Desde una edad muy temprana Xue Yang fue maltratado y abandonado por sus padres, su padre peleó en una guerra contra los cultivadores de quién sabe dónde y murió en batalla; sinceramente esto no le afectó puesto que su padre nunca estaba en casa así que no lo conoció, por otro lado, su madre lo abandonó a su suerte en las calles de Kuizhou hace dos años.
Vivir en las calles es sinónimo de peligro constante, uno nunca sabe cuándo alguien va a robarte, humillarte o incluso matarte y aun así el pequeño Xue Yang de siete años era tan puro e inocente que creía en algún momento alguien le regalaría un poco de alimento, un lugar para pasar la noche o al menos le devolvieran la sonrisa que él les daba al saludar. Pero eso jamás pasó y sus esperanzas de que alguien fuera lo suficientemente humano para tenderle la mano se fueron desvaneciendo lentamente, más no completamente.
En varias ocasiones se vio ayudando a algunos animalitos de la hambruna compartiéndoles de su 'comida' o salvándolos de personas que querían hacerles daño, justo como ese gatito que tuvo la mala suerte de toparse con un trío de hombres borrachos.
Lo tenían amarrado de las patas y uno de los hombres lo sostenía con fuerza de su pequeña cabeza mientras los otros reían.
El pequeño gatito gritaba y se revolvía en su lugar en un esfuerzo de que lo soltaran pero ese hombre lo apretaba cada vez con más fuerza, Xue Yang temía que ese desgraciado matara al gatito, quería ayudar al felino pero no sabía cómo, buscaba desesperado por todos lados de la calle algo con lo que hacer que ese hombre soltara al gatito como un palo o una piedra quizás pero no había nada, ni siquiera había personas rondando; los únicos que estaban ahí eran él mismo, esos hombres, el gatito y unos cuervos. Dudaba que estos últimos le prestaran ayuda, no solo porque son animales y seguro no iban a entenderle sino porque tal vez estén esperando que el gatito muera para poder comérselo y obviamente eso no iba a permitirlo.
De pronto el hombre azoto con fuerza al gatito en el suelo entre risas y maldiciones, a lo mejor el gatito alcanzó a morderlo, y el niño no dudó en tomarlo como una oportunidad para sacar al gatito de ahí; corriendo lo más rápido que pudo, tomó al minino del suelo y se alejó de esos hombres. Lo que no planeó fue que esos tontos lo perseguirían.
-"¡¡AH!! Maldita mierdecilla, ¡DEVUÉLVEMELO!" grito persiguiendo al niño seguido de los otros dos hombres.
Xue Yang conocía esas calles como la palma de su mano así que se tomó la libertad de mirar al felino mientras corría, el minino cabía perfectamente en sus pequeños brazos, respiraba rápidamente y lo veía con terror pero no se movía ni un centímetro; sus patitas estaban amarradas con una soga tan fuerte que temía que le rompiera sus huesitos. Cuando estuvieran en un lugar seguro lo desamarraría, en este momento eso era muy peligroso.
Un par de minutos después dejó de ver y escuchar a los borrachos y suavizó su paso hasta detenerse en un callejón donde empezó a desamarrar al gato, pero este no se movió.
Maullaba y gemía pero no se movía, tocó sus patitas donde había sido amarrado pero no se sentían mal, incluso abría sus deditos sacando sus garras en un intento de alejar su mano pero no las alzaba más de un centímetro y luego las cerraba otra vez. El pequeño preocupado acarició suavemente su costado observando que cada que lo tocaba sostenía su respiración y abría su hocico sin producir sonido alguno, la angustia se apoderaba de su pequeño cuerpo con cada segundo que pasaba y el grupo de cuervos que comenzaba a acercarse no ayudaba.
-"¡TE TENGO, MALDITA BASURA!" resonó la voz del hombre que tenía aprisionado al gatito momentos antes. El pequeño volteó hacia atrás para percatarse que solo ese cerdo estaba ahí ¿Dónde estaban los otros dos? No le dio tiempo de reaccionar a las risas cuando ya no sintió el suelo.
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El demonio cuervo
FanfictionPor alguna razón no estoy muerto. Corté mi yugular y me deje caer por un acantilado y aún así, pude sentir como se rompieron mis huesos al golpear con el suelo. Pude sentir como la sangre se escapaba de mi garganta y sobre todo, podía escuchar las v...