CAPITULO 6.

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Faltan pocas horas para anochecer por completo, y me concentraba con Malty a las afueras de la ciudad, en el campo.

—¡¿Estás seguro de eso?! —pregunto Malty detrás de un árbol a la distancia— ¡Puedo ayudarte si me lo pidieras! ¡Porque enserio, necesitas ayuda!

Yo estaba sentado tranquilamente en el pasto, giré la cabeza y le contesté:

—¡No la necesito, estoy bien con esto, no hacen daño! —le respondí.

De hecho, no la necesitaba, pero reconocí que alguien se asustaría si viera esta escena. Una o cinco docenas de esos monstruos globos anaranjados me atacaban, me mordían, y yo hacía poco para defenderme. Después de todo este era el plan, me había convertido en la carnada y así atraería a estas cositas, y como Malty me advirtió que a estas horas se intensificaban los monstruos, decido quedarme y pescar un poco.

—¡¿No tienes frio?! —le dije, tuve que alzar la voz para que me escuchara— ¡Te dije que regresaras, pero no quisiste! ¡Te daría la bufanda para que te cubras, pero como actualmente estoy ocupado y no quiero que los espantes, no puedo!

«Que malo soy», me reí de mi maldad.

Fui matando uno a uno a los monstruos, eran fáciles, después que los tengas a la mano, ósea, mordisqueándote por todas partes del cuerpo, todo era sencillo. Hasta que me canse, y los asesine rápido, no con una velocidad sobrenatural, aun me faltaba para eso, pero con más esfuerzo.

Mañana vendería el resto de los globos que había guardado. Pero primero, tenía hambre, y ya había hecho sufrir a esta chica.

—Regresemos —dije mientras me levantaba limpiaba mi cuerpo de los restos de los monstruos. Guarde lo que necesite de ellos en las bandoleras, y de paso hice que el escudo succionara una buena cantidad de ellas.

Camine hacia Malty quien temblaba por el frio, me miro con una cara no muy agradable. Ella estaba acurrucada a un lado del árbol.

«Mírenla temblar...», pensé con una sonrisa, le di gracias a la bufanda que tapaba mis expresiones.

—Oye, te dije que regresaras al castillo, pero tu insististe —le dije—. Además, te dije que me gusta hacer las cosas solo porque siempre me tomo mi tiempo.

—¿Y si un monstruo feroz nos atacaba? —reprocho.

«Sencillo, te uso como distracción y salgo corriendo», quería decirlo, pero me contuve.

—Eso nunca pasaría porque estas a mi lado, no dejaría que un monstruo te comiera —dije mientras estiraba mi mano hacia ella—. Pobre monstruo, le compadezco, le daría indigestión —susurre estas últimas palabras para que ella no las escuchara.

—¿Dijiste algo?

—No, nada... Solo volvamos a la ciudad.

Mi escudo actualmente tiene muchas transformaciones que desearía probar cuando este solo. Así que estaba ansioso por todo esto.

—Ni siquiera me compraste un equipo —dijo con un puchero de mala muerte.

«Ah, y se enojo», la compadezco, por haberme elegido como acompañante.

—Te lo dije, no me alcanzo el dinero hoy, pero mañana te lo daré, eso sí, si sigues conmigo —le respondí. Sabia con anticipación que ella no seguiría conmigo y se volvería una enemiga desde el día de mañana por la mañana.

Así que a gozar hoy para no llorar mañana.

En la posada ...

Estábamos comiendo en un lugar lujoso.

—Que sabroso es esto —dije mientras mordía lo que parecía carne.

Tome un vaso con agua. No había refrescos ni nada parecido, así que tenía que conformarme contesto, y como no bebía, no me gustaba el alcohol, pues me conforme con el agua.

—Espero que disfrute de la cena, héroe —hablo para luego beber de su copa de vino.

«Le falto decir: Porque será la última que tendrá», le sonreí.

—Gracias...

—Por cierto, no veo que tiene una copa de vino, ¿Por qué no eligió una? —pregunto mientras jugaba juguetonamente con su copa de vino— Si usted desea, le podría dar de beber de la mía.

—Lo siento, no bebo.

—Qué pena, llevaba mucho tiempo deseando beber con un héroe legendario —deslizo su mano por la mesa hasta donde tenía mi mano, mire mi tenedor.

«Tenedor, no, es una orden. No me mires así, si lo haces me meterás en problemas», el tenedor quería probar sangre humana.

—Si... lástima que no se va a poner —le hable suavemente.

—¿En serio? Ah, que lastima —dijo mientras retiraba su mano de la mía—. No esperaba menos de usted, como nuestro país se rige por un matriarcado, y es por eso que es casi imposible encontrar a un hombre que rechace la bebida de una mujer.

—Lo siento, no lo sabía.

—No te preocupes.

—Te agradezco por haberme ayudado, pero ya tengo sueño y me voy a dormir —dije para luego levantarme y alejarme de la mesa, no prestándole atención a lo que ella decía.

Tararee una canción mientras caminaba a mi habitación.

—Ahora si tendrás ganas para odiarme.

Perspectiva en 3° persona ...

—Maldito desgraciado astuto, te matare por el infierno que me hiciste pasar hoy —maldijo a sus espaldas. Todo lo dijo en un susurro para no llamar la atención, ella estaba enojada, muy enojada ante tal humillación. 

¿SOY EL NUEVO HÉROE DEL ESCUDO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora