❝Y allí, en lo más recóndito de su alma, algo lloró con ardiente agonía, como una estrella que se sumerge en el oscuro abismo de la fría muerte anhelando el calor de un vestigio que alguna vez existió.❞
𝐊𝐀𝐑𝐈𝐍𝐀 𝐕𝐑𝐈𝐓𝐀𝐒𝐊𝐘 ha vivido cien...
Como lo predijo la vampiro duendecilla de cabello oscuro, habían pasado dos días, y ambos se sintieron tan largos como una eternidad mientras la vampiro morena se había mantenido alerta, sin dar un paso más allá de unos pocos pies. Tal exhibición era entendida, pero también preocupante, el propio Carlisle había argumentado que su sustento era igualmente importante, por lo que, incluso si al principio había estado en contra de separarse de la presencia de Han, había aceptado la necesidad de hacerlo, su garganta había estado ardiendo durante el último día, y le había prometido al propio Carlisle que no mataría a nadie cerca del pueblo como le había dicho al niño lobo cambiaformas.
Así que se fue a Seattle, con Garrett tan molesto como una sombra a pesar de haber saciado su propia sed dos días antes.
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Mientras ambos deambulaban por las calles oscuras, Karina había logrado secuestrar a un adicto al crack que se había estado tambaleando por la mugrosa acera sin ningún aparente rumbo definitivo, el hombre se veía demacrado a pesar de la juventud en su piel, sus ojos parecían viejos para un rostro tan joven, hundidos y demacrados como las víctimas de la gran depresión que habia visto incontables veces muriendo de hambre en las calles ante las atentas miradas del mundo entero, el pobre bastardo ni siquiera había suplicado por su vida, solo le había ofrecido una bolsa de la sustancia que lo había llevado por su camino oscuro como si fuera su salvaguardia que había sacado fuera de su abrigo raido que seguramente alguna vez había sido color verde.
"Esss..to..todo lo que tengo, hombre, puedes que..quedartela yo..yo conseguiré más, si?" murmuró el extraño de ojos azules con tono entorpecido por la droga en sus venas, Karina podía oler el amargo sabor de su sangre. El gorro gris que cubría su cabeza se deshilachaba en los bordes de su cabello rubio oscuro. Ella lo había tomado sin más preámbulo y con un leve empuje lanzado el cuerpo delgado al aire y directo al muelle a unos metros de distancia, quebrando su columna y paralizando sus piernas, no tenía deseos de jugar con sus últimos momentos. Después de todo, apesar de sus actos en vida, algo le decía que no había sido el tipo de persona que aparentaba ser, y algo en su frío pecho se había torcido como un vidrio incrustado en una llaga, su rostro pinchado en dolor siendo reemplazado por el de Han, sus ojos, azules y llenos de lágrimas no derramadas, ya fuera por el miedo ó dolor, con un jadeo, ésta mordió su cuello rápidamente, sin importarle si le había drenado por completo ó no, quería acabar con ello de una vez.
"Con esa cara tan larga pareces culpable, pensé que siempre te gustaban tipos así, a los que nadie extrañaría, son la perfecta presa debo admitir.." Agregó el vampiro patriótico mientras la veía sumergir el ahora pálido cuerpo sin vida en las oscuras y frías aguas, donde se hundió rápida mente gracias a la falta de fluidos, ojos azules en un rostro pálido abiertos hacia la infinidad de los cielos que nunca alcanzaría le observaron inmóviles mientras se desvanecía en el abismo. "..Él..no era un monstruo, Garrett, sólo alguien atrapado en el cruel juego de la vida, se podría decir que compartía más con nuestra causa que cualquier otro.." Murmuró Karina ahogando el leve temblor que ocupó su voz, el sentimiento le extrañó, ¿Por qué le estaba dando tanto duelo a un extraño? "¿Cómo lo sabes, hermosa? podía haber sido un ladrón, podría haber apuñalado a alguien la semana pasada para conseguir su próxima dosis sin ningún remordimiento, nuestra naturaleza nos obliga a cometer nuestros actos, el en cambio todavía tenía opciones y las desperdició.." Garrett murmuró detallando las posibilidades de el cuerpo ahora tragado por las profundidades de la helada marea de Seattle.
