CUATRO

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"Me sirve bien-, típicamente yo, ¡buen camino a seguir Karina! siempre las mismas tonterías, asustarle con comentarios cripticos, ¡que manera más inteligente de hacer que te conozca! ¡Estúpida! por que no vas y le muestras lo demás a ver si asi fu...

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"Me sirve bien-, típicamente yo, ¡buen camino a seguir Karina! siempre las mismas tonterías, asustarle con comentarios cripticos, ¡que manera más inteligente de hacer que te conozca! ¡Estúpida! por que no vas y le muestras lo demás a ver si asi funciona mas rápido para que salga por la ventana!" La morena vampiro murmuró amargamente mientras se deslizaba entre las calles, su apariencia juvenil agraciada mente pasaba desapercibida para todos los que pasaban por su lado, cómo sí solo fuese cualquier otro humano común y corriente, no que le prestasen mucha atención claro estaba, ésto dado el hecho de que la humanidad ya ni se molestaba en fijarse hacía el lado por cosas tan triviales cómo para pronunciar un simple cortés Hola.

Negando la morena continúo su camino fijamente, estar tan cerca de él puede no haber sido el mejor pensamiento que ella había tenido en casi un siglo y medio, su sangre le atraía cómo una abeja hacia la miel, lo que claramente era una muy, muy mala señal. De ahí en adelante la principal razón de el por que lo había dejado sólo en la comodidad de su hogar mientras cazaba un refrigerio a media tarde, era completamente estúpido pensar que unos pocos días de cerca en su presencia la habrían hecho inmune a la sed, a ese eterno y constante deseo voraz, tonta. Era un sueño de tontos, nada podría, no importaba si ella se quedaba quieta a su lado para siempre, mientras la sangre cursara por sus venas y él permaneciese mortal, el puente entre ellos permanecería allí, manteniéndolos separados, inmóviles, ella el cazador y él la presa. Para variar ésta había estado ya aquí en Tokio desde el otoño de 2002 detrás de sus pasos, haberle descubierto había sido la alegría más grande de su vida y el freno cardíaco más innegable, si su corazón pudiera latir claro esta, incluso entonces aún así se habia decidido, permanecería en Tokio, observándole cómo una fisgona que tenía que admitir... verlo desde lejos se había convertido en la existencia de su vida, observando cómo las multitudes se separaban en la calle al éste pasar de largo, anhelando el toque de sus manos mientras abrazaba a una chica asiática sin nombre con ropa escasamente escasa, ésto también tenía que admitir que había sido lo más difícil, si no lo peor, mirar y sobre todo, suprimir el deseo de matar en el acto, era una expectadora sin voz en el camino de la vida.

Más aun asi creía fielmente que el era de ella tanto como ella era de él.

Remover los muchos peligros posibles que caminaron de la mano con su forma de vida elegida, no habían sido nada fácil, incluso para una vampiro de su edad, pero ella todavía no lo cambiaría por nada, verán, Han Lue es y siempre sería su Tua Cantante, nada podría cambiar eso, nunca, él es su alma gemela, la única, con quién se supone compartiría todo lo que era hasta el final de los tiempos, ó eso quería creer. Caminando rápidamente por las calles ya oscuras, la vampiro inspiró una ráfaga de aire frío, agua de cloacas estancada y apestosa, especias picantes, y en última instancia, sangre arremolinándose sobre su nariz cómo un vino añejo. Siseando suavemente ante ésto, la morena se dió la vuelta corriendo por los callejones húmedos en un borrón de jeans negros y una chaqueta de cuero marrón que había agarrado de el perchero, por su ancho tamaño suponia Toshiro no se había molestado en llevarla consigo, sus botas oscuras emitían poco ó ningún sonido mientras se deslizaban silenciosa mente a través de los lugares húmedos. Los gatos se escabulleron al sentir su presencia depredadora cerca, los autos chirriaron en la distancia cómo la mayoría de las noches, y luego, en medio de la conmoción actual de la ciudad, lo escuchó.

𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆| 𝗛𝗔𝗡 𝗟𝗨𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora