Un viejo amigo del pasado hará que las vidas de Mikey, actual líder de Bonten, la peor organización criminal de todo Tokyo, y (Nombre), una joven empresaria con un futuro prometedor, vuelvan a cruzarse, recordando su amor pasado y poniendo todo su m...
Nota: Capítulo largo. (Aproximadamente 9.000 palabras) Lo sé, se me ha ido la mano, pero ha valido la pena.
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Una semana después.
Inspiraste hondo frente al espejo y soltaste todo el aire contenido en tus pulmones, observando detenidamente tu reflejo.
Hoy era el gran día.
Si pudieras describir con palabras como te sentías al respecto, era ansiosa y nerviosa, pero con mucha euforia. No podías creer lo que estabas apunto de hacer. Tu estómago era un manojo de nervios, pero tu determinación era tan grande que solo podías mirar hacia delante.
El mismo día que visitasteis a Takemichi al hospital, fue el día que elaborasteis el plan de infiltración al casino de Bonten. Aunque Takemichi no podía ir con vosotros por que estaba en el hospital, Draken y tú tuviste en cuenta su opinión en todo momento.
Los tres os pusiste de acuerdo en que lo mejor sería que te prepararas en casa de Draken para no causar sospechas en Jack, ya que el día de la inauguración tu esposo iba a estar en casa toda la tarde, y no se podía enterar bajo ningún concepto de nada de lo que ibais hacer.
La patraña que le contaste para justificar tu ausencia todo el día fue que estabas muy liada en la oficina por culpa del trato que acababas de cerrar con una nueva sucursal, y que ibas a tener que quedarte toda la noche trabajando. Jack, que confiaba tanto en ti, se lo creyó y no dijo nada, tan solo que te cuidaras y que lo llamaras si necesitabas algo.
Todavía te sentías mal por mentirle. Siempre habías sido sincera con él, al igual que él contigo. Pero no podías hacer nada. Esta vez era diferente.
Muy diferente.
El reloj marcó las diez de la noche y tútodavía estabas en el apartamento de Draken, concluyendo los últimos detalles. Esa misma tarde habías ido al centro comercial a comprar la ropa que lucirías esta noche y estabas super feliz con todo lo que habías escogido.
Te decidiste por un vestido de raso largo de color negro con dos rajas altas a los lados que dejaban al descubierto gran parte de tus piernas y muslos. Era fino, elegante y, probablemente, uno de los vestidos más básicos que habían en la tienda que visitaste. Sin embargo, no podías evitar sentirte un poco extravagante con él. Muy pocas veces vestías de esa manera, pero hoy era una ocasión especial y decidiste no darle más vueltas al asunto.
Esta noche ibas a infiltrarte en el supuesto casino de Bonten y tenias que pasar lo más desapercibida posible ante los demás invitados para llegar hasta Mikey, si es que era que estaba allí.
Miraste por última vez tu silueta y después tu cara. Sonreíste satisfecha. El semi recogido que te hiciste con mechones sueltos a los lados quedó impecable, y las joyas y complementos que te dejó Draken (no quisiste saber como los había conseguido), te quedaban como un guante.