Capítulo 11: Consecuencias - Parte 1

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas fuertes de violencia.

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Tu mente se había quedado bloqueada, al igual que todos los músculos de tu cuerpo. 

No supiste en que momento pasó, pero tus manos fallaron y el móvil que sostenías, aún reproduciendo aquel vídeo de la noche anterior, se cayó al suelo, ocasionando un ruido sordo que rompió el espeluznante silencio que se había adueñado de toda la casa, el mismo que te hizo dar un sobresalto del susto y despertar del trance en el que te habías sumido.

Tus ojos, abiertos como platos de horror, viajaron del suelo al rostro pálido e inexpresivo de Jack. Pero todo sucedió tan rápido que no te dio tiempo a reaccionar.

El golpe que recibiste por su parte fue tan fuerte que te cruzó toda la cara.

—Desagradecida de mierda.

Tu cabeza tardó unos largos minutos en asimilar lo que acababa de suceder. Y cuando lo hizo, sentiste como todo tu mundo, aquel que habías construido con él a base de amor, cariño, paciencia y confianza, se rompía en mil pedazos y se derrumbaba sobre ti.

—Jack... —las palabras salieron entrecortadas de tu boca. Tu garganta estaba cerrada y tu corazón estaba tan apretado que tu pecho dolía.

No podías creer lo que acababa de hacer. En todos estos años de convivencia, Jack jamás te había alzado la voz en una discusión y mucho menos te había puesto una sola mano encima. 

Sin embargo, hoy acababa de cruzar todos los límites.

A pesar del dolor, la angustia y el pánico absoluto que sentías, las lágrimas no se manifestaron en ningún momento sobre tus ojos. Tu cuerpo todavía se negaba a despertarse del estado de shock en el que se encontraba.

—Todo lo que he hecho por ti a lo largo de todos estos años... —susurró tu esposo sin apartar la mirada de tu figura. La decepción y el asco absoluto que reflejaban sus ojos hacia ti te provocaron ganas de vomitar—. ¿Y me lo pagas así? 

—Jack, por favor...

—¡¿Follándote a un criminal en el ascensor de su puto casino?

—¡Puedo explicártelo!

El golpe que te pegó esta vez te calló abruptamente y te hizo caer de lleno al suelo.

—¡Cállate, cállate, cállate! —bramó como un loco estirándose de los pelos. Antes de que te diera tiempo reaccionar, Jack se acercó a ti, te agarró de la nuca para levantarte a la fuerza y empezó a sacudirte como un animal, provocando que de tu boca salieran jadeos de dolor al sentir la presión de sus uñas enterrándose en tu carne. Tu mejilla aún quemaba por el impacto y tu mandíbula palpitaba de dolor. Todo a tu alrededor te empezó a dar vueltas, y por un momento sentiste que ibas a perder la conciencia y te ibas a volver desplomar contra el suelo. Tu mecanismo de defensa actuó por sí solo; llevaste tus manos temblorosas hacia las suyas, donde te sujetaban firmemente, y empezaste a forcejear con ellas para librarte de su amarre. Pero fue en vano. No pudiste hacer nada contra su fuerza—. ¡CÁLLATE SI NO QUIERES QUE TE ROMPA LA PUTA CARA, CERDA DESAGRADECIDA!

Y antes de que pudieras decir una sola palabra más, Jack cumplió su amenaza. 

Afianzó con fuerza el agarre de tu nuca, clavando con más profundidad sus uñas en la carne de tu cuello, y te estampó la cara contra la mesa de cristal que había al lado, rompiéndola en mil pedazos y haciendo que rebotaras hacia atrás y cayeras de espaldas al suelo, ahogándote con tu propia sangre.

Por un momento, todo se volvió negro para ti. 

Tu cuerpo se retorció de puro dolor sobre el suelo; la sensación era la misma como si te estuvieran clavando mil y una agujas sobre la piel de tu rostro, una y otra vez, sin parar. No supiste cuanto tiempo pasó, pero la sensación de asfixia que se apoderó de tu pecho fue aún peor, casi insoportable; sentías que te faltaba el aire, pero por mucho que te esforzabas en respirar ni una gota de oxigeno llegaba a tus pulmones, tan solo sangre; sangre, sangre y más sangre. Tu boca sabía a hierro y eso solo te provocaba unas ganas irrefrenables de vomitar hasta tirar la bilis.

ETÉREO - Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora