Capítulo 5

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Lan Wangji estaba completamente maravillado, jamás se enteró en qué momento se adentró tanto al bosque o cuando fue que pasó la barrera de energía resentida y aun así en ese momento no le importaba.

El bosque estaba lleno de colores amarillentos y rojizos, el pasto espeso naranjo se movía en un vaivén por el viento de la tarde y por pequeños animales que juntaban sus provisiones para el invierno, las aves iban y venían con un canto un poco agitado por la presencia de los falsos cuervos que llevaban cosas en sus picos. El Lan se permitió contemplar ese hermoso bosque que se preparaba para el invierno, sus ojos no daban crédito a semejante belleza ¿Qué no acaso ese bosque debería estar muerto por la presencia de la energía resentida? Seguro que después de tantos años este bosque generó una resistencia al igual que la fauna para poder existir en ese sitio.

Es bien sabido por todos que Yiling no siempre fue una zona infestada de energía maligna, hace casi dos mil años era una montaña verde aun en invierno y sin embargo por culpa de personas cegadas y sedientas de poder orillaron a una montaña desbordante de vida a convertirse en una zona al borde de la muerte, al igual que aquí fue traicionado y asesinado un joven cultivador errante que pronto sería conocido como un demonio de clasificación "Ira" que, por estar encerrado aquí, aun no contaba como una calamidad, todos se refieren a él como "La serpiente de plata con escamas rojas" o mejor conocido como Chenqing.

Cuando volvió a ver al risueño ojigris casi 4 meses después de su desaparición no solo lo confundió su nuevo cultivo, sino que también el nombre de su dizi hecho de bambú negro al que le colgaba una pieza de cristal rojo. Cuando le preguntó el por qué le dio ese nombre, él solo le respondió que era para "honrar a un amigo"

¿Wei Ying y Chenqing se conocían? ¿Eran cercanos? Si Wei Ying cayó a los túmulos, Chenqing... ¿Él sabrá dónde está? El Lan negó ante tal pensamiento. Acudir a un demonio debe de ser su última opción, de hecho, ni debería haberla considerado como una; nada ni nadie le aseguraba que le dijera la verdad, en especial porque se trata del mismo demonio serpiente.

El de ojos dorados decidió probar suerte y tocar Inquiry en cuanto regresara a la posada después de averiguar quién era el amo de esos cuervos. Lo que al parecer estaba a punto de descubrir.

Su vista plena fue interrumpida al ver a varios árboles rotos formando un túnel tapizado con plumas negras de gran tamaño, manchas y charcos de sangre seca tanto en árboles como en el suelo; el camino de sangre que manchaba el naranjo del pasto guiaba a la entrada de una cueva. El umbral de la cueva estaba manchado de sangre y lleno de plumas negras gigantes manchadas igualmente de ese espeso carmesí opacado por la exposición al ambiente. Una gran cantidad de cuervos entraba y salía para dejar lo que llevaban e ir por más.

Al quedar en la entrada de la cueva pudo ver lo que había en el interior y siguiendo las marcas de sangre con sus ojos llegó hasta el fondo de ese semi-oscuro sitio para ver que todo lo que los cuervos dejaban terminaban frente a una entidad de color negro; por segunda vez en toda su vida y por primera vez en un contexto como este, el joven vestido de blanco pulcro estaba aterrado. La energía resentida bailaba alterada del techo de la cueva hasta el suelo recorriéndola por completo, sus ojos se abrieron en completo terror cuando pudo distinguir que la forma de esa entidad oscura era un enorme monstruo emplumado que era casi del tamaño de la misma cueva, se encontraba de espaldas y respiraba entrecortadamente y sacaba ligeros gruñidos mezclados con suspiros pesados.

En ese momento las palabras de su hermano que le ordenaron no actuar quedaron eliminadas de su memoria, quería saber que era o tal vez quién era ese monstro así que se acercó, sin embargo, en cuanto dio el primer paso dentro de la cueva uno de los cuervos que hasta ahora habían estado callados lo ensordeció con unos fuertes graznidos seguido por los cuervos que aún estaban dentro de la cueva haciendo que esa bestia se removiera de su posición. Su cabeza comenzó a asomarse al tiempo que este se enderezaba de su posición quedando de perfil al joven, la mitad superior de su cabeza estaba tapada por una espesa cantidad de plumas mientras que la inferior dejaba ver los grandes colmillos que se asomaban por la comisura de su hocico que llegaba casi hasta donde las plumas cubrían su rostro. Este comenzó a gruñirle al intruso mostrando cada vez más sus afilados dientes y poniéndose de frente sus plumas comenzaron a erizarse, se acercaba lentamente y agazapado abriendo lentamente sus alas dejando ver sus cuatro patas que terminaban con la misma apariencia de las aves negras de su alrededor.

El demonio cuervoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora