Una bolsa de Qiankun

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A-Die, A-Niang y.... ¿quién es él?

Lan Wangji inclinó la mirada cuando percibió el agarre férreo de Jiang Cheng en su pierna. El pequeño mantenía su cara oculta en sus túnicas prístinas con temor a ser regañado por la mujer altiva en vestiduras púrpuras. Una dulce caricia cayó sobre los cabellos azabaches para brindar calma y seguridad, Jiang Cheng asomó sus ojos amatista brillantes y redondos para admirar a su Zhan-ge, recibió una pequeña sonrisa en respuesta que alegró su pequeño corazón. Abrazó con ahínco al Segundo Jade sofocando sus risitas en la tela blanca bajo la aguda mirada de su madre. La mujer sitió una avalancha de emociones pero las enterró en lo profundo de su ser para seguir los pasos de Lan Qiren y Lan Xichen hacia la oficina del anciano y discutir el asunto relacionado con Jiang Wanyin.

El Segundo Jade guió a Jiang Cheng al Jinshi, ambos caminaron en completo silencio y en cuanto cruzaron el umbral de la habitación, el pequeño corrió hacia el rincón en busca de un objeto en particular. Lan Zhan le observó con curiosidad hasta que captó una bolsa blanca con patrones de nubes siendo arrastrada por un par de manitos con dedos rellenos. Se acercó con sigilo para no espantar a la criatura que abrió la bolsa qiankun de par en par y, como si fuese un conejo, brincó de cabeza en el interior desapareciendo por completo. Aturdido, Lan Wangji asomó su nariz al mismo tiempo en que Jiang Cheng alzó su rostro y le sonrió desde un diminuto hueco.

—¿Qué haces? —Lan Zhan preguntó.

El semblante de Jiang Cheng adoptó una mueca de tristeza. —Me escondo —susurró, como si estuviese contándole un secreto—. Así A-Niang no me encontrará y podré quedarme con Zhan-ge.

Lan Wangji parpadeó, ¿por qué sintió que su corazón se hinchaba dentro de su pecho? Sintió la urgente necesidad de estrechar a esa pequeña masita entre sus brazos y esconderlo del mundo. Pero se contuvo y en su lugar tomó la bolsa de qiankun con cuidado y se sentó frente a su guqin para tocarle una de las tantas melodías que a Jiang Cheng le gusta. De tanto en tanto, un diminuto brazo brotaba de la bolsa espiritual para tocar alguna cuerda al azar acompañado de algunas risitas. Ambos perdieron la noción del tiempo, solo un par de golpes en la puerta les hizo saber que Lan Huan estaba allí para llevarse a Jiang Cheng y entregarlo a Madame Yu. De forma inmediata, el pequeño se hizo bolita en el interior de la bolsa mientras Lan Zhan ataba el cordón para cerrarla por completo. Cuando el Primer Jade ingresó en el Jinshi, solamente halló a su hermano menor meditando en completo mutismo.

Confundido, recorrió la totalidad del cuarto buscando señales del pequeño Jiang, sin embargo, no estaba por ninguna parte. Al instante se alarmó, si Yu Ziyuan se enteraba que habían perdido a su hijo, Gusu no viviría para ver otro día. Se apresuró para interrogar al Lan más joven pero un par de risas amortiguadas atrajo su total atención. Lan Wangji hizo todo lo posible por retener su sonrisa, no obstante, las carcajadas de Jiang Cheng junto con el movimiento de la bolsa espiritual en su regazo demostraban que el niño se divertía y eso le hizo feliz.

La situación fue fácil de comprender, de modo que Lan Huan se inclinó para hundir su dedo índice en el costado de la tela. La respuesta fue inmediata, la criatura en el interior se revolvió siendo aún más ruidosa aunque intentaba silenciarse a sí misma. Enternecido, Zewu-jun desenredó el cordón permitiendo que esa cabecita con mejillas regordetas y ojos brillantes saliera a la superficie.

—¡Zhan-ge tiene muchos papeles y libros aquí adentro! —dijo. Luego extendió su mano para mostrarle a Lan Wangji un talismán en blanco—¡Huan-ge! —Exclamó al momento de notar la presencia del Primer Jade. Éste le regaló una sonrisa brillante y un pellizco suave en la mejilla.

—¡¿Dónde está mi hijo?! ¡Mas les vale que no lo hayan perdido! —Los tres se sobresaltaron al oír los gritos de Madame Yu—. ¡Silencio, Lan Qiren! 

Se venden lotos en miniaturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora