CAPITULO 8.

190 26 23
                                    

Sin darme cuenta el tiempo corrió y la primera luz de la mañana entraba a la habitación, junto con el sonido de múltiples carruajes.

—Ha venido mi escolta personal —dije con sarcasmo—. Se retrasaron por cinco minutos.

Estaba sentado cómodamente en la cama, y escuche las pisadas de los caballeros por el corredor. No iba a escapar, tenia pereza mental para hacerlo, así que saque algo envuelto de una de mis bandoleras, había comprado mi desayuno el día anterior cuando pase con Malty por el mercado. Según la vendedora esto me daría fuerzas durante medio día.

—¡Caballeros del castillo, abre la puerta, desgraciado!

Escuche gritar a uno de los caballeros, y los golpes no se hicieron esperar, trataban de derribar la puerta.

Sin apuros comencé a tomar mi desayuno.

Perspectiva en 3° persona ...

Los caballeros habían llegado a la habitación que tenía el héroe del escudo, trataban de derribar la puerta a la fuerza, pero no podían, era como si la hubieran encantado. Estaba demasiado dura para abrirla.

Llamaron al cerrajero, pero no dio para abrirla. La puerta estaba atrancada por dentro, y como tenían que esperar a que otros caballeros entraran por la ventana. El capitán de la brigada tomo su espada y con ira empezó a golpear la puerta, muchas maldiciones salieron de su boca.

Perspectiva en 1° persona ...

—Uhm, y con esa boca beso a su madre —dije.

Claramente podía escuchar todas las groserías y maldiciones que tiraban hacia mí. Pero me parecía gracioso, estaba muerto de la risa.

Hace ya mas de una hora me había movido de habitación, unas que estaban desocupadas al fondo, alejadas de las escaleras... y había fortalecido con las habilidades del escudo la puerta de mi anterior habitación.

Los había troleado a todos.

—¡Señor, lo encontré!

¡Casi me muero del susto! Volteé a la fuente del sonido y vi a un caballero asomado desde el tejado por la ventana.

Al menos pude retenerlos por mas tiempo —dije para luego colocarme de pie y esperarla embestida que me venía, no sin antes seleccionar un escudo grande, tipo escudo romano que me protegiera.

Enseguida derribaron la puerta y exigieron mi rendición.

—¡Tire el arma, así podremos golpearlo de forma desmedida —exigió un caballero—, sino lo hace nos veremos forzados a golpearlo de forma desmedida!

—¿Qué sucede? —dije como si no supiera lo que pasaba.

—¡Te crees muy listo, bastardo! —grito un caballero muy enojado.

—No me lo creo —les hice mofa—, lo soy.

Esto no les sentó bien a estos hombres, que enseguida se lanzaron contra mí con intención de llevarme a la fuerza al castillo.

Cinco Doritos después ...

—Con delicadeza, señores —dije mientras me empujaban por la puerta y caía al suelo—, que eso me dolió...

Había perdido contra ellos, eran muchos para poderme defender. Me rodearon y no me dejan atacar, a tal punto que propinaron golpes contra mí, pero nunca desenfundaron sus espadas, sus intenciones eran llevarle con vida ante el rey.

En ese momento comprendí algo: Nunca enfrentarme con veinte hombres a la vez porque ellos tendrán la ventaja.

Varios guardias con lanzas me rodearon cuando caí al suelo, me apuntaron con intención de matarme si hacia algún movimiento hostil contra alguien.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 21, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿SOY EL NUEVO HÉROE DEL ESCUDO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora