Madam Yu métame en arroz.

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Música de la Rosa de Guadalupe.

Al momento del banquete Madam Yu casi escupió su té cuando los jóvenes maestros y discípulas cruzaron las puertas con sus cabezas coronadas con flores. Incluso el estoico Hanguang-Jun, los arrogantes herederos de la secta Wen y el distante Song Lan cedieron a las peticiones del pequeño Jiang Cheng dejándolo ponerles la diadema en sus frentes. Lan Xichen le dedicó una mirada de reproche a su tío debido a que, una vez que arribaron en el Muelle de Loto, lo enredó en la reunión de líderes de secta impidiéndole ir tras el niño. Por su parte, Nie Mingjue rodó los ojos ante la imagen de su hermano menor luciendo con orgullo la guirnalda junto a Wei Wuxian y Xiao Xingchen.

—A-Niang —Madam Yu inclinó la mirada cuando oyó la voz de su pequeño—. Para ti —Añadió extendiendo una corona entretejida con flores de loto. La mujer parpadeó aturdida, ¿su hijo quería que ella...? 

Percibió la insistente mirada de los líderes y discípulos sobre ella esperando por su reacción. Le avergonzaba aceptarlo, no porque el objeto fuese de su desagrado, sino porque siempre mantuvo una imagen de señora feroz, no sabía lucir adornos que le hiciesen ver como alguien delicada a diferencia de su hija Yanli. Pensó que denegar el objeto sería una buena idea pero luego de estudiar detenidamente la expresión anhelante y aquel arco en las cejas de su niño que le hacía lucir como una criatura tan adorable, supo que no podía rechazarlo y entonces se agachó lo suficiente para que Jiang Cheng pusiera la diadema sobre sus cabellos. 

Se oyeron jadeos de sorpresa y algunas exclamaciones de asombro ya que no esperaban que la temible Araña Púrpura aceptara semejante adorno, además de lucir aún más hermosa. Jiang Fengmian carraspeó teatralmente para sacar a todos de su estupor puesto que estaban mirando demasiado a su filete, luego disimuladamente se acercó un poco más a su esposa de modo que ambos terminaron muy juntos sobre el trono de loto. Por su parte Jiang Cheng sonrió feliz de que su madre usara una de las coronas que él ayudó a construir y después regresó a sentarse junto a su jiejie para comer.

El banquete transcurrió con normalidad. . . Bueno, en la medida de lo posible. Jiang Fengmian sintió que había demasiados ojos observando a su familia. Por un lado tenía a Wen Ruohan que no apartaba sus cochinos ojos de su esposa, al joven maestro Jin Zixuan que babeaba sobre su comida mientras admiraba a su Yanli y al Segundo Jade robándose a su A-Xian con el pensamiento. ¿Y ese grupo de personas por qué le hacía ojitos a su A-Yang? Jiang Cheng tenía un océano de miradas sobre él, casi podía jurar que el honorable Zewu-jun estaba planeando en silencio como llevárselo al Receso de las Nubes y el resto de líderes tratando de crear estrategias para convertirlo en su heredero. ¡Sobre su cadáver! Tal vez era hora de sacar la espada y comenzar a cortar miembros.

Finalizado el banquete Jiang Cheng corrió hacia los lugares de la secta Jin para coger la mano de Jin Zixuan y arrastralo hacia el lugar donde Yanli descansaba. El adolescente se sonrojó furiosamente cuando se detuvieron ante la mesa de la doncella que sonreía a causa de las payasadas de sus shidis. Al momento en que ambos cruzaron miradas, la muchacha se mostró sorprendida mientras que el joven maestro comenzó a tartamudear. Fengmian paró la oreja.

—Jiejie, Zixuan-ge dijo que quería verte —Jiang Cheng dijo con entusiasmo—. Yo le dije que viniera para que probara tu sopa.

—Y-yo. . . S-señorita Jiang. . . 

—¡A Zixuan-ge le gusta jiejie! —exclamó el niño y los rostros de ambos jóvenes se volvieron un poema de tonos carmesí. 

Se venden lotos en miniaturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora