CAPITULO 2.

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En nuestro recorrido conversamos un poco, más sobre el hecho de habernos encontrado en otro mundo. Aunque fue poco lo que hablamos, me sirvió mucho para conocer el carácter de ellos antes de que se volvieran engreídos.

Finalmente llegamos a la sala del trono donde múltiples personas estaban en los balcones, mientras que el rey permanecía sentado en su silla del trono, todos nos observaban con atención. Los murmullos se hicieron presentes, hablaban de los héroes, de nosotros cuatro.

Todos hicieron silencio cuando el rey se dispuso a hablar.

—Así que estos son los cuatro héroes de las leyendas —hablaba el rey—. Soy el rey de Melromarc, Aultcray Melromarc XXXII. Presentaos, héroes.

«Pero que nombre más complicado el del viejo —pensé con indiferencia hacia él. Se todo lo que le hizo pasar al protagonista original, a Naofumi—. Gracias a Dios tengo ventaja táctica y conocimiento anticipado».

Fueron presentándose ante el rey uno a uno.

Debía agradecer que fui el ultimo, porque que estaba nervioso. Cosa que provoco que olvidara lo que venía continuación.

Iba hablar, pero el rey se me adelanto y tomo la palabra, diciendo:

—Ren, Motoyasu e Itsuki.

«Cálmate Jarol, cálmate. No le hagas la autosuicidación», entonces tome aire y deje volar esos pensamientos, y dije:

—Lo siento su majestad el rey, pero no dejo que me presentara, y con su debido respeto, lo hare —alce un poco mi tono de voz, no estaba molesto, pero si fastidiado, aunque sabia a lo que conllevaría todo esto.

Pude ver que el rey y los presentes (probablemente nobles) hicieron una mueca no muy notable, no obstante, concedió mi palabra.

«Ya no hay vuelta atrás», inhale y exhale.

Arregle mi suéter, y me presente como se debía.

—Saludos —puse mi mano en forma de "V", di un saludo vulcano—, soy Jarol D Varón, 19 años, voy a la universidad, soy judoca y karateka... Ah, y soy latinoamericano.

«Le agregué la "D" a mi apellido porque lo hace sentir cool», pensé.

—Entonces practicas artes marciales —expreso el rubio de la lanza, Motoyasu.

Gire, le confirme con un asentimiento y una mirada seria.

El rey dio un ligero carraspeo para que le prestaran atención.

—Joven héroe —dijo el rey mientras me miraba—, ¿por qué no estas limpio?

Estaba realmente confundido, no sabía de qué estaba hablando. Enseguida miré mi vestimenta, quise olerme, pero sabía que estaba limpio. Me había bañado en la noche antes de ponerme a jugar, ¿Por qué decía que estaba sucio?

—Esto no es suciedad, es el color de su piel, señor —alguien dijo.

Ese alguien era Itsuki, que pudo comprender lo dicho por el rey.

—¿Te pusiste tinta negra en la piel? —pregunto nuevamente el rey.

—No, nací con piel negra —conteste. No me gusto para nada como lo decía este sujeto, el rey. Al menos Itsuki tenía decencia al decirlo.

—¿Dices que naciste con piel negra? —y otra vez insistiendo en el tema.

No soy de los que me ofendo por algo tan simple como eso, pero si el rey seguía insistiendo en esto me levantaría y le daría un golpe en la cara.

—Si —dije, esta vez con una mueca.

—Rey, disculpe, pero de dónde venimos es mal visto hacer ese tipo de preguntas —intervino Ren para aliviar la tensión.

—Interesante —expreso el rey ante la explicación de Ren, el chico de la espada. Luego añadió—: Muy bien, antes que nada, voy a explicarles nuestra situación...

Y así, el rey empezó a hablar. Para resumir cuentas, el rey quería que nosotros protegiéramos el reino de las Olas de la Calamidad.

—Ahora entiendo todo, pero espero que entienda que trabajare con una recompensa —exigió Ren cuando hizo que su espada tocara el suelo.

—Naturalmente todos ustedes serán recompensados una vez que repelen todas la Olas —explico un señor, probablemente el consejero del rey.

Todos nosotros, obviamente, estuvimos de acuerdo. Después de que se cumpla este requisito, todo estaría bien.

—Héroes, revisen sus estadísticas —dijo el rey.

Enseguida enfoque el icono que estaba antinaturalmente puesto a un lado de mi visión. Me sorprendí cuando salió lo que parecía un menú de videojuegos, al igual que yo, los demás héroes encontraron el menú y accedieron a sus estadísticas.

—Soy nivel 1 —susurre—. Está bien, que comience el juego..., me llamaría el espadachín negro si tuviera la espada.

—¿Que tanto balbuceas? —Itsuki me miro extrañado.

—No, nada, estaba pensando en voz alta —me excuse.

—No sé si pelear con las Olas en este estado es recomendable —argumento Motoyasu.

El consejero nos aconsejó que nos embarcáramos en una aventura para entrenar y mejorar nuestras armas legendarias, al igual que nuestras habilidades, ya que nuestras armas sagradas comienzan siendo débiles y tienen que fortalecerse. También nos aconsejó a cada uno tomar un camino diferente, o si no, las armas nunca evolucionarían.

—El sol ha comenzado a ocultarse, descansen el resto del día y mañana partirán muy temprano, nosotros nos encargaremos de preparar su equipo para el viaje —nos hablaba el rey.

Ante las palabras dichas por el rey, una criada se nos acercó y pidió que la siguiéramos. 

¿SOY EL NUEVO HÉROE DEL ESCUDO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora