Anima.

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Mil perdones por la enorme ausencia, se que no sirve de mucho, pero estaba intentando pasar el séptimo semestre de mi carrera, y sinceramente nunca creí llegar tan lejos.

Espero que les guste este triste intento de historia.

Capitulo XIII. Anima.

El sonido del papel quemándose en la chimenea hizo que Albus Dumbledore cerrara los ojos con pesar. 

Lo que en ese momento eran solamente cenizas, le habían hablado de un evento que cambiaría el destino de la guerra, para bien o mal aún no lo podía comprender. Agentes del ministerio de diversos niveles, aurores condecorados y bastante respetados, personas que habían jurado respetar y proteger la ley en todo momento y lugar. Para una gran mayoría de personas que hubieran leído las mismas páginas que el, pensarían que fueron unas pocas más víctimas de la guerra, y sin embargo, el sabía la verdad, sospechas que apenas y tenían fundamentos, de situaciones que se habían estado viviendo, que no podrían haberse probado de otra manera.

- Podría ser que la edad me ha hecho mas cínico hacia lo que veo. - Le dijo a su familiar que tristemente lo veía desde su percha, apenas tratando de hacerle ver qué lamentablemente no se equivocaba.

Los nombres de la familia Lestrange impresos como parte de los desaparecidos, le dijo que no era una casualidad qué todos ellos hubieran pagado con sangre sus acciones.

Los ojos le ardían, mientras que un dolor punzante de cabeza le hizo sostenerse contra su escritorio, muchos de ellos habían sido sus alumnos, habían corrido por los pasillos de la escuela, con una infinidad de posibilidades frente a ellos, y sin embargo, ahora estaban presumiblemente muertos.

No había tenido una sola llamada de emergencia por parte de la orden, los pocos alumnos que quedaban en la escuela se encontraban seguros, y según el informe, no se reportaban ataques a pequeños poblados o algún enclave desafortunado. Y aún así sentía la pena de haberles fallado a todos aquellos pequeños niños que habían llegado al gran comedor con los ojos llenos de ilusión.

Un escalofrío recorrió su columna, mientras que un instinto primordial le dijo que el peligro se acercaba, se rehuso a tomar su varita, mientras que la sentía vibrar de anticipación reconociendo a un igual. A alguien que podría liberar el infierno en la tierra si quisiera, que podría empujarla y mostrarle a su maestra una vez más.

- Hola Harry. - dijo mientras que una espesa bruma que parecía tragarse la luz de la habitación, se asentaba en la silla frente a el. - Espero que tú descanso este siendo agradable.

- Lo estaba, sorpresivamente. - el rostro del joven, lo veían con cierta indiferencia, pero en sus ojos color carmín, podía observar la irá apenas velada. - La familia de mi madre, había dejado de tratarme como a un niño, y fue un cambio bienvenido.

Albus se peino la barba, su consejo al parecer había sido escuchado, por mucho que quisiera creer lo contrario, Harry Potter, no podía ser considerado un niño, no por la magia, no por su educación, y ciertamente no por el mismo, siendo que siempre prefería permanecer como aquel hombre joven de rasgos delicados pero prominentes, un joven verdaderamente hermoso.

- Lamento suponer que algo arruinó la convivencia. - dijo observando como las sombras parecían querer cobrar vida, y en un solo pestañeo, una figura apareció a un lado del joven. - Bellatrix, no esperaba verte, ciertamente no esté día.

La sonrisa hermosa pero letal de la bruja, no era demasiado diferente a alguna que se hubiera enfrentado en el pasado, y sin embargo, podía comprender que ella no era la misma bruja que había jurado lealtad ciega a Lord Voldemort.

- Un grupo de magos, lo suficientemente cobardes como para esconder sus rostros, atacó el hogar de Lord y Lady Potter. - le dijo, aclarando sus sospechas. - Por lo poco que he logrado diluir una rata les dio información sobre los planes de la familia.

Harry Potter. El señor de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora