Era el comienzo de la madrugada, los rayos de el sol ya se habían levantado detrás de los altos edificios de la ciudad en estallidos amarillos, dicha luz brillaba sobre ella cálidamente cuando finalmente regresó, las palabras de el nómada americano todavía resonaban en su mente cuando subió acercándose rápidamente a su departamento, ésta se pavoneó conscientemente para evitar ser iluminada por éstos, solo para ser detenida por la silueta de su vecina la Sra. Yakamura, la anciana asiática estaba afuera en su balcón regando sus plantas en silencio hasta que sus ávidos ojos oscuros la atraparon, había sido suficiente para detenerla desde dónde estaba parada, caminando enérgicamente hacia ella con una jarra de agua en la mano.
"¿Eres tú nieta? finalmente algo de paz, ¡me haz preocupado!" La anciana reprendió a la vampiro, con una mirada severa en su curtido rostro que yacía cubierto de arrugas, algo que nunca podría tener, sacudiendo la cabeza, la anciana esperaba una excusa de pie con sus pálidos y frágiles brazos ladeados hacia ella sobre sus caderas como solo lo haría una abuela, la morena ladeó la cabeza, ¿qué quería decir? ¿acaso había visto a Han? ¿y si se habia ido? Las preguntas se dispararon dentro de su mente más rápido que la velocidad de la luz.
"—Uh ¿a que te refieres con eso abuela Yakamura? yo estaba..fuera, desayunando..a sucedido algo ó..? se a escapado Neko otra vez? su refrigerador no funciona?" Murmuró la vampiro morena rápida mente, sin dar ningún momento para que la mujer cuestionara la dicha falta de bolsas de "comida" mientras miraba brevemente hacia el final de el pasillo donde su puerta estaba cerrada, no se podía escuchar ningún sonido desde el interior, el pánico se asentó en su interior como una piedra en el fondo, los sonidos de la ciudad ahora viva, como cada día, se acumularon sobre sus sentidos como un kaleidoscopio invisible, la palma de su mano derecha se aferró con fuerza dentro de el bolsillo de la chaqueta de cuero amenazando con traspasar en un hueco atraves de la tela y material.
"¿Desayunando? puahj ¡Tonterías! soy vieja pero no tonta niña, una vez fui joven, y estos ojos no me fallan, ese no es Toshiro, bah ¡ese hombre ha estado aplanando los pisos toda la noche! ¡lo escuché caminar en círculos! ¡No me dejó dormir! ¡La próxima vez que traigas a tu novio a casa, dile a la abuela Yakamura! ¡asi no se tiene que preocupar!" La mujer mayor reprendió una vez más con un pequeño resoplido a la morena, Karina ahora había tornado sus facciones en una máscara neutral, sus ojos color borgoña recayeron sobre sus zapatos como una niña pequeña, la esperanza creció ahora en su pecho ante la posibilidad de probar en contra de sus miedos exagerados.
"Ah, sí, pido disculpas por eso abuela Yakamura, entorno a Toshiro me temo a vuelto a salir en uno de sus viajes, pero dejó sus saludos para usted, es solo que, he estado muy ocupada últimamente y no había podido venir a decirle sobre que un amigo vendría a quedarse por un tiempo.." Murmuró la vampiro con calma mientras esperaba la respuesta de la mujer mayor, que llegó con un suave zumbido de su boca y un movimiento de cabeza, inmóvil antes de darse la vuelta para caminar lenta pero gradualmente hacia su propio apartamento, un pequeño gato naranja maulló suavemente desde la entrada de la casa, sus ojos amarillos juzgándola mientras la vieja Yakamura se abría paso lentamente, su ritmo lento y constante se desvaneció de sus sentidos cuando la puerta se cerró con un escaso sonido, dándose la vuelta, sin siquiera calcular contra sus viejas reglas habituales de "no utilizar velocidad vampírica en zonas humanas" sus pasos volaron rápidos en dónde la luz tocaba mientras volaba por la puerta de la casa, todo parecía estar en silencio, casi demasiado silencioso, rápidamente y con movimientos elegantes, la morena entró en su casa.
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𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆| 𝗛𝗔𝗡 𝗟𝗨𝗘
Fanfiction❝Y allí, en lo más recóndito de su alma, algo lloró con ardiente agonía, como una estrella que se sumerge en el oscuro abismo de la fría muerte anhelando el calor de un vestigio que alguna vez existió.❞ 𝐊𝐀𝐑𝐈𝐍𝐀 𝐕𝐑𝐈𝐓𝐀𝐒𝐊𝐘 ha vivido cien...