Epílogo

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I

El vestido era extremadamente precioso. Blanco como la seda, la parte superior era de encaje con cuello en V y de tirantes. En cuanto al resto, este quedaba ceñido hasta la cintura y luego caía en corte de princesa, con varias capas de telas de distintas texturas y diseños. El cinturón de pedrería plateada resaltaba la cintura de la mujer que lo lucía e iba a juego con el tocado de diamantes del cabello. Las uñas de la novia estaban bien cuidadas y pintadas de un tono nude que hacía resaltar mucho la preciada alianza que exponía en su dedo anular. Los zapatos quedaban cubiertos por la extensión del vestido, pero eran de unos 6cm de tacón y dorados. La melena azabache, peinada en un recogido sencillo, destacaba sobre la blanca piel de la novia y sus rosados labios. Estaba realmente bella.

"Regina querida, estás hermosa" suspiró un hombre detrás de ella, cuando la vio observarse algo nerviosa frente al espejo.

"Bae" exclamó ella, dando media vuelta y caminando hacia su hermano para darle un abrazo. "Muchas gracias" sonrió.

"¿Cómo estás?" preguntó el hombre cuando se separaron.

"Un poco nerviosa, no te voy a mentir" respiró profundamente y cerró los ojos para no caer desmayada.

"Todo saldrá bien, sospecho que Emma estará igual o peor que tú en cuanto a nervios se refiere" soltó una sutil risa.

"Yo también lo creo" confirmó la alcaldesa, justo antes de volver a mirarse al espejo y retocarse el cinturón. "¿Te importaría echarme una mano?" le pidió cuando se dio cuenta de que sus manos no llegaban a la parte trasera de este.

Neal se acercó a su hermana y colocó correctamente la pedrería plateada que protagonizaba ese precioso cinturón y, luego, cogió a Regina de la mano y la volvió a girar hacia él, de espaldas al espejo.

"Ya está, si sigues así verás pegas en todas partes. Estás preciosa ¿vale? La más hermosa del reino" trató de animarla.

Regina sonrió ampliamente y eso agrandó el corazón de Neal, era todavía más bonita cuando sonreía, cuando mostraba felicidad. Sus ojos brillaban y su mirada podía iluminar hasta la más oscura habitación. Cierto era que no había podido disfrutar de su hermana durante muchos años, pero ahora que la había descubierto y, más importante, la había conocido, se alegraba de poder estar ahí para presenciar ese momento de su vida. Le dio un rápido beso en la mejilla cuando escuchó una campanada proveniente del reloj de la torre de la plaza, que se encontraba a pocos metros de la azotea de la alcaldía, dónde habían decidido celebrar la ceremonia. Esa campanada indicaba que eran 18:00h y que en cuestión de minutos comenzaría a sonar la marcha nupcial. Se despidió de su hermana corriendo y fue a sentarse en la banqueta de aquellos que venían de parte de Regina, junto Katheryn y su novio Frederick, Tinkerbell, Belle que esperaba a Rumple y otras antiguas amistades de la reina.

Mientras tanto, una rubia se encontraba perdiendo los nervios por cada poro de su cuerpo. Emma se había negado a mirarse en el espejo y se conformaba con dar vueltas por la habitación hasta que la dichosa música empezara a sonar, esa era su señal para salir con su padre del brazo, pero el tiempo parecía ir más lento de lo habitual esa tarde.

"Emma, respira" le decía Ruby, que la perseguía por toda la sala para peinarle aquellos mechones rebeldes que se empeñaban en escaparse de la trenza de sirena que había escogido como recogido.

"No puedo, no me acuerdo de cómo se hace eso" dijo la drama queen de la sheriff.

"No exageres, tesoro" rio David, que esperaba junto a la loba a que comenzara a sonar la marcha nupcial para llevarse a su hija del brazo y entregarla a su Amor Verdadero.

Charming no estaba menos nervioso que Emma o que Snow, pero lo disimulaba de mejor forma. Había esperado más de 28 años para que llegara ese momento, para llevar del brazo a su hija directa a su final feliz, solo que nunca esperó que el motivo de su distanciamiento con su hija fuera también la fuente de felicidad de esta. El destino tenía una forma curiosa de mostrar el camino. En ese instante, y como si el mismísimo destino hubiera leído sus pensamientos, la marcha nupcial comenzó. La rubia paró en seco su caminata y elevó su vista del suelo hacia sus dos acompañantes.

"No puedo hacerlo" dijo sin más.

Ruby miró a David y él le hizo un gesto con la cabeza en señal de que él se encargaba. La loba abandonó la sala y se sentó junto a Killian en la banqueta de invitados que venían de parte de la rubia, justo detrás del asiento de Snow, quien se mordía las uñas y su pierna se movía instintivamente.

David y Emma hablaron unos pocos minutos, el príncipe trató de animar a su hija todo lo que pudo, pero en el fondo sabía que hasta que la rubia no viera a Regina pasear el altar no iba a relajarse. Lo sabía mejor que nadie, puesto que Emma se parecía más a él de lo que pensaba y él sufrió el mismo estrés y la misma intensidad en su boda con Snow. Hasta que no visualizó a su futura esposa con su precioso vestido de plumas y su oscura melena recogida acercarse a él no estuvo tranquilo. A Emma le sucedía lo mismo.

Charming no esperó más, agarró a la rubia del brazo, le dio un beso en la frente y comenzó a caminar hacia la azotea. Cuando llegaron y las puertas se abrieron, David y Emma pasearon todo el camino hasta el altar, bajo la atenta mirada de todos los invitados. El pálido vestido de la rubia, de un color blanco tiza, destacaba al lado del oscuro traje de su padre. Emma había optado por un escote corazón sin mangas, algo ceñido para sorprender a Regina y con corte de sirena. Nunca pensó que ese fuera a ser el estilo de vestido que llevaría a su boda, siempre pensó que se casaría en traje blanco o con un vestido más holgado, que le permitiera moverse con más facilidad. Sin embargo, en el mismo momento en el que se lo probó y vio cómo remarcaba su figura, se enamoró. Era perfecto. Cuando Emma llegó al altar, se despidió de su padre y saludó a Archie, que se había ofrecido a oficializar la ceremonia. Pocos segundos después, la puerta de la azotea se abrió de nuevo, dando paso a la otra novia y su padre. Emma quedó boquiabierta.

Regina caminó, de la mano de Rumple, el mismo pasillo que Emma. El sonido de sus tacones tintineando crearon en la rubia un enorme nudo en el estómago, puesto que cuanto más fuerte los oía más cerca estaba Regina. Cuando llegaron, la morena le dio un beso en la mejilla a Mr. Gold, quien saludó con la cabeza a Emma, en señal de aprobación, y se retiró para sentarse con Belle. Emma y Regina quedaron una en frente de la otra y la rubia, que había decidido no usar velo, echó hacia atrás el manto de la reina para verla mejor. Ambas sonrieron ampliamente cuando sus ojos conectaron y la ceremonia comenzó.

Archie Hopper oficializó el enlace, la pareja leyó sus votos, Henry lanzó las flores, las alianzas fueron puestas en las respectivas manos de las mujeres y, finalmente, tras años de obstáculos y maldiciones, Emma Swan y Regina Mills se dieron el "Sí, quiero".


FIN ;)

Aquí llega el final de la "saga" Swan-Mills, espero que lo hayáis disfrutado y que el final haya sido digno. Muchísimas gracias por leer, votar y comentar!!

Me dais vida <3 

(Nos vemos muy pronto en un nuevo fic💖)

Swan-Mills: El despertar [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora