Capítulo 11: Consecuencias - Parte 2

1.8K 144 121
                                    

El cielo había cambiado de tonalidad, ennegreciéndose por completo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cielo había cambiado de tonalidad, ennegreciéndose por completo.

El brillante azul cian que envolvía las nubes fue sustituido en cuestión de segundos por un gris oscuro y apagado que borró todo rastro de luz solar.

Pero tú ni siquiera no lo notaste.

Desde el momento que escuchaste el sonido ensordecedor de la sirena de policía haciéndose cada vez más grave y notorio acercándose a tu casa, y desde que una docena de hombres te retuvieron contra el suelo como si fueras la peor criminal de todo los tiempos, tu mente se había desconectado de la parte más racional de tu cabeza, haciendo que perdieras la noción del tiempo.

Ahora, tus ojos vacíos estaban fijos en tus muñecas, concretamente en las esposas de metal que las rodeaban y las inmovilizaban, impidiéndote realizar cualquier movimiento.

Era el fin, se había acabado todo para ti.

Lo supiste cuando te viste atrapada en las cuatro paredes de aquel coche patrulla, atada de manos y custodiada por dos policías armados sentados en frente de ti, que no se perdían ninguno de tus movimientos.

Hacía rato que tenías un nudo en la garganta que te impedía hablar, pensar e incluso llorar. 

Los acontecimientos que habían sucedido en las últimas horas habían sido demasiado traumáticos para ti.

La paliza que te acababa de dar tu esposo Jack junto al cúmulo de cosas que llevabas cargando sobre tus hombros desde que Draken se puso en contacto contigo y decidisteis embaucaros en la aventura de rescatar a Mikey de la profunda oscuridad en la que se encontraba, costara lo que costara, había causado fuertes estragos en ti.

La entrada en el casino de Bonten, conocer a Sanzu; uno de sus miembros, el reencuentro con Mikey, la noche que pasasteis juntos, su confesión de amor hacia ti..., ese que se había guardado durante tanto tiempo y seguía más vivo y ardiente que nunca, las mentiras de Jack, la pizca de esperanza que te había dado el que todavía considerabas amor de tu vida...

Todo te consumió, logrando que te rindieras.

El agotamiento, tanto mental como físico, que sentías en ese momento, era tan fuerte que hizo que no vieras otra solución más que aceptar aquel horrible destino que te habían impuesto a la fuerza.

Durante el viaje, tus oídos se agudizaron cuando, de un momento a otro, empezaste a escuchar pequeñas gotas de lluvia impactar contra los cristales del coche. 

Una leve sonrisa nostálgica se formó en tus labios.

Parecía irónico.

El clima se había puesto en sincronía con tu alma partida en mil pedazos.

Tu mente en estos momentos era un caos de pensamientos, remordimientos y lamentos que se entremezclaban entre sí, martirizándote una y otra vez.

Pensamientos de no saber que iba a pasar de ahora en adelante contigo. 

ETÉREO - Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora