La inmensa casa frente mío me espera, con la música a mil y gente bailando sin control. Pero en cuanto entro ajo todas las miradas están en mi.
Entró en ella con gran sonrisa orgullosa de que todo el mundo me tema, dejo que la música me invada mi cuerpo dejando atrás las preocupaciones y de paso al malumurado alado mío.
—Pará verte esa cara de culo que me llevas mejor vete —Digo fastidiada tomado de la mesa un vaso rojo.
Y como siempre lo único que me encuentro en su cara es una mirada fría y de chico malo, pongo los ojos en blanco para luego ignorarlo olímpicamente.
—¡Agustín! Mi viejo amigo —Me abro paso entre la gente para saludar al chico alto y de tes clara que me resive con los brazos abiertos.
—Darleen que gusto tenerte de vuelta —Me da un casto beso en la boca para luego tomarme de la mano y obligar a bailar —Debo decir que tu llamada es lo último que espere esta noche
—Fue improvisado —Hago una mueca dejándome llevar —Pero no preguntes, esta noche quiero divertirme.
Me da un asentamiento de cabeza bailamos dos cansiones más cuando estoy arta de el.
—Ire al baño —Le grito y el asiente, pero yo ya me fui para verlo.
Tomó un otro vaso rojo haciendo una mueca, la gente es mucha y mis tacones me matan, es casi imposible caminar por aquí pero yo solo levanto mis manos moviendo las caderas mientras camino.
Y lo veo, recostados en algún sofá viéndome intensamente, o eso creo pues demasiado alcohol no me deja pensar. Pero sonrió moviendo mis caderas la ritmo de la música sabiendo que me esta viendo, sabiendo que jamás me tandra, cuendo vuelvo la mirada a él ya no está.
Cobarde.
La poca cordura me obliga a sentarme, los pies me matan y no creo seguir más tiempo parada.
Muevo la cabeza al ritmo de la canción. Cierro los ojos disfrutando de mi poca libertad que aún me queda. Cunado los abro me duelen por las luces pero aún así trato de buscarlo con la mirada sin saber bien el porqué.
—Y ahí estas —Me descubro a mi misma viendo al Reynolds bailando muy pegados con una rubia. Con es rubia
Saludo a algunos chicos antes de levantarme a por el que debe ser mi guardaespaldas, pero a medio camino lo pienso mejor y la verdad es que me da igual.
Bailo sola, aveces acompañada entre risas de algún guapo hombre, hasta que mi sudor y mis pies piden piedad, me siento en el mismo lugar de antes solo que esta vez con un mas feliz guardaespaldas.
—¿Te follaste a la rubia? —Preguntó quitandome los tacones
—¿Perdón?
—Te follaste a la rubia —Y está vez no lo formulo como pregunta pues en su linda camisa blanca hay rastros de pinta labios, un cabello rubio y además esta arrugada— Te dejaste la brageta abierta.
Le digo al oído, el por inercia me toma de la cintura pero no dejo que me afecte, paso de él, me levanto por un vaso de agua esperando que la cocina esté con menos gente pero para mi suerte no es así.
—¿Porque la gente te llama Darleen, Katina? —La típica voz ronca detrás de mí me hace estremecer pero con una leve sonrisa le decido contestar.
—Porque si digo que aquí está Katina no pasa nada —La música sigue, el ruido también y su entrecejo cada vez más junto— Pero si digo que ha llegado la maldita Darleen —Esta vez todos guardan silencio, la mitad de la casa solo se escuchan respiraciones pues la música ha parado— Todo el mundo obedece y tiembla
Lo último lo digo en un tomo bajo y muy cerca de sus labios haciendo que estos se vean mojados y húmedos. Paso de largo mientras el bullicio poco a poco va regresando. Creo que ya no me lo quiero follar.
—¿Vas a venir? —Sigue con el entre cejo junto, se que la respuesta no es la que esperaba pero tampoco me importa, a si que como un maldito perro me sigue.
—¡Agustín! Vamos —Con una sonrisa pícara subo de su mano a un dormitorio sin importar quien está dentro — Afuera ya —demandó haciendo que se cumpla mi orden— Ahora tu esperaras aquí afuera, sin moverte hasta que salga
Le doy una sonrisa a un, otra vez, malhumorada Reynolds, dejó que mi acompañante entre, pero no doy ni dos pasos cuando me empotrar contra la pared para besarme y subir un poco el vestido metiendo por ahí sus manos.
—Esto es asqueroso.
—No te puedes ir —Me separo un poco de Agustín para ver al gruñón— Es una orden, aquí escuchando todo, o que ¿Solo tu puedes follar esta noche?
Muerdo mi labio inferior para evitar una risa cosa que no logro al ver su cara de sorpresa al entender todo.
Te comportas como una hormanal adolescente, ¡madura ya!
Pero eso no piensa mi cabeza mientras una fantástica luenga me hace un oral fabuloso.
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Imperio De Mentiras
Teen FictionEn el interminable proceso de existir puedes crear por ti misma un futuro comprometedor, o todo lo contrario como Katina. Ser la hija de unos de los mafiosos más reconocidos no es algo de que alardear o por lo menos no a todos, su vida a sido compli...