hanagaki takemichi.

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—Mierda Takemichi sabes que no debes beber

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—Mierda Takemichi sabes que no debes beber. —regañaste a tu mejor amigo mientras lo ayudabas a caminar para luego entrar a tu departamento.

—¿Por qué nooo? —alargaba las palabras y soltaba carcajadas, sus ojos azules estaban achinados y traía su camisa desabrochada hasta la altura de su pecho, su corbata estaba para un lado y el cinturón de su pantalón estaba suelto.

Su aspecto era completamente de un borracho aunque se veía muy sexy.

No, no puedo pensar eso, él tiene novia y yo soy su mejor amiga.

—Porque no eres tolerante al alcohol, mira como te pones, Michi. —lo acomodaste en el sillón de la sala de estar y el rubio seguía riéndose mientras jugaba con los retratos de la mesita que tenía en frente.

—¿Esa eres tú de bebita? —tenía una sonrisa tonta en su rostro y soltó una pequeña risita, te sonrojaste cuando viste de que foto se trataba. Como odiabas esa foto, estabas disfrazada de gatito, pero no un gatito sexy, literalmente era un disfraz de cuerpo completo.

—Deja eso. —Trataste de arrebatarle el retrato y lograste ponerlo en su lugar con éxito.

—Miau. —el ojiazul enpezó a maullar y con sus manos hacia como garritas de gato.

Lo dejaste un rato para dirigirte a tu habitación para traer una manta con la cual tu mejor amigo pueda cubrirse y pasar la noche durmiendo en el sofá.

No podía llegar así a su casa, sus padres lo matarían y menos ir a ver a su novia, Hina.

Decía que ya le daba muchos problemas a ella así que recurrió a ti, claro como última opción.

—Toma. —le tendiste la manta que no era tan grande y ni tan pequeña, tenía un bonito estampado de vaquita.

—¿Tienes algún fetiche con los animales? —Takemichi rio y tú solo rodaste los ojos.

—Solo tómala y duérmete. —le lanzaste de mala gana la manta ocasionando que cayera al suelo, Takemichi dejó de reírse y se puso serio.

Miedo. Aunque creías que era normal, estaba borracho así que tendría varios cambios de humor sin sentido.

—Dámela bonito. —hizo un puchero mientras se acostaba en el sofá acomodándose listo para dormir.

Te quedaste parada en tu lugar, no pensabas cumplir sus caprichos tontos.

—¿Por qué sigues parada ahí? —hizo un puchero. —¿Me odias, verdad? —viste como sus ojos azules empezaban a llenarse de lágrimas, te asustaste y te acercaste hasta él rápidamente. —Sí no querías que viniera me hubieras dejado tirado por ahí como una basura. —sus lágrimas cayeron por sus mejillas y sonaba su nariz.

one shots ; tokyo revengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora