Capítulo 4

72 12 1
                                    

MI TRAIDOR

Han pasado unas semanas bastante llenas de trabajo, encuentros con Alan, conversaciónes con mis amigas y por supuesto días divertidos con Lauren, la que se ha vuelto una buena amiga. Para empezar, en cuanto al trabajo me han seguido entrenando, haciendo nuevos ejercicios que me están ayudando con mi resistencia y musculatura. Gracias a eso estoy orgullosa de mirarme al espejo y ver algo que me gusta, pero me siento todavía más feliz al saber que lo he hecho por mi dedicación.

En segundo lugar, está Alan. Hemos seguido yendo a ese pradero que hay a un lado de la valla pero gracias a los dioses ya no nos hace falta saltarla, porque está el agujero que hizo con sus tenazas. Alan y yo nos reímos mucho juntos y me sigue haciendo sentir extrañamente segura a su lado, aunque aún no he podido destapar algunas partes del pasado.

En cuanto a mis amigas todas siguen bien y hemos hecho varias videollamadas para contar como nos va, como siempre. Y por último, Lauren. Algunas noches ni siquiera hemos dormido por quedarnos hablando y como era de esperar alguna que otra compañera nos gritaba que nos callaramos y nosotras seguíamos hablando pero más bajito. No somos malas personas. Al frente la tengo mirando con asco su cuchara con salmorejo.

—Se nota que te encanta.—ironizo mirándola con diversión.

—Que asco me da esto de verdad, es simplemente horrible. Es prácticamente una sopa de tomate con aceite más sólida.—al terminar finge una arcada. Aunque para ser sincera, ya no estoy segura de si es fingida.

—Vayas a vomitarme encima, Lauren.—me alejo con mi bandeja en broma.

—Si vomito procuraré hacerlo sobre ese tío de ahí.—ayer discutió con el chico al que señala por ver quién se llevaba la última pata de pollo que quedaba. Finalmente la consiguió él y Lauren le tiró la bandeja porque según ella : "si yo no la tengo, nadie la tendrá." Recuerdo la mirada de decepción que les echó la cocinera mientras negaba con la cabeza.

Me rio por lo bajo y ella me da una patada por debajo de la mesa para que deje de hacerlo, pero de solo pensarlo me salen unas carcajadas. Me termino mi salmorejo, que francamente tampoco me gusta mucho, pero prefiero no pasar hambre. Dejo la bandeja en la parte donde se dejan todas las usadas y entro al baño queriendo acomodar la mata de pelo que tengo en la cabeza en forma de moño.

Termino saliendo del cubículo y salgo a lavarme las manos para acomodarme algunos cabellos castaños que caen hacia abajo molestando en mi campo de visión. Salgo del servicio, pero algo, o mas bien alguien, me frena. Me choco contra alguien que lleva una bandeja en mano y un líquido se derrama sobre el propietario.

—Perdón, iba despistada y...—me alejo recogiendo el envase del zumo derramado para así por lo menos ayudarlo.

—No te preocupes, despistada.—esa voz es irreconocible y antes de levantar la mirada sé que es Alan, el cual me mira con una expresión burlona, me doy cuenta de que estoy sonriendo, y me reprochó mentalmente —Me has manchado toda la camiseta, tendrás que arreglarlo.—su tono parece que son en unas intenciones distintas a las de un amigo. Me sale esa risita nerviosa aunque en realidad me esté entrando calor en partes que no sabía que existían.

—Parate.—busco en un bolsillo de mi pantalón en busca de un pañuelo, busco en todos incluidos en los de mi chaqueta pero no tengo.—Aquí no tengo pero me puedes acompañar a mi habitación para limpiartela.

—¿Me estás invitando a tu habitación, Briana?—dice provocando que el calor se agolpe en mis mejillas y le doy un golpe en uno de sus brazos.

—Malpensado. —se ríe dejando ver sus dientes alineados de forma perfecta.

Si fuéramos estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora