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Jeongin se encontraba arreglandose frente al espejo como todas las mañanas, observaba que su uniforme estuviera bien acomodado para así no recibir miradas que lo juzgaran.

Todos iban bien uniformados, bien aseados, peinados, casi impecables cada día de escuela.

No hubiera tenido que preocuparse tanto de su actitud y aspecto si es que no hubiera pasado aquel examen de admisión a la mejor escuela de la ciudad. Algunas veces pensaba en como hubiera sido su vida si siguiera yendo a  su anterior escuela, la cual en comparación a esta, quedaba mal vista.

No, no era igual que los chicos de su nueva escuela. Aunque ellos pensaran que eran lo mismo e hicieran bromas de lo "rico" que debía de ser Jeongin. Él lo negaba con sinceridad, pero ellos no le creian y solo se reían.

Yang se negaba a ser como alguno de esos chicos que pensaban que el dinero lo era todo.

––¡Jeongin!––Una voz alegre lo llamaba desde el primer piso, por lo que bajó rápidamente y se encontró con su mamá y una sonrisa en su rostro.––Buenos días, ¿Como estás?

––Bien. Con sueño, pero bien.––Hizo un gesto simulando ser una sonrisa.

––Puedes llegar a dormir cuando vuelvas. No te vayas a dormir en clases, serías el único que haría eso, ¿No sería vergonzoso?––Rió bajo.

Cada estudiante de aquella escuela daba todo de sí mismo dentro de esta. No todos los días estaban en la mejor escuela de la ciudad, ¿No? La diferencia de ellos con él, era que debido a sus estudios había podido entrar, en cambio, a ellos el dinero de sus padres les dió la oportunidad de estar en donde estaban.

No era algo que criticaba, solamente que debido a eso se creían el centro del mundo y Jeongin no creía encajar ahí.

––No lo haré, mamá.––Se arregló la corbata y puso su mochila en su hombro.––T-Tengo que esforzarme, ya es el último año y no puedo tirar todo mi esfuerzo por la borda.

––Exactamente.––La mano de la mujer despeinó su negro cabello por unos segundos, para después arreglarlo de vuelta.––Tén, para que desayunes en la cafetería.––Le ofreció dinero, más de lo necesario.

La familia de Jeongin no era rica pero tampoco de bajos recursos. Se podía decir que estaban estables en temas de dinero, pero tampoco era que podían desperdiciarlo como lo hacía la mayoría de personas que iban a aquella institución.

––Gracias.––Tomó lo justo y necesario que le serviría para tomar un desayuno decente, dejando un par de billetes en la mano de su madre.––Nos vemos.

Así, salió de su casa y caminó relajado todo el camino hacía su nuevo año y último escolar en la escuela.

No podía negar que la educación era de primeras, eso le agradaba. Pero el lugar de estudio––Toda la escuela––lo encontraba un poco demasiado. ¿Para que necesitaban tener candelabros y decoración cara en una simple cafetería? Pensó al llegar a esta y observar a su alrededor.

No era la primera vez que venía aquí, pero era la primera vez que observaba todo con atención.

––¡Jeongin!––Un chico alto de cabellos rubios lo sorprendió por la espalda, y dejó ver una gran sonrisa en su rostro.––¿Te asusté? Lo siento.––Se disculpó y observó lo que el menor miraba.––¿Que es lo tan interesante que miras?

––No me había fijado en la cantidad de cosas que tiene la cafetería.––Contestó.––Venimos a estudiar, no a una mansión de los años 90, ¿No crees?––Felix rió antes de contestar.

––A mi me gusta. Es... ¿Elegante?––Se preguntó a si mismo.

Jeongin había ido solamente una o dos veces a la casa del rubio, y podía decirse que era como dos veces su propia casa. Sus padres tenían una buena fortuna debido a su exitosa empresa y popularidad, así que vivían bien. Jeongin pensaría que su amigo es un creído o poco humilde si no lo conociera, pero no iba a negarlo, se volvió su mejor amigo desde que pisó aquel lugar.

––Como sea, ¿Vas a desayunar o ya desayunaste?––Pregunta Jeongin esta vez mirando el variado menú de la cafetería.

––Ya desayuné, pero podría acompañarte con algo si es que vas a desayunar.––Sonrió amable.

Yang asintió y avanzó en la pequeña fila para así llegar y pedir lo que quería comer. Un café con leche de almendras mediano y un muffin de frutos rojos, le ayudarían a sobrevivir al primer día. Felix decidió tomarse un café cargado.

––¿Sabes qué?––Jeongin le prestó atención a su amigo al ya sentarse en una mesa de madera clara y unas sillas blancas.––Quizás rechaces la invitación que te haré, pero de verdad que sería divertido que fueras...

Jeongin hizo una mueca y asintió, haciendo que él rubio siguiera hablando.

––¿Conoces a Hwang Hyunjin?

––¿Si? Osea, lo ubico pero nunca he hablado con él ni he hecho contacto.––En verdad, ¿Quien no lo conocía? Al ser una escuela tan exclusiva no habían muchos estudiantes por cursos, y obviamente conocía a las personas que iban en su misma clase. Uno de ellos era Hyunjin, aquel chico sonriente y relajado por tener dinero de sobra y varias personas detrás de él. Jeongin aparte de eso no sabía mucho, no le interesaba la gente de acá.––¿Que pasa con él?––Añadió.

––Hará una fiesta por el inicio de año en su casa.––Observó como Jeongin abría la boca para decir algo, por lo que Felix lo conocía tan bien como para ya saber que se iba a negar.––Y... Sé que no quisiste ir el año pasado porque no te gusta pasar tiempo con este tipo de personas y bla bla, PERO.––Lo apuntó con su dedo.––Si no le das una oportunidad, no sabrás si te gusta o no.

––No me gustará.––Dijo sin más, bebiendo un sorbo de su café.

––Una oportunidad.––Volvió a decir Felix.––La casa de Hyunjin es bonita y no hace fiestas desagradables. Creo que puede gustarte, Jeongin.

Suspiró. Juntar su no fanatismo a las fiestas y su desagrado de pasar tiempo con estas personas que hablaban hasta por los codos sobre su dinero, era como si tuviera que pasar por un infierno.

––¿Estoy invitado?––Preguntó. Quizás solamente haya invitado a Felix y estaba intentando meter a Jeongin con él, sería incómodo.

––Están invitados todos los que quieran ir, dijo él.––La campana para entrar a clases sonó, haciendo que todos los estudiantes de la cafetería se levantaran de sus mesas y caminaran tranquilos hacia sus respectivos salones.––Tienes tiempo para pensarlo.––Se levantó esta vez él, acompañado de Jeongin.

Dejaron el plato en una máquina que los limpiaba al instante y tiraron el vaso reutilizable a la basura para asi salir del lugar.

¿Ir o no ir? Pensaba Jeongin mientras su mirada se paseaba por los rostros de adolescentes llenos de riquezas.

money ain't it funny ; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora