O29;; Mucho después de medianoche

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(Recordar el capítulo anterior, esta es una continuación de lo último que ocurrió: Harry llamando por Severus a gritos en la enfermería, trauma psicológico, recordando su tortura, su magia descontrolándose... lo típico bueno.)

(Leer notita del final, por favor :3)

Capítulo 29: Mucho después de medianoche

Las ventanas del ala del hospital se rompieron en millones de pequeños fragmentos cuando las paredes de piedra se doblaron abruptamente y luego se enderezaron.

Y aun así Harry gritó, incluso cuando sintió otra enorme oleada de magia inundándolo, cubriéndolo y saliendo a través de su piel. Las paredes a su alrededor comenzaron a arder con una luz tan feroz y antinatural que Harry podía sentirla incluso si no podía verla.

El mundo comenzó a colapsar a su alrededor; solo sus gritos eran reales. Más allá de la desesperación, estaba suplicando, gritando frenéticamente, y esta vez, había más que un nombre para sus gritos. Snape. Ahora. Ahora. Ahora. Snape. ¡Ahora!

Una letanía, vertiéndose a través de su cerebro y sus dientes.

Luego, otros ruidos rompieron su frenesí, incluso mientras se agitaba, pateaba y alejaba todas las manos que iban hacia él. Escuchó el zumbido de un flú, y pasos sólidos que se acercaban a él, y una voz que reconoció gritando:—¡Harry!

Pero Harry no podía decir si Snape estaba llamando su nombre desde el interior del sueño, o justo al lado de su cama. Tampoco podía ver para averiguarlo. Se sentía como si la oscuridad lo consumiera, como si no fuera solo algo que lo rodeaba con un negro infinito; sino que estaba muy dentro de él, corriendo por sus venas, alojado dentro de su médula. El pánico se apoderó por completo de él, Harry convulsionó y gritó de nuevo, detrás de él un gemido horrorizado, podía sentir una tercera oleada de magia comenzando a acumularse en lo profundo de su ser, desde sus huesos hasta la boca...

—¡Harry, estoy aquí!—La voz volvió a sonar, más fuerte, cuando unos dedos fuertes le agarraron ambas manos y las apretó. Fuertemente. Había luchado contra las otras personas que se acercaban a él; se había agitado como un basilisco enfurecido, incapaz de soportarlo, gritando cada vez más fuerte cada vez que intentaban agarrarlo. Pero este toque era diferente. Una parte de él lo reconoció, a pesar de que el agarre era tan feroz que dolía. Eso no importaba. Todo lo que importaba era una cosa: este toque le devolvió la conciencia de sí mismo. Volvió a ser Harry, no un pozo de necesidad sin sentido que atacaba a todos con puños, voz y magia, todo a la vez.

Este toque calmaba su magia salvaje.

El agarre de Snape se niveló en el momento en que dejó de agitarse. Harry se sintió como si acabara de ser pisoteado, pero con las manos firmemente agarradas a las de su maestro, comenzó a calmarse. Al parecer, había estado respirando durante una eternidad por la boca; gritando tanto que se sentía seco por dentro. Finalmente la cerró, se pasó la lengua por los dientes, aspiró una bocanada de aire por la nariz y de inmediato olió algo tan desagradable y horrible que le hizo pensar que perdería todo lo que había comido.

No sabía si su rostro se había puesto rojo o si su gemido mareado lo dijo todo, pero Snape se dio cuenta del problema de inmediato.—¡Albus, mi túnica!—ordenó el Maestro de Pociones, con las manos aún entrelazadas a las de Harry.—¡Haz que desaparezca la poción! Y aplica un hechizo refrescante a mi ropa.

El aire cerca de él hormigueaba con magia, y cuando el horrible olor se desvaneció, Harry inhaló un aroma que había llegado a conocer en Devon. Su olor, bañado por hechizos y pociones hasta que no quedaba nada más que el olor limpio de su ropa y el del hombre dentro de ella. Para Harry, era un aroma que significaba cuidado y consuelo; avena tibia con mantequilla y agua con miel; y descanso en lugar de pánico, incluso cuando le dolían las heridas y el mundo a su alrededor estaba en una oscuridad infinita.

Un año como ningún otro [Severitus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora