sanders y leímos el registro de Mila...

- ¿Y? ¡Eso es ilegal Dinah! -Grité con una gran carcajada, ella se sumó a mis risas-. Dime, ¿encontraron algo?

- Sí... -soltó un bufido-: Postuló a más de diez universidades... en distintos países.

- ¿Qué? -Mi esperanza por hayarla pronto bajaron significativamente-. Hay alguna que tenga más posibilidad.

- Por sus notas, Oxford... pero es la menos probable porque, no sería tan idiota de quedarse en Londres.

- Ugh... la odio. -Mentí, por supuesto que no lo hacía. La amaba, más que a los tacos.

- ¿Qué haremos? -Consulta Normani, la cual siquiera noté de su presencia.

- No lo sé amor... -dijo Dinah, mierda, son tan tiernas.

No debería tener estos sentimientos, ya que ellas son mis mejores amigas -gracias a Camila-: pero siempre soñe en tener una relación como la de ellas. Ellas son la una para la otra, siempre he pensado eso. Incluso cuando molestaba a Dinah diciéndole cosas como "bollera", "peinadito de Barbie" o cosas que se me ocurrían en el momento.

E incluso cuando la dejaba tirada en el suelo con sangre en la boca y un corte en la ceja, Normani siempre estuvo allí para ella. Para levantarla, abrazarla o decirle cuán imbécil era yo.

Valla que lo fuí.

Pero gracias a una enana de ojos morrones y pelo sedoso Dinah y yo somos buenas amigas, con Normani y Ally claro. Aunque ellas nunca me dañaban el entorno, eran parte del grupito de las maricas, como solía llamarles.

- Uhm... ¿Lauren? -Pregunta Dinah mirándome con una ceja alzada en claro mohín de confusión.

- Oh perdón... recordé algo. -Dije suspirando, me hubiera cambiado el nombre a Lauren 'la mete pata' Jauregui.

- ¿El culo de Camila? -Preguntaron al unísono.

- Idiotas... - murmuré.

Tres meses más tarde.

Camila.

Luego de una intensa e incómoda conversación con mi padre caí en la conclusión que debo dejar de ser aquella niña temerosa y asustadiza. Tengo dieciocho años y debo comenzar a valerme por mi misma.

Conseguí trabajo de mesera en un elegante restaurante familiar. Mi uniforme era la impecable camisa blanca decorada con el típico corbatín de moño negro. Mis falda de tela negra y unos lustradisímos zapatos también negros. Y el infaltable mandil negro típico de mesero.

Mi compañera Janet se le va el día intentando coquetearme, pero como yo soy una imbécil con retraso le ignoro sus intentos conmigo.

Pensandolo bien, sí soy una gran idiota. La chica estaba como quería, o incluso más buena que eso. Le estipula un metro ochenta y siete al ojímetro, tenía el cabello ondulado, largo castaño claro -rubio a una buena luminosidad-, sus ojos eran color avellana y su acento francés... oh lala.

- ¡Mierda Cami! -Exclamó con su sensual acento entrando a los baños de empleados, donde me estaba cambiando-. Puede sonar como una verdadera chica de Orange Is The New Black, pero eres la chica más hermosa de toda francia..., no, espera...-golpeteaba su mentón con su dedo índice dando a entender que estaba pensando, raro en ella-: ¡De todo el jodido mundo!

Reí y golpeé su brazo. -Cállate Janet, sólo vístete, en cinco minutos inicia nuestro turno. -Dije abrochando con paciencia los botones de la camisa.

- Lo dices para que me desnude... yo lo sé.

- No, por mí te vas a la mierda. Pero hoy el lugar está repleto, no podré sola.

- Hieres mis sentimientos Camila por Dios... -dijo desvistiéndose.

- Adiós.

[•••]

Como me temía, el lugar estaba repleto. Ambas plantas y la terraza que daba justo a una vista panorámica de la torre Eiffel. Yo me encargaba de ese lugar en particular, aunque siempre brindaba mi ayuda extra.

- Ey Camila...-dijo Janet.

- Dime... -respondo entrando a la cocina, bebiendo un poco de agua, un segundo respiro.

Me tomó de la mano y me guió a la recepción, la observé con la ceja alzada intentando decifrar lo que quería decirme.

- Hermosa, ¿puedes atender a esas chicas de allí? -Dijo señalando a unas chicas siete mesas más allá, mierda, no puede ser posible-: es que, hablan inglés y yo suerte puedo decir "Hello, how are you?" -Dijo de pésima forma, no pude contener una carcajada, la chica más alta de la mesa giró hacia mí, me escondí tras un pilar al verle la cara. -¿Qué? 

-...Lauren. -susurré.

En Busca De La Sumisa Perfecta [Camren AU] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora