𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆| 𝗛𝗔𝗡 𝗟𝗨𝗘

VEINTINUEVE

Las imágenes pasaban borrosas como un tren bala, borrosas pero llenas de colores y sonidos.

¿Dónde estaba el? ¿Había tomado su decisión demasiado tarde? ¿Estaba Karina fuera de su alcance ahora? La consternación creció en el corredor de autos asiático, trató de abrir los labios para gritar de dolor por lo testarudo que había sido, si hubiera sido menos ciego a todo, tal vez no estaría aquí, donde quiera que estuviera. Flotó, más allá del tiempo, en la inmensidad de su conciencia, ni siquiera podía sentir el dolor ardiente que se había apoderado de sus sentidos como magma caliente quemando su carne y sus nervios, e incluso entonces la sensación era indescriptible, por decir lo menos.

Mientras continuaba flotando, Han fue atrapado por un fuerte recuerdo, uno que surgió de las profundidades de su mente, la imagen borrosa como un vidrio sucio comenzó a aclararse mientras parecía nadar en él antes de caer dentro. El mundo tomó forma a su alrededor, sus piernas golpeaban el parachoques de un auto mientras los sonidos, colores y olores se materializaban en una noche que recordaba bien.

Eran finales de diciembre de 2002, la nieve caía a ráfagas del cielo oscuro como pequeños puntos salpicando la ciudad de neón, acababa de ganar una carrera contra un niño rico y malcriado de la parte alta de Shibuya, el niño había tratado de llamarle a la cara farsante, implicando que todo había sido amañado desde el principio, a lo que Han en parte se había ofendido como todos los que lo conocían, pero otro lado lo había hecho reír abiertamente mientras sus manos hurgaban dentro de una bolsa de papas fritas con jalapeños que una chica, Yuki ó Yoko, le había dado.