Amor y Fuego

8. Un encuentro y una salida

La fría brisa de la noche recorre por todo mi cuerpo haciendo que me estremezca. Un par de ojos grises se van acercando lentamente mientras me mira como mira un depredador a su presa.

Ya estando frente de mí, me dedica una mirada y toma mi mano. A pesar de la poca luz que nos brinca la habitación, podría jurar que sus ojos brillan, un brillo confuso.

—No te preocupes por ella yo la llevaré de vuelta siempre y cuando ella quiera —dice Jael en tono firme y mira a Tiago quien se encuentra aún en la entrada.

—¿Te estás escuchando? Ella ha estado tomando, ¿Cómo pretendes a que quiera volver? —responde Tiago molesto y acercándose a mi derecha.

¿Otra vez me veré envuelta en esta patética peleas de hermanos?

Como quisiera volver a tener ganas de vomitar así les vomito en la cara.

Tiago me toma del mentón obligándolo a que lo vea.

—Ruth —al escuchar mi nombre salir de sus labios me parece a ver escuchado a Alec quien lo dice y de repente... —Nos iremos, no seguirás aquí y tu madre debe de estar preocupada —su voz parecía ser la de Alec y su rostro...

¿Qué está haciendo Alec aquí?

Hace un momento parecía ser Tiago quien me hablaba pero, ¿Por qué ahora veo a Alec?

Lo que hice a continuación fue de parte de mi impulsividad de borracha:

Lo tomo de la nuca atrayéndolo hacia mí dejando poco espacio entre nosotros.

—Si tan solo no me hubieses traicionado de aquella manera, solo... —susurro.

¿Por qué Alec está tan lindo esta noche?

Estampo mis labios con los suyos pero el beso dura poco, Alec se aparta bruscamente de mí saliendo de la habitación.

Mis ojos pican y empiezo a llorar como niña pequeña y berrinchuda.

Mierda, ¿Qué me está pasando? ¿Por qué siento una enorme tristeza ahora mismo?

—Hey —dice alguien tocando mi hombro.

Salgo de la habitación corriendo, siento que aquella persona viene detrás de mi pero no hago caso a aquello, esta vez no lo dejaré pasar ¡NECESITO QUE ME EXPLIQUE EL POR QUÉ ME TRAICIONO DE ESA MANERA! Yo lo amaba de verdad.

Busco por el pasillo hasta encontrarlo de espaldas en la esquina, lo hago girar agarrándole el hombro.

Bajo mi mirada. —Me preguntaba si aquella vez fui suficiente para ti, incluso ahora me pregunto si soy suficiente para cualquier otra persona —se me escapa una sonrisa —Si, lo hago —digo en un hilo de voz.

De repente siento cansancio, náuseas y tristeza, una sensación extraña se apodera de mi haciéndome caer de rodillas al frio suelo de cerámica.

Mis lágrimas comienzan a caer y luego oscuridad.

Lo último que escucho es a Tiago y Jael decir mi nombre.

***

Domingo, 9:15 am.

Al bajar lo que parecía unas eternas escaleras miro alrededor.

Hay lo que parecen ser personales de servicios limpiando la enorme casa, por otro lado están pocas personas durmiendo en los sofás.

Ya pero enserio ¿Qué paso anoche y por qué desperté junto a Tiago y Jael?