10

856 84 18
                                    


***

WS & LJ

***

SiZhui lee el calendario que cuelga de la heladera mientras su esposo, con su vientre de ocho meses, corta con cuidado unas verduras. El hecho de que reste tan sólo un mes para tener a su hijo en brazos le parece increíble. Se gira se queda mirando a JingYi que ahora luce una rojas y rellenas mejillas.

—Tu cara está más gorda —suelta de repente sin filtro alguno—. Pareces una de esas empanaditas chinas —Se ríe por su comparación hasta que siente un escalofrío recorrer su espalda y se da cuenta que es debido a como JingYi lo mira, agitando en el aire el cuchillo que sostiene en sus manos.

SiZhui aprende que esas palabras no debe repetirlas jamás, y menos en horas de comer. Como consecuencia por su atrevimiento no logra comer hasta entrada la noche algo de comida chatarra. Está engullendo una sopa instantánea con fideos cuando, para su sorpresa, le sabe horrible. Por alguna razón, mientras deja la sopa a un costado, se acuerda de Jin Ling con quien solía comer este tipo de comidas ¿Hace cuánto no sabe nada de él? Cumplió su palabra, desde aquella noche, hace ya tres meses, jamás volvió a saber de él.

Con un puchero grabado en su rostro arrastra los pies hasta la habitación donde JingYi esta recostado, todavía ofendido y enojado con él por sus palabras.

—JingYi —intenta poner ojos de venado lastimado—. Cocíname algo.

—Cocínate tú. Sabes hacerlo.

—No seas malo. Sabes que no quise decir eso, de hecho, te ves hermoso, radiante —suena tan falso, y la verdad es que SiZhui opina que JingYi está un poco gordo, en especial su rostro, pero no de manera desagradable, si no de forma tierna. Además, creía haberle dicho un cumplido, las empanadas le gustaban mucho.

—¡No! —Contesta JingYi, testarudo—. Si no tienes ganas de cocinarte vete por ahí a que te cocine otro. Alguien que no parezca una maldita empanada china. Ya sé, ve a que tío Wei te cocine. De paso, que te castigue por lo que me has dicho.

SiZhui hace otro puchero.

—Te comprare pastel de chocolate —Le promete.

JingYi, ante esa palabra, se tensa y empieza a considerarlo. El chocolate es su antojo más recurrente. Al final acepta ¿Cómo rechazar un pastel de chocolate? Pero eso sí, pone condiciones, y esas son que SiZhui vaya de inmediato al supermercado.

Mientras JingYi vuelve a la cocina y SiZhui sale por el pastel, pasa su mano por su vientre, recordando la última conversación con ZiZhen. Suspira, mirando más allá de lo que tiene delante.

—¿Sabes, bebé? Yo creo que él jamás te hubiese hecho daño —dice en voz baja, mirando su panza y acariciándola—. Pero ese es el defecto de ZiZhen, su inseguridad. Jamás fui capaz de ir contra ello —Más bien la alimenté, piensa con tristeza.

ZiZhen no volvió a aparecer. JingYi tampoco trató de buscarlo, concentrándose solamente en llevar su embarazo a término y mantener a su bebé saludable. Tampoco quiso forzar las cosas con Jin Ling, que lo único que supo de él fue por un mensaje deseándole lo mejor. Sí, se enteró que estaba fuera del país, por lo que cuando recibió ese mensaje le escribió deseándole lo mismo, lo mejor.

¿Algún día las cosas podrían volver a darse entre ellos?

Wen SiZhui

Siento que alguien me empuja varias veces y menciona mi nombre. No quiero abrir mis ojos, pero insisten tanto que lo hago. Al principio no tengo idea de dónde estoy, pero pronto reacciono y sé que estoy en casa. Miro el reloj: 03.32. ¡¿Por qué JingYi me despierta a esta hora?! Intento saber dónde está. Se encuentra a mi lado, de pie, con los ojos cerrados y una mano sobre el vientre mientras que con la otra se sujeta de la pared.

Consecuencias  [Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora