Infancia Feliz

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Las Palmas se mantenían en silencio, nadie quería hacer un movimiento en falso, era como si sus vidas estuvieran detenidas. Tres meses atrás de este momento todo se volvió turbio, pero de un momento a otro la calma reino.

A pesar de eso no se sentía real, era como si los ojos de todos no fueran suficientes para ver todo lo que en realidad pasaba cerca de ellos. Genaro y Alana seguían en Las Cumbres, junto con sus padres, Adán y sus padres por otra parte continuaban con ellos, mientras que todos los demás regresaron a La ilusión.

Santiago hablo con Pedro, rogando detuviera toda la locura que estaba pasando, Pedro hizo oídos sordos, no entendía como era posible que se lo pidieran a él, mientras que ellos se encontraban en el único lugar donde podría ser libre y ahora, ya no era así.

Pronto iniciaría la nueva ronda del PBR, y aunque Alana se moría de ganas por entrar, no se veía capaz de ir dejando todo este desastre tras ella. Hasta que no viera a Pamela tras las rejas, aún seguían investigándola por el asesinato de María, Vicente no paraba, no pararía, no sin justicia para el amor de su vida. Por otra parte Pablo termino siendo llevado al lado de su padre. No podía dejarlo en el pueblo, esta vez pudo pagar su fianza, pero no podría hacerlo nuevamente.

La casona de los Cuervo quedo en manos de las hijas de Fausto, quienes preferían trabajar en las tierras con un perfil bajo. No importo cuantas veces Pamela intentara socializar con ellas, simplemente se negaron a recibirla una y otra vez.

Ahora estaba sola y la policía le seguía la pista. Si bien libro unas cuantas cosas gracias a los tratos que su padre logro, no seria por mucho tiempo. asesino a alguien y todos sabían la verdad. Pedro medito todo durante mucho tiempo. El ver a Alba abofeteándolo le dolía en el alma, era un tonto quizá, pero a pesar de los años y todo el daño en algún lugar de su alma aun la guardaba como lo mas amado.

-Papá...- la voz de su hija mayor lo saco de sus pensamientos sorprendido

-Victoria, ¿Qué haces aquí?- se levanto sorprendido del suelo para alcanzarla

-Estoy bien papá tranquilo- dijo sonriendo amable mientras ese gran bulto en su vientre le estorbaba para caminar- Me ha traído Sam, esta en la casa- y tomándola de la mano la sentó en la banquita mas cercana-Estoy enorme- sonrió acalorada-

-¿Qué haces aquí querida?, tu marido me dijo que no podías viajar- y dando un largo suspiro lo miro con los ojos enrojecidos

-Se que María murió...- y la garganta se le hizo un nudo- Me lo ha dicho el tío Tomas, no puedo creer que tuvieran tan mala sangre- dijo acusándolo- se que no somos la familia perfecta, pero eso va mas lejos de lo que puedo tolerar papá-

-Victoria yo...-

-No papá no te excuses, yo te amo, eres mi padre y se que mi madre nos hizo daño a todos, y se que amas a la tía Alba, lo se, pero eso no justifica nada. la venganza no nos llevara a ningún lado y que no detengas el veneno de Pamela me hace pensar que los tíos tenían razón- Pedro no podía levantar la cara, su hija lo acusaba directamente y quizá esa era la única voz que lo traía a tierra.

-No quise que crecieran así- dijo avergonzado jugando con la orilla de su sombrero

-Lo se, fuiste un gran padre, para ella y para mi. Estuviste orgulloso de nuestros logros, tomaste nuestras manos cuando enfermamos. Fuiste a cada festival y nos diste una gran vida. Incluso los tíos, nos trataron bien, quizá los murmullos nos pudieron hacer daño. Pero incluso...- y dudando un poco suspiro dejando salir todo- Incluso la tía Alba fue buena conmigo. Cuando nació Paquito, ella fue a verme al hospital, con la tía Magdalena, ambas me ayudaron mucho. Yo no tengo madre y Sam tampoco, la maternidad fue terriblemente difícil para ambos, pero ellas estuvieron cerca-

Pedro la miro sorprendido, si existían palabras que lo podrían herir, esas eran las que su hija mencionaba en este momento.

-Todo lo que paso fue malo, y lo que acaba de suceder es peor. No permitas que nos acabemos entre nosotros, no la dejes seguir-

-No puedo entregarla así como así, yo se lo que es una cárcel, ella no lo soportara-

-Tuvo la sangre fría para levantar la mano contra un ser humano, estoy segura que podrá- y sorbiendo sus lagrimas continuo- es mi hermana, la amo, y me duele decir esto, pero no quiero que mis hijos crezcan seguidos de este odio, no quiero que los hijos de Alana y los míos se miren como extraños llevando la misma sangre-

Pedro guardo silencio durante mucho tiempo, miro a su hija estirando sus piernas cansadas en ese vestido amplio. La imagino sola y asustada con un bebé en brazos y por un momento imagino lo simple que pudo haber sido seguir con Alba a pesar de todo.

Regresaron despacio a la casa, la culpa taladraba su corazón. Nadie mas que el era el culpable de todo el desastre de Pamela, al ver a su hija mayor tan realizada y llena de perdón, se dio cuenta que el rencor no les definía. Eran tan diferentes, que sentía que tendría que elegir entre ellas.

Antes de que regresara a casa con su marido, Pedro y Victoria fueron a la ciudad a complacer los antojos de la joven. Mientras se sentaban en el pequeño parque recordó su niñez, que simples fueron esos tiempos. A lo lejos Victoria vio una silueta familiar, era Alana de la mano de un pequeño niño que corría por el parque con un globo. El corazón se le apretó. Y fingiendo cansancio le pidió a su padre regresar.

Mientras esperaba de pie que su padre trajera el auto sintió un tirón en el brazo.

-¿Qué mierda le estas metiendo a papá en la cabeza?- grito Pamela jaloneando a su hermana sorprendida- ¡Vamos dímelo!- Victoria intento zafarse, pero su hermana estaba fuera de si.

La gente de alrededor las miro sorprendidos. Pamela volvió a sacudir a su hermana al borde del alto escalón del parque.

-¡Suéltame!- grito empujándola, pero esta retomo la carga para devolverle el empujón

Cuando creyó que caería sintió un para de brazos sosteniéndola hasta caer con ella, giro la cabeza para toparse con un largo cabello negro y unas manos callosas.

-¿Estas bien?- le pregunto sintiendo como aplastaba su cuerpo

-VICTORIA- Grito Pedro bajando de la camioneta mientras su hija menor regresaba sobre sus pasos asustada- hija...- y la imagen de Alana sosteniéndola le corto las palabras

-Estoy bien, solo me asuste- dijo intentando moverse- lo siento mucho, caí sobre ti, ¿Estas bien?- preguntaba mientras su padre la levantaba lentamente- sentí que no me detendría, gracias por sostenerme- y antes de que pedro extendiera la mano a Alana Genaro llego corriendo

-¿Qué sucedió?- les interrogo al verla en el suelo- Any- la tomo por ambos brazos para ponerla en pie-¿Qué le hicieron?-

-Tranquilo...- lo tomo por los brazos- he sido yo quien se metió, lo siento, pero en cuanto la vi gritándole el miedo me invadió, pensé que... ustedes saben solo me acerque sin pensar-

-Gracias- dijo Pedro interrumpiéndolos

-Soy Victoria Villegas- dijo la joven embarazada con un nudo en la garganta- siento mucho todo lo que han pasado- se inclino avergonzada

-Soy Alana Villegas...- respondió la joven abrazándola instintivamente- Todo va a estar bien- le susurro mientras los hombres miraban confundidos

En ese momento Pedro lo entendió, no valía la pena seguir aferrándose a ese viejo pecado. Inmerso en su propia mala suerte trajo la soledad a la vida de sus hijas. Victoria anhelaba una familia, mientras que Pamela algo que creía le pertenecía.

Genaro tomo a su mujer de la mano sin decir nada, creyó que no le correspondía. Se alejaron lentamente ante la mirada de todo el pueblo. Sara esperaba junto con Rubén cerca del auto, no podía entender que sucedía, pero el ambiente era tan tenso que hacia que todos estuvieran nerviosos.

Al llegar a casa, le pidieron a Sara no decir nada, lo ultimo que querían eran malos entendidos. Victoria entendió que no podía seguir en ese pueblo que de niña la hacia feliz, se despidió de su padre rogándole terminara con todo y el se disculpo mas de una vez por Pamela.

Mientras miraba al auto alejarse tomo la decisión mas difícil de su vida. 

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