Pese a que no podía hacer nada y que estaba parada como una estatua, contemplando el peor de los escenarios, quería ir y ayudar, pero mi subconsciente me dejaba en claro que yo no podía hacer nada al respecto y sólo podía limitarme a contemplar como poco a poco los guardianes de la infancia caían, cansados y heridos ante el enorme poder que tenía el espíritu del invierno.
Increíblemente, aquel hombre aventaba su escarcha oscura alrededor de los guardianes, rodeándolos, mas, sin embargo, no los hería. Pues ese era el trabajo del rey de las pesadillas.
Solté un gemido de dolor al ver en lo que se había transformado aquel ser que fue mi amigo, que inclusive, se miraba mayor, provocándome un escalofrío ante el horror que habían cometido sobre él.
Mi corazón estaba acelerado y Jamie parecía en shock mientras retrocedía sin creer como todo lo que él creyó en toda su vida, se estaba derrumbando. Pero yo no quería irme. Yo sabía que, si dejaba pasar esto, no habría más felicidad e inocencia, los niños estarían perdidos entre las penumbras, al igual que nosotros. Era como quitar la alegría y la emoción, el asombro y las sonrisas, era vivir en blanco y negro. Y yo no quería eso. Y si podía hacer algo para detener toda esa blasfemia, lo haría, aunque fracasara en el intento.
Tragué duro y corrí hacia el lago congelado, escuchando las plegarias de Jamie y sintiendo que venía tras de mí.
—¡Jack! —grité desesperada, corriendo hacia él, sin importarme que él con su cayado, lanzara aquel hielo de esa manera tan afilada, que encerraba a los guardianes.
—¡Violet, no!
Suplicaba Jamie, corriendo hacia mí, pero yo era más rápida y logré posicionarme casi en frente del espíritu, teniendo sus ojos —ahora oscuros— puestos en mí. Que me miraban con seriedad y tanto odio que me heló. Sentí a Jamie detrás de mí, como si me cuidara, pero lo ignoré.
—¡Jack Frost!
Lo llamé, provocando que él con su cayado lanzara un polvo negro hacia Jamie que me hizo gritar con fuerza mientras lo seguía con la mirada; aquel polvo lo había lanzado a un árbol, provocando que el joven se golpeara en la cabeza y quedara inconsciente, provocando que las lágrimas bajaran por mis mejillas. Y, antes de que pudiera hacer algo más, Jack se postró frente a mí y una enorme tristeza me invadió, pero aquella no era tan fuerte como el terror que comenzaba a sentir.
Él no era Jack Frost.
Definitivamente, él no lo era.
—Jack...
Mordí el interior de mi mejilla izquierda tratando de evitar que salgan mis sollozos mientras él acercaba su cayado hacia mi mejilla y la acariciaba con ella, provocándome un escalofrío. Pues esta escena no era normal, parecía la de una película de terror en donde el asesino te amenazaba con su afilado cuchillo antes de matarte, pero esto era peor. Porque yo a él lo conocía, yo sabía que él no era malo y su cayado era peor que un cuchillo.
Una risa escalofriante se oyó de fondo, y podía jurar que era Pitch Black. Era como si en todo este tiempo, Pitch había convencido a Jack. Él se alejó de los guardianes y los había estado atacado con frecuencia, que, por eso, los niños estaban dejando de creer, hasta que, era la gran batalla final y yo me había metido en ella. Pero, pese a que todo se miraba perdido, yo conocía a Jack., y yo no lo dejaría. Así que, como podía, saqué de abajo de todos mis abrigos, el collar que él me había dado hace años; el copo de nieve. Y se lo mostré con lágrimas en los ojos.
—Jack... —gemí con mis labios temblorosos—, soy yo... Violet... —murmuré y sentí como mi corazón se quería salir de mi pecho—, tu amiga...
El espíritu seguía con aquel rostro cruel y despiadado, con esa mirada seria por un instante, hasta que, comenzó a pestañear mucho mientras observaba el collar por un momento. Entonces, el cielo se despejó y la luna se visualizó, Jack alzó la cabeza y la observó. Y aquel viento gélido de hace unos instantes, se había detenido, y parecía que, todo se había calmado.
Había una enorme paz que me sacó un suspiro cuando Jack me dio más libertad de movimiento mientras él seguía perdido con la luna.
O eso creí.
De forma sorpresiva, algo negro me envolvió y poco a poco ese viento oscuro se convirtió en mis peores pesadillas. Y sin darme cuenta, ahora estaba en diferentes escenarios; estaba, no con frío, sino, rodeada de cucarachas.
Mi némesis.
Lloré y lloré, tratando de apartar a aquellas criaturas de mí, pero no podía. No lo lograba y ellas comenzaban a entrar en mis oídos, en mi nariz y... todo se desvaneció, caí en la fría nieve, contemplando a Jack Frost, al mismo Jack que conocí, pero ahora, contemplándose más mayor como yo, peleando con Pitch Black.
En compañía del hombre de la luna, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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🄳🄰🅁🄺 🄵🅁🄾🅂🅃 ❄️🄹🄰🄲🄺 🄵🅁🄾🅂🅃.
FanfictionCuando Jamie trata de hacer que su novia crea en los guardianes de la infancia, las relaciones entre los personajes comienzan a deteriorarse, provocando separaciones y conflictos entre ellos, que hacen que un viejo enemigo vuelva a acechar, aprovech...