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Un día después de la inesperada visita de Sunghoon a la casa Shim, el menor ya tenía entendido que haberse acercado al mayor había sido, en su defecto, la peor decisión que hubiera podido tomar. Porque era una persona realmente odiosa, y a Jake no le agradaba su presencia.

¡Le había tocado su peluchito! Eso era imperdonable, por más que sus padres le dijeran que ya estaba grande como para jugar con peluches. Heeseung era el único que lo dejaba ser como era realmente sin presiones o sin que lo juzgue.

¡Ojalá todos fueran como Heeseung hyung!

─Jake, baja a desayunar.─ Llamaron desde abajo. Jake se observó en el espejo de su cuarto y peinó su cabello como le gustaba, quizás estaba un poco largo pero no quería ir a la peluquería y tampoco le gustaba como le cortaba el cabello su madre. Las manos de las peluqueras estaban llenas de bacterias y siempre querían sacarle algún tema para conversar. Los sonidos repetitivos se le hacían molestos; Como el que producía la tijera, el spray o el chicle que masticaban, ¡Era tan molesto!

Pero, era irónico que los sonidos repetitivos le parecieran insoportables cuando él mismo se quedaba con una misma palabra por largo tiempo repitiéndosela en su cabeza. Algunas veces era incómodo, pues cuando ya no aguantaba, en su mayoría de los casos, gritaba la palabra y quedaba en vergüenza. Que horrible era ser él en esos momentos.

─Ayer vino Sunghoon, ¿Por qué lo echaste?indagó su madre, sirviendo el desayuno.

─Tocaba mis cosas, le dije que parará pero no me escuchó. Por eso lo eché.─ respondió mientras tomaba asiento en su silla de siempre. Los cubiertos no estaban alineados, así que él, como de costumbre, los acomodó. Al igual que su taza de té que no estaba centrada en el mantel individual. Cuando la mesa estuvó en su correcto lugar, pudo desayunar en paz. Respetando la cantidad de azúcar y tostadas que comía, sin contar las proporciones de mermelada que eran correctas.

─Debes ser más comprensivo, ¡Él quiere conocerte a fondo!

Quizás en otras circunstancias hubiera dicho algo como: «No puede ver dentro de mi cuerpo porque no es un doctor» mas ahora comprendía algunas expresiones que las personas utilizaban, pero él no sabía porqué era que hablaban así. Todo sería más fácil si no se inventaran frases, refranes o poesías, porque ¡¿Cómo es que aquel escritor iba a comparar el amor con el movimiento del mar?! Jake no entendía.

¿Amar era como nadar? La última vez que Jake se había sumergido en el agua no salió del todo bien. Nadar era difícil. Nadar y respirar. Mover los brazos era cansado y ni hablar de sus tantos intentos por flotar sin tener que hacer la plancha. Cuando en la piscina de su instituto se había bañado por primera vez, acabó tragando agua. Y si amar era como nadar, Jake suponía que terminaría ahogándose en amor.

─Sunghoon hyung ya me conoce. Sabe mi nombre y no parecer tener interés por mi rutina... A todo esto, la señora Park dijo que no iba a poder pasar tiempo conmigo, así que tomé un libro de la biblioteca y lo leeré por mi cuenta.

Su madre asintió y su padre lo ignoró. Tampoco se había dirigido a él, pues no acostumbraba a darle la palabra al hombre de la casa. Estaba bien así, el sujeto lo apoyaba en todo lo que necesitara y podía sacar provecho muchas veces de eso. Jake recuerda mucho, y entre esas memorias siempre estaba la figura paterna alentándolo en sus tareas mientras su madre lo miraba con diferentes caras. Tal vez si supiera diferenciarlas podría haber sabido que significaba que ella lo mirase así.

Siempre fue así en su niñez. Él ayudándolo y ella observándolo.

─Papá, ¿Puedes llevarme al instituto?

El sujeto asintió leyendo el artículo del diario, tomó una tostada y sus dientes perforaron el pan con dulce. Jake ignoró el crocante ruido y se dispuso a ir en busca de sus cosas a su habitación. Sin embargo, ahora era ella quién lo ayudaba y él quien observaba, tal vez así era el trabajo de los padres; Turnarse para estar con él. Aunque si no querían estarlo, ¿Por qué simplemente no lo ignoraban los dos? Era un niño grande y sabía cuidarse solo, era demasiado independiente, incluso creía que su rutina se cumpliría mejor si estuviera solo.

Porque habían veces en las que su madre se atrasaba para llevarlo a sus citas con el psicólogo, y otras en las que se levantaban tarde y su padre no salía a horario para llevarlo al instituto. Lo ponía nervioso que sucediera aquello, ¿A las personas normales no les ponía nervioso llegar tarde? ¡Estaban quitándole tiempo a los demás! Y sus vidas no dependían de los otros, Jake tenía eso más que claro.

Ya dentro del auto de su padre, en un semáforo en rojo, se dispuso a observar la mañana desde la ventana; El día era nublado y las gotas de rocío empañaban el vidrio. Jake llevó su índice a la superficie húmeda, dibujó un arco mirando hacia arriba y dentro suyo dos puntitos.

─Feliz...─ susurró. Entre tantas cosas que Jake se preguntaba se encontraban los sentimientos. Podía distinguirlos en dibujos y en imágenes de personas, pero por alguna razón cuando se presentaban en su vida era imposible para él reconocerlos. ¿Por qué? Si se suponía que las terapias debían arreglarlo ¿Por qué era difícil?

─¿Dijiste algo, Jake?─ preguntó su padre, poniendo en marcha el vehículo. La espalda de Jake chocó contra el asiento por inercia y frunció el ceño ante la incomodidad. Los asientos del auto de su papá eran incómodos, seguía sin comprender porqué era que aún no los cambiaba, despegó su espalda de la superficie molestó.

─Dije, feliz... ¿Crees que deba contarle a Namjoon hyung sobre Sunghoon hyung?

─Él es tu doctor, Jake. Debes hablarlo todo con él.

El auto frenó frente a su instituto, él se despidió del hombre con un beso en la mejilla. Cuando el chico bajó del vehículo el sujeto llevó su mano derecha al lugar donde los fríos labios de su hijo se habían posado. Cuando era pequeño, él fue quien le enseñó a besar a la gente por su propia voluntad, porque Jake siempre parecía distante con la humanidad. Sin embargo sus besos nunca tuvieron aquel calor que se debía sentir, eran fríos, helados y secos; Como si fuera algo implementado en su inconsciente que debía de hacer sí o sí. Los besos de Jake se sentían como una obligación y no como un acto de cariño.

─Sí sienten, ellos sí pueden sentir...─ Quizás repetirse esas mismas palabras cada día de su vida era una soga que le presionaba el cuello y le cortaba la respiración. Namjoon le había dicho que las personas como Jake no estaban privadas de cualquier sentimiento, y él quería creer eso pero habían días en los que ni siquiera sabía dónde estaba parado.

SILENT BURST [JAKEHOON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora