Verdades Inesperadas

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Magdalena no podía procesar todo lo que sucedió ese día. Algunas veces deseo ver en pedazos ese rancho que tanta discordia dio, y al fin, frente a sus ojos, toda esa casa de ventanales color marrón y maderas viejas estaba en el suelo. Por un momento pensó que estaba pagando algún tipo de karma por no ser una buena hija y escapar del lado de sus padres.

Apenas podía soportar la perdida de María, de no ser por su marido que pasaba noche y día cuidando de ella para no perderla en la agonía de ver a su hija perder la vida, seguramente habría perdido la cordura. Pero ahora, su hijo estaba inconsciente, luchando por poder despertar.

Jamás odio a nadie de verdad, incluso su padre y su madre, aprendió a entenderlos con los años, pero ahora odiaba a Pedro, odiaba a Pamela, y se odiaba a sí misma.

En ese mismo piso Genaro golpeaba su cabeza contra la puerta donde su esposa descansaba, no estaba listo para esto, tenia tanto miedo de entrar y verla destruida, sabia que perdería la razón, que no tendría la fuerza suficiente para contenerse.

-Debes ser valiente- la voz de Abel le trajo a la tierra- vamos, estoy seguro que ella te espera-

Genaro suspiro acomodándose la camisa, se dio unos pequeños golpes en el rostro y entro, Alana estaba tan pálida que podía ver sus venas marcadas, el corazón se le deshizo en el pecho. camino donde ella sentándose al pie de su cama.

-¿Estas bien?- la voz de la madre de su hijo lo hizo saltar mientras el cerraba los ojos sintiéndose el más incompetente del planeta, solo asintió- Perdimos al bebé- y su voz le perforo las entrañas

-Lo siento...- susurro inclinando su cabeza sobre la palma de Alana- De nuevo no pude defenderte, soy un inútil- Alana acaricio su cabeza, intentando animarlo, pero la verdad era que estaba tan rota como él.

-Todo estará bien ahora- dijo Alana después de un rato en el que ambos lloraron su perdida- nos iremos de aquí en cuanto pueda salir, nos iremos con Rubén, todo será mejor-

-Jamás volveré a fallarte, te lo juro...- y besando sus labios porosos por la pérdida de sangre ambos se juraron continuar.

-¿Cómo están todos?- pregunto después de un rato de promesas y llanto.

Genaro dudo un poco, pero parte de esas promesas era jamás volver a mentirse, aun así, no estaba listo para poder decirle todo el caos que existía afuera.

-Bien, esto es algo largo de contar, pero antes que nada, quiero que sepas que todo esta mejor de lo que podría- e intentando no ser fatalista comenzó la historia- Pamela ha sido arrestada, así que todos estamos más tranquilos, también Pablo ha sido llamado por los mismos crímenes de Pamela. Pedro ha estado con ella, pero no esta dispuesto a apoyar su maldad. Vicente también ha pasado mucho tiempo en la policía, los mandaran a la ciudad, como en su momento lo hicieron con Pedro. Rubén esta con mi padre y mis hermanas en Houston por eso no tengas pendientes-

-¿Adán?- pregunto- ¿Qué hizo? Él fue quien me encontró, de no ser por el seguramente...-

-Adán, él, él Estará bien- y su mirada confundida le exigía detalles- Adán quemo El Paraíso... estaba furioso, no puedo imaginar su dolor, después de todo le arrebataron a su hermana. Intento quemar a pamela con todo y todo; pero Pedro llego para sacarla-

-¿El se lastimo? ¿Se quemo? ¡habla!- apretó su mano al ver como daba rodeos

-Pamela le disparo a tu padre... pero Adán lo empujo, ahora esta bien, lo operaron en cuanto llego, solo estamos esperando que despierte- Alana intento levantarse desesperada, pero Genaro la detuvo

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