CAPITULO 1.

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Perspectiva en 1° persona ...

Abrí mis ojos tras haber caído en algún suelo de piedra, estaba en un extraño lugar. No era el único que estaba allí, junto a mi había tres jóvenes, y varios clérigos al frente nuestro.

«¿Qué está pasando aquí? —estaba en estado de shock. No lo podía creer— Esto no es cierto, estoy soñando. Si, debe ser un maldito sueño», mi corazón latía a mil por segundo. Estaba realmente asustado.

—¡Oh, héroes —dijo un clérigo—, por favor, salven nuestro mundo!

Ante estas palabras volví en mí, además, pude notar que estos sujetos, y hablo de los otros héroes, estaban al igual que yo, confundidos.

—Que no me haya tocado el escudo —susurre, dude en mirar, pero ya lo presentí cuando le di un vistazo rápido a las armas de los otros, esto me lo había confirmado. Soy el escudo.

«Ok, Jarol. Este es el sueño de todo otaku, solo gózalo, gózalo como no te lo puedas imaginar», pensé ante todo con positivismo.

—Ustedes cuatro tienen que salvar nuestro mundo —nos dijo aquel clérigo.

Algunos de los héroes estaban escépticos ante esto, menos yo, trataba de procesar estas palabras, aunque ya sabía lo que estaba sucediendo.

—¿Qué es lo que quiere decir con eso, señor? —pregunto el chico del arco.

—Se los imploro héroes, préstennos sus fuerzas porque nuestro mundo está al borde de la destrucción —imploro el clérigo.

Estaba deseoso por comenzar, pero tenía muchas cosas importantes esperándome en casa. Además, mañana tenía que entregar aquel ensayo que ya debería de haber hecho, y si no hacia perdía el semestre.

—No quiero —dije—. No soy un soldado y no arriesgare mi vida.

—Igual me niego —dijo el tipo de la espada.

—Yo estoy de acuerdo —incluyo el tipo del arco.

—Aún pueden devolvernos a nuestro mundo —dijo el de la lanza—. Como dijo el que está a mi lado: No arriesgare mi vida, y si lo hago espero una recompensa; porque dependiendo de la respuesta quizás incluso podamos terminar siendo sus enemigos.

Los clérigos escucharon aquella demanda, y uno de ellos, uno nervioso, hablo diciendo:

—Si eso desean, nos gustaría que tengan una audiencia con el rey de Melromarc —el clérigo camino hacia nosotros con los brazos extendidos—. Es con él con quien podrán negociar su recompensa.

En eso, los clérigos empezaron a subir unas escaleras circulares, probablemente de una torre, y nos instaron en seguirlos.

«Creo que estábamos en el sótano del castillo», pensé mientras subía con ellos.

Llegue a una ventana al lado de las escaleras, presencie una maravillosa vista. Allá afuera había una típica ciudad medieval de anime.

—Realmente estamos en otro mundo —expreso uno de los héroes cuando vio el paisaje.

—Que hermoso —dije—. Desearía que mi primo Sergio estuviera aquí para ver esto —deje que la brisa chocara con mi rostro, y añadí—: Esto parece una maqueta de esas películas de Hollywood, ¿no lo creen?

—¿Por qué lo dices? —hablo el chico del arco, aunque no me espere que me respondiera— ¿Acaso nunca has salido de Japón?

—Alto —le interrumpí. Pensé que como había dicho una oración diferente al del anime no me iban a responder, pero fue lo contrario. Tengo que tener mucho cuidado con esto desde ahora, o si no podría alterar todo para mal, y al menos quiero mantener unas cosas intactas del canon.

—¿Qué?

—No soy japones, soy de América —aclare—, ¿acaso no lo notas por mi color de piel? —de hecho, se notaba claramente, mi piel es oscura y no tengo ningún rasgo asiático.

—Entiendo, americano —se disculpó el chico del arco.

—Por el hecho de todos hablar el mismo idioma, yo diría que debe ser a causa de estos sujetos —explica el chico de la espada mientras señala al clérigo, el cual le afirma lo dicho.

También había pensado eso, pero creo que es mejor decir que fue la conveniencia del guion el que todos habláramos el mismo idioma.

—¡Oye tú —dijo el tipo de la lanza—, muévete que el rey nos espera!

—Ya voy —suspire, enseguida retomamos la marcha. 

¿SOY EL NUEVO HÉROE DEL ESCUDO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora