La única razón por la que Kengkla frenaba el auto y estaba frente a esta casa era porque su madre ya había pedido mudar todas sus cosas el día anterior. Intentando calmar la tormenta dentro de él, abrió la puerta trasera y desprendió los cinturones de dos pequeños niños sin echarle una mirada aún a la casa. Tomó la mano de uno de ellos y le pidió esperarlo sin moverse un momento para tomar al otro y ayudarle a bajar. Entonces, tomó la mano de ambos y finalmente miró al frente. Los ojos le brillaron de repente. Iba a tener que admitir que su madre tenía razón, la casa, era perfecta para instalarse allí con sus dos mellizos, un niño llamado Kim y una niña llamada Pan.
—¡Mira el jardín, papi! —exclamó Kim, admirando el enorme espacio verde delante—. ¡Tiene flores de colores!
Kengkla apretó la mano de su hijo. Kim estaba feliz pero no podía dejar que saliera corriendo ahora. Podía caerse, salir disparado a la calle, podía pasar cualquier cosa si lo soltaba.—¡Un gatito, papi! —exclamó la hermana melliza de Kim, Pan, señalando unos arbustos.
Kengkla miró. El gato era atigrado, parecía tener el ceño fruncido y lo miraba directamente a él. La mirada estaba llena de reproche, incluso enojo. Kengkla suspiró. Estaba acostumbrado a que lo miraran así.
Pan empujó, queriendo acercarse y Kengkla dudó si soltar su mano o no ¿Y si se caía? Pero la niña, a diferencia de Kim, no se rindió. Al final, la pequeña ganó. Por un segundo Kengkla quiso salir corriendo detrás de ella. Pero entonces la vio llegar al gato sin caerse y suspiró aliviado. El gato se dejó acariciar.
—¿Es nuestro, papi? ¿Puedo ponerle Mark? —dijo la pequeña.
—Tenemos que ver si no pertenece a alguien, Pan —Sonrió Kengkla, más tranquilo y caminando hasta ella, arrastrando a Kim con él. Cuando estuvo ahí, tendió su mano a su hija.
—¿Podemos ir a preguntar ahora, papi? —preguntó Pan mientras Kim se agachaba y tocaba al felino.
—Más tarde, cariño. Vayamos a conocer la casa que la abuela nos ha regalado.
Sabía que sus pequeños deseaban una mascota. Nunca habían tenido una porque a su madre no le gustaban y él no estaba muy presente en sus vidas. Ahora que estaban solos los tres era una buena oportunidad. Antes, Kengkla había cometido el error de haber vivido en el pasado mucho tiempo alejándose de su familia, pero no se dio cuenta de ello hasta no tener a su esposa con él y que estuvo a cargo de dos niños. Miró a sus hijos.Sí, se dijo. Es tiempo de vivir el ahora y ser el padre que necesitan.
Debía olvidarse y perdonarse el haber sido tan cruel en el pasado con la única persona que ha amado. Debía olvidarse del amor que representó para él Techno.
—Kim, Pan, vamos a casa.Los niños se despidieron del gato como si los entendiera y caminaron de su mano. Estaban camino a la puerta cuando en la casa de al lado llegó un coche, se estacionó y al bajar su vecino los saludó.
—Oiie ¿Son los nuevos vecinos? Hola, yo soy...Kengkla miró. Era un hombre alto y delgado, de pelo castaño y una sonrisa brillante. Kengkla permaneció en silencio mientras la sonrisa característica de Techno desaparecía.
—Hola —saludó Pan en voz alta.
Kim siguió el ejemplo de su hermana.
—Hola.
Pero Techno no reaccionó a sus saludos, de modo que Kengkla intentó terminar la incomodidad reaccionando él. Primero se aclaró la garganta.—P'No —intentó sonreír—. Niños, creo que está un poco en shock, por eso no los saluda. Resulta que él y yo nos conocemos —se aclaró la garganta otra vez. Parecía tener arena de repente—. P'No, te presento a mis hijos.
Techno abrió la boca y miró a los niños. Tragó y sonrió.
—Perdón, hola, soy Techno. Ah, yo...Kim lo llamó para que se agachara a su altura un poco. Techno lo hizo.
—¿En serio conoces a papi? —Le preguntó Kim.
Kengkla y Techno intercambiaron miradas. Kengkla se sumergió en sus recuerdos, y en como todo había terminado entre ellos. Tal vez no debió haberle hablado con tanta familiaridad. Tal vez debió dar la vuelta y entrar con los pequeños sin decir nada.—Algo así. —Respondió finalmente Techno, muy tenso, como si estuviera deseando volver a su casa, y Kengkla se sintió incómodo con ello.
Hubo un tiempo en el que imaginó encuentros casuales, en ninguno pasaba esto.Techno suspiró y Kengkla habló.
—Yo... lo siento. Sí, seré el nuevo vecino.
Techno miró en silencio, Kengkla creyó advertir un extraño destello en sus ojos.
—¿Necesitan ayuda? —Preguntó Techno en un tono más amable.
—No, gracias. Trajeron nuestras cosas anoche.
—Señor Techno, señor Techno —Kengkla sintió a su hijo saltando, levantando su mano otra vez—. ¿El gatito es suyo? —Señaló al gato con ceño fruncido.
Techno le sonrió.
—Sí, así es. Se llama Gun. —Dijo, mirando lleno de ternura a su hijo. Kengkla sintió un fuerte tirón en su corazón.
—Papi, yo quiero un gatito —Lloró Pan.Techno se mostró asustado ante el llanto pero Kengkla sólo acarició la mano de su hija y respondió:
—Lo tendremos. Podemos adoptar uno.
Los ojos de su hija cambiaron. Habían sido lágrimas de cocodrilo ¿De quién lo habrá sacado? Cuando Kengkla miró a Techno éste tenía sus cejas elevadas. Habían estado pensando lo mismo. Sintió otro tirón en su corazón, pero esta vez uno amargo.
***
Techno entró a su casa tropezando. Subió torpemente las escaleras y se desplomó contra la puerta de su habitación. Sentía que apenas podía respirar. Había sido su decisión no perdonar a Kengkla, pero lo había echado de menos todos estos años. Había soñado mucho tiempo con sus ojos, con colmillo cuando se reía y su cuerpo en forma. Con la manera en la que lo había amado, haciéndolo sentir importante, haciéndole creer que era el hombre más hermoso a sus ojos.
Verdaderamente, Kengkla había sido su primer amor, y había ocupado siempre sus pensamientos. Si bien había prometido seguir adelante con su decisión de no perdonarlo, olvidarse de Kengkla fue algo que nunca pudo hacer. No realmente.
Cerró los ojos.¡Argh!
Kengkla estaba igual que entonces, la misma sonrisa, el mismo cabello castaño oscuro. Salvo que con una hija y un hijo. Él, en cambio, sentía como si le hubiera pasado por encima miles de años. Soltero, con pata de gallos alrededor de sus ojos y sin hijos. Ah, y ahora Kengkla iba a ser su vecino.
—Tengo que mudarme —Casi gritó a la habitación vacía.
Asintió con la cabeza a sus propias palabras.
Cerró los ojos otra vez. Kengkla seguía teniendo la mirada llena de confianza y su caminar era el mismo, cabeza en alto como si fuera el rey de la ciudad.
¡Y tiene dos hijos!
—¿Por qué me haces esto vida? ¿Por qué?
No estaba preparado para encontrarse con un fantasma del pasado. No uno tan importante. Gun entró a la habitación y lo miró lleno de reproche.
—¿Qué quieres que haga? —le preguntó—. ¿Que vaya detrás de él? Ni lo sueñes.
Dudaba que Gun mirara apropósito a la gente de esa manera. Era la "M" especial entre sus ojos lo que daba el efecto. Pero de todas formas, lo sentía personal.

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Reencuentro [Klano]
Fanfiction[Resumen] #KlaNo Kengkla había encontrado un hogar en brazos de Techno. Los momentos a su lado fueron los mejores, pero cuando Techno se enteró de todas sus mentiras y pese a las 30 cartas que Kengkla le escribió a mano contando solo la verdad Tech...