Capitulo 50

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El silencio reinaba y el único sonido que se escuchaba era el de las balas volví en si, y me oculté detrás de una columna, era eso o dejar que me llenaran de plomo, y pues ni modo.

—¿Que pasa Steve, te dan miedo unas simples balas?— rio y eso me hizo enfurecer más, todo esto le
Parecía un puto chiste, tenía que salvar a Aria o saldría lastimada, Maykel se la estaba llevando por la puerta trasera y no dude en correr tras el, James venia tras de mi, al llegar a la parte de atrás vi como se subía a un auto, el no se iba a escapar.

Comencé a disparar a las llantas del auto y a penas roce, tuve que tomar un auto de la policía y ir tras de él.

James venía más atrás, acelere lo más que pude hasta poder pegarle a la cajuela del auto y lograr desestabilizarlo, el auto comenzó a dar vueltas y terminó chocando en un matorral, cuando por fin lo alcancé él ya estaba fuera del auto con Aria del cuello, su mirada de terror me mataba, ella sabía que algo pasaría.

Él o yo, aquí y ahora.

—Suelta a Aria, esto es entre tú y yo—

—Pues fíjate mi querido amigo que esto es entre los tres, maravilloso triángulo amoroso.

—Eres un puto enfermo mental.

—Puede ser, quien sabe.

Aria mordió su mano he intento adentrarse al bosque, maykel comenzó a correr detrás de ella y yo detrás de él, posiblemente la lastimaría.

Intente dispararle pero no darle, ese maldito tenia suerte.

NARRA ARIA

Comencé a correr por mi vida, cada vez se hacía más empinado el puto bosque y sentía que caería pero no podía dejar de correr, por mi, por mis hijos y por los que venían en camino.

No podía parar, corrí y corrí hasta que una raíz se puso en mi camino haciendo me caer protegí mi abdomen lo más que pude, rode y rodé hacia abajo.

No me podía mover estaba paralizada, aun seguía con las manos alrededor de mi abdomen, quería ser fuerte pero no podía, comencé a llorar del dolor. Disparos venían he iban, Maykel llegó justo a mi lado, intenté gatear lo más que pude y no llegué muy lejos porque me tomo del cabello.

Comenzó a halar y yo solo podía pensar en mis bebés, Steve llegó hasta donde estábamos un disparo sono y todo se volvió silencioso.

Maykel había caído, Steve le halo hacia él y me abrazo.

—¿Estás bien?, ¿Nuestros bebés están bien?— no me podía concentrar en sus preguntas el dolor era más fuerte de lo que creía. Sus manos estaban alrededor de mi cara, examinándome vi detrás a James y un "CUIDADO" sonó de fondo y fue entonces cuando Steve cayó, James le disparó a Maykel nueva vez asegurándose de que no volviera a moverse más.

Miraba a Steve estaba sangrando demasiado, como pude me puse de rodillas a su lado intentado parar la sangre de su pecho pero aun seguía saliendo.

—¡AYUDA!— James vino con el teléfono pegado a la oreja, yo puse mis manos presionando en la herida de su pecho, Steve no dejaba de mirarme he intentaba hablar, se lo que diría y no quería que dijera nada.

—Ne...nena, te a...amo, calma, tu... tu estarás bien, per...perdóname por haber echo... tantas cosas... tantas cosas malas— mis lágrimas no dejaban de bajar, se estaba despidiendo y no lo permitiría.

—Calla por favor, ya viene la ayuda, te necesito conmigo, no me puedes dejar sola con nuestros hijos, por favor, no me puedes dejar aquí cuando por fin estamos tratando de alcanzar la felicidad— él empezó a cerrar los ojos, en ese momento llegó la ambulancia, con cuidado lo subieron pero las sirenas empezaron a sonar cada vez más lejos, ahí fue cuando caí.

—No te mueras por favor— fue lo ultimo que recuerdo que le susurré.

La Gorda (Segunda Parte.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora