Cap.4 -Candidatos

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A la mañana siguiente, los sirvientes en velo de madrugada, ya opinaban con discreción y luego de 3 días, aquella petición era la única preocupación de toda la corte, un cotilleo controversial en otros reinados cercanos. Sorpresivamente luego de una semana, máximo 2, cartas de las ciudades, llegaron a palacio, hasta algunos extranjeros de las fronteras expresaron su interés y luego bastaron horas, para que los nobles de la capital enviaran los suyos propios, una competencia hilarante, deleitando al emperador que reía junto a su más allegado

Horrorizada era poco para describir su rostro, el recipiente cae brutalmente, las frutas que con esmero fueron lavadas y bien organizadas, ruedan de un extremo a otro con diminutos pedazos incrustados, brillando ante la cegadora luz del candelabro

—¿¡¡Como has podido!!?— vocifera cruelmente, sus violetas están moribundas y algunos mechones de cabello desaliñado por el tocado, caen a los lados— ¡Hasta de la boca de esclavos saldrán burlas!

—Madre, cálmate porfavor

—¡Silencio, Nezuko!— ordena, alejando a su menor hija— ¡No pasaré por alto este error, Tanjiro!

—Tu histeria es absurda, madre— responde tajante, no le brinda su risueña voz, dejando la taza de té sin probar, nuevamente en la mesa— ¿Que importa ser el hazmerreír? Si al momento, nadie sería tan estúpido para tomar mi corona

—La opinión es importante, insolente— temblando su labio inferior, casi como una hoja débil— ¿Has sabido que dirán de Kanao? ¿Su familia? Unos arrastrados que tendrán casi su mismo estatus, siendo su única función estar en sus habitaciones, esperando que le brindes tu atención, oh, la iglesia... la iglesia... tengan piedad los dioses... Pues yo creí firmemente en que te había enseñado mejor— solloza frustrada, dejándose caer en el asiento, sin fuerzas, las damas temen acercarse, castigadas en una esquina—

—Los dioses han defendido mi supremacía, sino hubiera muerto al pisar el templo sagrado, tus miedos son injustificables— las palabras se dicen como una marea dudosa, tormentosas que amenazan ahogar al desdichado, pero luego se calman por momentos para mecer el cuerpo frágil, un consuelo— madre, ve a descansar— ofrece, levantándose para retirarse con su hermana, quien fue nuevamente rechazada de estar al lado de la mujer mayor—

—Mamá puede enfermar si sigue así— no deja de mirar cada 3 pasos hacia atrás, esa puerta que ya poco a poco, termina por combinarse con el resto—

—No lo hará

—¿Desde cuándo te volviste tan frío? Antes estarías tomándola de la mano, anhelando que volviera a sonreír con ternura— ya no le estaba agradando estar en palacio, quería volver a esa pobre cabaña, junto a la familia amorosa que eran, ahora ni sus hermanos parecen preocuparse de Tanjiro o su propia madre, tan absortos en la nueva riqueza y diversión que hay por probar— vas a caer en la misma corrupción

—Tienes permiso de matarme— interrumpe, frunciendo el ceño, pues no iba a permitir que de los labios de su hermana, saliera ese maldito nombre, una regla establecida a voces— si ves algún día— ella se aferra a sus brazos— el reflejo de él en mí— murmura, acariciando sus largas hebras oscuras, tratando de tranquilizar los sollozos de su pequeña hermana—

—Tienes permiso de matarme— interrumpe, frunciendo el ceño, pues no iba a permitir que de los labios de su hermana, saliera ese maldito nombre, una regla establecida a voces— si ves algún día— ella se aferra a sus brazos— el reflejo de él en mí— m...

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𝐀𝐑𝐑𝐎𝐃𝐈𝐋𝐋𝐀𝐃𝐎𝐒 𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐌Í Donde viven las historias. Descúbrelo ahora