Capítulo 10

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GUERRA DE BOLAS

Ni siquiera me da tiempo de pensar, solo me quedé petrificada hasta estar en esta situación. Sus ojos llenos de una tormenta abrumadora me miran con una intensidad que asfixia a todo su entorno, su rostro está en total neutralidad y parece molesto.

Yo estoy como un pasmarote mirándolo sin saber que hacer, porque no se que vamos a hacer y eso me crea una emoción extraña. Me acostumbro más a la oscuridad de la habitación, logrando verlo con más claridad. Bajo la mirada viendo el relieve de sus venas en sus brazos y manos, con uno de sus brazos se apoya en el mueble de la pared y el otro lo deja caer a un lado de su cuerpo.

Él hace lo mismo conmigo hasta que sus ojos vuelven a posarse sobre los míos. La tensión entre nosotros me hace estar ansiosa.

–No vamos a follar.–no me esperaba eso de repente, eso está claro. Y no sé si estoy más calmada o si me decepciona. Eres idiota, Briana, es tu amigo, no te puede decepcionar eso.

No te puede decepcionar porque no te gusta, ¿vale? Ni que yo quisiese hacerlo con él.

—Ya.—digo aparentando indiferencia a la situación.

Alan se da la vuelta avanzando hacia la cama para sentarse y apoyar sus antebrazos en las piernas.

—¿Y para qué me has traído aquí?—pregunto mirándole, aunque él no levanta la mirada hacía mi.

—No quiero beber.—no parece sincero, pero no quiero discutir, además de que en realidad no ha tomado ni un gota de alcohol.

—Entiendo.—digo para apoyarme en la puerta.—¿Y que tienes pensado hacer en estos 30 minutos?

—Darte como cajón que no cierra, seguro que no.—usa las palabras de la chica que explicó las reglas. ¿Quién se cree?

—¿Quién cojones te crees que eres, Alan? Ya me he dado cuenta de que no quieres follar, no estoy sorda.—exaspero porque no tengo ni idea de porqué está molesto.

Oh, espera...

—Estas celoso, eso es lo que pasa.—confirmo mirándolo.

—No estoy celoso, joder.—la forma en la que me lo dice denota que lo está.

—Oh, sí, si lo estás. Pues mira Alan, me besaré con quién me salga de los ovarios y por eso no me vas a hablar así.—le dejo claro acercándome a él señalandolo con el índice.

—Me da igual con quién te beses, no te flipes.—noto su ceño fruncido aunque no me mira.

—¿Ah, si? ¿Entonces que te ocurre?—frunzo el ceño yo también.

—No me pasa nada, joder.—dice pasando sus manos por su pelo revuelto.

—Vale, yo me largo.—informo mientras me acerco a la puerta y salgo para entrar a mi habitación, que se encuentra en frente. Los demás siguen jugando en el centro con una pareja dándose el lote en el centro.

Estúpido juego.

Entro a mi habitación cerrando tras mi, me tumbo en la cama bruscamente, suspiro y miro el techo.

No entiendo porqué Alan se comporta así, y no me gusta la sensación de estar mal con él. Quiero poder ir ahora y hablar de forma normal y reírme con él. Ni siquiera tengo a Lauren o a las demás aquí para poder distraerme y pensar en algo distinto.

Me giro poniéndome de rodillas y abro la ventana dejando que entre una brisa fría que me pone todo el vello de punta. Pongo los antebrazos en la ventana y apoyo mi cabeza en estos dejando que el aire golpee sobre mi cara y mis brazos desnudos.

Si fuéramos estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora