CAPITULO 11

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En los diecinueve años de mi despreciada vida, solo había experimentado la vergüenza en una ocasión. Y no, no voy a mencionarla ahora. Sin embargo, existe una posibilidad de que aquel suceso se quedase corto frente al desastre en el que me encontraba.
Caleb arqueó una ceja sin apartar su mirada de las manchas de mi rostro. Su cuerpo enfundado hasta el cuello con ese traje de cuero negro, hacía que no pudiese pensar con expresa claridad. Y lo peor, es que él no parecía percatarse de ello.

- Maquillaje.- solté en un tono tan bajo con la esperanza de que él no me escuchara. Pero lo había hecho.

- Ah.- dijo seguido de una risa diminuta.- ¿Y soléis utilizarlo de esa forma?.

Mierda ¿Por qué me pasa esto a mi?.

- Esta lloviendo y no es aprueba de agua. ¿Que esperabas que ocurriese?.

- No lo sé.- chasqueo la lengua.- Creí que vuestra especie sería un poco más inteligente como para crear pigmentos aprueba de agua.

- No tenemos los recursos suficientes para tal tecnología.

- Ya lo sé.- su dentadura blanquecina volvió a brotar de su rostro como margaritas al comienzo de la primavera.- ¿Y que pasa con ese vestido de encaje y diamantes? ¿lo robaste?.

Que me llamase ladrona en dos ocaciones me hacía bullir de la ira. ¿Quien se cree para pensar eso de mi?.

- ¿Y bien?.- preguntó al ver que no le respondía.

- No lo robe - afirme entre dientes, pero con la suficiente claridad para que él me escuchara.- Es mío.

- ¿Tuyo?.- alzo las cejas sorprendido ante mi declaración.- No lo creo. Me estás tomando el pelo ¿verdad?.

- ¿Por qué habría de mentir con algo así?.- pregunte.

Los ojos de Caleb centellearon como estrellas bajo la oscuridad de la noche cuando admiro la tensión en mi rostro. Ponerme de los nervios le estaba resultando una actividad de lo más entretenida.

- Es vuestra naturaleza. Los mortales vivís enrollados en centenares de mentiras y no sabéis cuando parar. Disfrutáis manejando las palabras a vuestro antojo.

- Conoces poco sobre nosotros.

- Conozco lo suficientemente.- recalcó.

- Eso es totalmente...

Caleb me interrumpió cuando se llevó el dedo índice a los labios con el gesto de que hiciera silencio. Su cuerpo se puso en alerta, como si estuviese tratando de descifrar el origen de un sonido o de un olor. El ambiente estaba tranquilo. Demasiado tranquilo.

- Creo que será mejor que te vayas.- susurro.
Algo en mi interior pareció entender su posición. Fue ahí cuando entendí que era mejor que nos evitásemos un problema.

- Vete.- insistió, aún con su cuerpo en posición de defensa.

- Pero.. yo.. yo no sé por donde ir.- mi voz salió casi sin fuerzas desde el fondo de mi garganta. El miedo había regresado y me sentía presa del pánico.

- Vuelve sobre tus pasos. Corre en línea recta hasta que llegues a la pradera. Hasta que estés a salvo.

Se alzó en vuelo y se poso sobre la rama de un árbol cercano. Estaba claro que intentaba descifrar algo, pero no sabía el qué.

- Caleb..- me observó por encima del hombro con una ceja arqueada. Al parecer no era la única sorprendida de que lo llamara por su nombre.- Yo.. ¿Volveré a verte algún día?.

El sonrió.

- Te estás adentrando en terreno peligroso.- un destello volvió a surcar su mirada.

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